Vislumbran en Barcelona fin del FC Messi

FINANCIAL TIMES

Divorcio. Desde el verano de 2014 el cuadro blaugrana gastó más de mil mde en transferencias, más que cualquier otro.

El astro argentino informó al club su deseo de salir hace un par de días. (Albert Gea/Reuters)
Simon Kuper
Londres /

El mejor futbolista probablemente de cualquier época ha vivido durante casi toda su carrera en la ordinaria localidad de Castelldefels, en las afueras de Barcelona. Estaba escribiendo un libro sobre el FC Barcelona, y una tarde, cuando un lugareño me paseó frente a la casa de Lionel Messi, me di cuenta: la base fundamental de 15 años de futbol rutinariamente brillante es una vida aburrida.

En una colina alejada de las playas locales, Messi compró la casa de un vecino y construyó un complejo con un campo de minifutbol. Palmeras, buganvilias y paredes blancas brindan privacidad. Parece una casa bastante estándar de un millonario de Orange County.

Su esposa Antonella (a quien conoce desde la infancia en Rosario, Argentina) lo ayuda a distanciarse del futbol una vez que termina su trabajo. Dice que criar a tres hijos pequeños lo deja “agotado” por la noche y se acuesta temprano.

En los días de partido, el futbolista de 33 años de edad brillará en el Camp Nou y luego viajará 25 minutos a casa por la carretera casi vacía de medianoche, generalmente compartiendo el coche con su vecino y mejor amigo Luis Suárez. Tres días después, lo vuelve a hacer.

El martes Messi escribió al Barça pidiendo que le dejaran salir gratis. Desde la paliza que les dio el Bayern Munich con un marcador de 8-2 el 14 de agosto, el club se desmoronó. Parece el final de una era en la que el FC Barcelona se transformó en el FC Messi.

La tendencia en el futbol en el último cuarto de siglo es la de los futbolistas móviles, multimillonarios y casi irremplazables acumulen poder. Ya no aceptan directivos autoritarios. Pero ningún club llevó el poder del jugador más lejos que el Barcelona. Eso debido a que durante años ningún club tuvo mejores jugadores. Messi y una excepcional generación de futbolistas españoles ganaron al menos un trofeo cada temporada desde 2009 hasta 2019.

Antes de Messi, el Barça vivía con frecuencia en un presente eterno donde el próximo partido era la siguiente crisis. El argentino se convirtió en un paraguas de la organización. Hizo que dirigir al Barça fuera relativamente fácil. La mañana después de que el primer equipo derrotaba al Real Madrid, todos los empleados del club llegaban relajados y sonrientes.

Messi vivió por la máxima de que el mejor jugador era el responsable del resultado. Cuando el Barcelona no estaba jugando bien, sentía que era él quien debía cambiar el partido. Si daba instrucciones tácticas a un compañero de equipo o se dirigía al equipo en el vestidor antes del inicio del partido, su palabra era ley incluso para el director técnico, un puesto ocupado por nombres de bajo perfil compatibles con Messi desde 2012.

Los externos a menudo lo confunden con una figura mansa y silenciosa. Dentro del Barça, mucha gente le teme. Un ex presidente del club me dijo: “No necesita hablar. Su lenguaje corporal es el más fuerte que he visto en mi vida. Lo he visto con una mirada en el vestidor que todo el mundo sabe si está de acuerdo o no con una sugerencia. Y eso es todo. Es mucho más inteligente de lo que la gente piensa, o de lo que transmite”.

“¿Qué es lo que quiere?”, pregunté. “Quiere futbol”, respondió el ex presidente, lo que significa que Messi quería que el Barça jugara exactamente de la forma como él quería.

A Messi no le gustaba mucho tener poder. Hubiera preferido que los directores y entrenadores del club se encargaran de todo, siempre y cuando hicieran lo que él quisiera. Siempre ha negado con irritación tener voz y voto sobre las transferencias y los nombramientos de los entrenadores, y es cierto que no tenía veto.

Sin embargo, el Barça tomaba en cuenta sus deseos en cada decisión importante. El verano pasado pidió que regresara el brasileño Neymar, jugador que se vendió al Paris Saint-Germain en 2017. Los directivos del Barcelona no tenían la intención de pujar 200 millones de euros por un jugador de 27 años propenso a las lesiones, pero pasaron dos meses más o menos fingiendo hacerlo, para que eventualmente pudieran decirle a Messi: “Lo sentimos, lo intentamos pero no pudimos conseguirlo”.

Eso no impresionó a Messi. Él culpa al consejo directivo por convertir la tarea de reclutamiento de talentos en una banalidad. El Barça ya gastó más de mil millones de euros en transferencias desde el verano de 2014, más que cualquier otro club, pero terminó con un equipo de jugadores maduros casi sin valor de reventa.

Eso se debe en parte a que la generación de Messi se quedó en el club por demasiado tiempo. Ganar uno de los salarios promedio más altos en todos los deportes de conjunto, estar entre compañeros brillantes, en el lugar más habitable de Europa, ¿por qué se irían? Poco a poco aligeraron su carga de entrenamiento, presionaron menos en los partidos y aún así superaron a la mayoría de los oponentes con talento y conocimientos.

Así es como el Barça se enfrentó al Bayern, alineó a seis futbolistas en el campo con 31 años o más. Messi advertía desde hace meses que el equipo no era lo suficientemente bueno para ganar trofeos.

Cuando se le preguntaba sobre su futuro decía: “Lo más importante es tener un proyecto ganador”. El Barcelona parece ahora incapaz de construir uno nuevo. Tienen la intención de deshacerse de sus jugadores más grandes —le pidieron a Suárez, también de 33 años, que se vaya— pero no pueden permitirse el lujo de comprar estrellas más jóvenes. Y su centro de formación juvenil, anteriormente considerado el mejor a nivel mundial, la Masia, solo produjo un gran jugador en una década: Thiago Alcântara, que este mes demolió al Barcelona y ganó la Champions League con el Bayern.

CLAVES

ADIÓS

El martes Messi escribió al Barça pidiendo que lo dejen salir gratis. Desde la paliza que les dio el Bayern Munich el 14 de agosto, el club se desmoronó. Al parecer terminó un matrimonio de 20 años entre jugador y club.

TENDENCIA

La tendencia en el futbol en el último cuarto de siglo es la de los futbolistas móviles, multimillonarios y casi irremplazables acumulen poder. Ya no aceptan directivos autoritarios.

EL MEJOR PAGADO

De acuerdo con lo publicado por el diario francés L’Equipe en febrero pasado, Messi era el jugador mejor pagado del mundo, con 8.3 millones de euros brutos al mes.

EQUIPOS DE ORO

Según el reporte de Forbes de los equipos de futbol más valiosos de 2019, el primer lugar lo tenía el Real Madrid, con un valor de 4 mil 240 mdd; le seguía Barcelona, con 4 mil mdd y el Manchester United, con 3 mil 800 mdd.

TOP 20

Forbes reveló que los 20 equipos de futbol más relevantes de 2019 valían  un promedio de mil 750 mdd, 3.4% más que 2018. En euros, el valor medio es de mil 560 millones, 8.8% más que 2018. 

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