Como informó Financial Times hace unos días, Kamala Harris está tratando de tener un “reinicio” con las empresas de criptomonedas y sus discípulos, muchos de los cuales habían desertado hacia (o nunca habían abandonado) el Partido Republicano. Joe Biden, y más en particular Janet Yellen, secretaria del Tesoro, y Gary Gensler, presidente de la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos (SEC, por su sigla en inglés), han sido supercríticos con los activos digitales al describirlos como una gran estafa especulativa, mientras que Donald Trump en los últimos meses cambió de rumbo y empezó a cortejar a los tipos de las criptomonedas para obtener su apoyo.
Por supuesto, estoy de acuerdo con los demócratas en este tema, y escribí en 2022 sobre cómo el colapso de FTX expuso todos los riesgos de las criptomonedas que se escondían a simple vista.
Fuentes cercanas a la campaña me dicen que para Harris todo esto se trata de recaudación de fondos. Y eso es justo, necesita recaudar todo el dinero y el apoyo que pueda durante este periodo de luna de miel de varias semanas. Pero sigo pensando que Harris debe ser muy cuidadosa con Silicon Valley, dados sus estrechos vínculos con la tecnología (incluido un cuñado, el ex fiscal estadunidense Tony West, quien fue abogado principal de Uber y ahora es un asesor cercano de la campaña).
Me llamó la atención una publicación en X que Sara Nelson, presidenta del sindicato Association of Flight Attendants-CWA, que representa a los trabajadores de servicios de 19 aerolíneas, subió la semana pasada, en la que compartía un excelente artículo sobre criptomonedas de Hamilton Nolan. Como dice, “no hay ninguna razón para que el gobierno de EU promueva las criptomonedas y cualquier político que te diga lo contrario está tratando de engañarte o estafarte”. Nelson respondió: “¿Podemos leer esto en masa como sociedad y seguir adelante, por favor? Tenemos problemas reales que resolver. Esta basura es más que extraña”.
Estoy de acuerdo, y me gusta el uso de la palabra “raro”, que, por supuesto, se está convirtiendo en un término muy eficaz para los demócratas al referirse a Trump y J. D. Vance, su candidato a la vicepresidencia. Lo que me resulta interesante aquí es que Nelson representa a las mismas partes interesadas a las que Harris está en condiciones de servir, si gana las elecciones. Es una importante líder sindical en el sector de servicios (Harris está interesada en impulsar la parte del plan de la Bidenomía en torno a los servicios y la economía del cuidado que no se llevó a cabo en los últimos cuatro años). Por eso, su voz importa mucho aquí.
También está insinuando algo importante, que es que las criptomonedas son, en cierto modo, una respuesta extraña a la traición neoliberal de las élites de ambos partidos. Las criptomonedas privadas no tienen valor intrínseco, pero muchas de las personas que las compran las consideran como una protección contra un mundo en el que los bancos centrales acabarán devaluando la moneda fiduciaria al rescatar financieramente a los bancos o a las grandes empresas con cantidades infinitas de dinero fácil. Así es como salimos de la crisis financiera, ¿no? Siempre me ha parecido interesante que los inversionistas más jóvenes y los que tienen origen étnico de minoría estén interesados en el mundo cripto. Para mí, esto dice algo sobre su falta de fe en el sistema.
Por supuesto, las personas detrás de las criptomonedas parecen incluir una buena cantidad de estafadores y lavadores de dinero. Si yo fuera Harris, tomaría distancia de ellos y dejaría que Trump sostuviera esa bolsa explosiva de mentiras (Harris tiene suficiente dinero que la respalda en este momento que no creo que necesite esa sucursal turbia de Silicon Valley). También pensaría en cómo presentar una visión positiva para un futuro digital; hay algunas señales esperanzadoras allí, sobre los que pueden leer más en un artículo de American Banker.
Como senadora, Harris presionó para aumentar el presupuesto del naciente Servicio Digital de EU, que maneja cuestiones como la implementación de cualquier moneda digital respaldada por dólares (muy diferente de las criptomonedas privadas, y una buena idea, seamos testigos de cómo China ha utilizado el yuan digital para reducir las fricciones en el flujo de dinero). Me encantaría ver a Harris impulsar las ideas de mi buen amigo y profesor de Cornell Bob Hockett sobre el uso de dólares digitales para hacer, digamos, una expansión cuantitativa muy específica o reducir la evasión fiscal.
Escribiré más sobre este tema en el futuro en una columna. Mientras tanto, disfruten de la lista de lecturas recomendadas y estaré de regreso con Peter Spiegel la próxima semana después de sus vacaciones.
Lecturas recomendadas
-Por qué la elección está desatando una batalla de sexos. Esto refleja el punto más amplio que mi colega John Burn-Murdoch ha planteado sobre cómo las opiniones políticas se están dividiendo a escala mundial para los jóvenes en función del género.
-Un artículo muy interesante de Caixin sobre los resultados de la tercera reunión plenaria del Partido Comunista de China. Parece que el partido está tratando de hacer algunos cambios en el modelo de crecimiento y solucionar el desastre inmobiliario, pero quién sabe si será así o, francamente, si Caixin, que solía ser una gran revista, es independiente en el país de China bajo el mandato de Xi Jinping.
-The American Prospect analiza el fracaso del modelo de educación superior de Estados Unidos. Como sabrán los lectores de Swamp Notes (y como he escrito), no podría estar más de acuerdo.
-En Financial Times, no se pierdan a Martin Wolf sobre por qué las empresas no pueden confiar en Trump (¿quién puede?); el autor Chris Miller sobre cómo las guerras globales de chips pueden convertirse en guerras en la nube, y un fantástico Big Read sobre cómo México está impulsando cada vez más una negociación política más dura con EU.