Por: Roxana Rosas Fregoso
Ilustración: Patricio Betteo, cortesía de Nexos
Las niñas, niños y adolescentes migrantes irregulares no acompañados, cuentan con varios instrumentos de derechos humanos que los protegen y obligan a los países a prestar especial atención y cuidado, priorizando en todo momento el interés superior del menor. El principal instrumento es la Convención de los Derechos del Niño que obliga a los Estados parte a asegurar cada uno de los derechos contenidos en ese instrumento, sin discriminación alguna. Adicionalmente, la irregularidad o la situación jurídica indocumentada convierte a la persona migrante en “vulnerable entre los vulnerables” porque, con frecuencia, experimentan riesgos sociales como pobreza y discriminación. Particularmente los menores migrantes irregulares son considerados como uno de los grupos humanos más indefensos. Son triplemente vulnerables: como menores, como migrantes y como personas en situación irregular. Si, además, estas niñas y niños realizan el trayecto migratorio sin acompañamiento, adquieren un cuarto elemento que incide en su vulnerabilidad o desventaja: el estar no acompañados.