Cuando un estudiante le preguntó a la antropóloga Margaret Mead (1901-1978), sobre cuál descubrimiento puede ser considerado como el primer signo de civilización de la humanidad, ella respondió: un fémur fracturado y sanado, ya que esto significó que alguien cuidó a otro ser humano proporcionándole alimento, resguardo y cuidado. Por lo tanto, esta persona tuvo que ser empática, leal y responsable; conductas que hoy en día definimos como valores.
Muchas cosas han cambiado desde el descubrimiento de ese fémur fracturado, desde los avances médicos hasta la viabilidad de una prótesis, pero nada ha cambiado en términos de valores. Seguimos siendo seres vivos que nos diferenciamos a través de nuestros comportamientos.
Cuando una sociedad carece de valores nos encontramos ante la desmoralización completa del ser humano, que es capaz de convertir la empatía en desigualdad, el respeto en discriminación, la honestidad en desventaja. Hoy necesitamos replantear la formación de los valores que como sociedad abanderaremos para las siguientes generaciones y la única manera de lograrlo es a través de lo que Nelson Mandela consideró el arma más poderosa para cambiar al mundo, la educación.
La educación en valores se hace necesaria ante el escenario del deterioro en los comportamientos que hemos observado en los últimos años en nuestro país y que ubican a México en el índice de percepción de corrupción realizado por Transparencia Internacional en el lugar número 124 de 184 países evaluados. Se percibe más corrupción en México que en otros países latinoamericanos como Argentina, Brasil, Ecuador Panamá y Perú; estamos considerados como el país más corrupto de los 38 estados que forman parte de la ocde.
Ante la pregunta realizada por un periodista a la presidenta de Transparencia Internacional, Delia Ferreira Rubio, ¿Qué habría que hacer para combatir eficientemente la corrupción? Respondió como primera prioridad, la educación.
Pero, ¿estamos realmente formando a nuestros niños y adolescentes en valores?
Los planes y programas de estudio de la sep centran el trabajo en valores a partir del 4º año de primaria a través de la asignatura Formación Cívica y Ética otorgándole el 5% del total de horas semanales, mientras que en secundaria dicha asignatura tiene solamente el 6.45%.
En términos de formación docente, la licenciatura en Educación Primaria de conformidad con el Plan 2022, cuenta con 301 créditos y la materia de “Formación Cívica y Ética” tiene 4.5 créditos, lo que representa el 1.48% de toda la malla curricular.
No solo comenzamos a formar a nuestros niños en valores hasta los 9 años, sino que además, no se le está dando la importancia a un tema tan trascendental para la construcción de una sociedad más equitativa, honesta y justa.
Si el cuidado de una persona con fractura fue el comienzo de la civilización, una sociedad educada en valores es sin duda su consolidación.
Andrea González Polak