Simón Dabbah tiene 22 años, estudia finanzas en el Tec de Monterrey y administra su empresa Maim, que revoluciona la purificación del agua libre de químicos, bacterias, hongos, algas, metales pesados y cualquier tipo de virus.
Junto con ingenieros, programadores y químicos, desarrolló el mejor purificador del mercado 100 por ciento mexicano que, además, ofrece agua fría, templada o caliente y próximamente agua mineral, agua de sabores o café.
Ya se instalaron 15 mil equipos y van por América Latina, EU e Israel; en este último país nació la idea y la marca número uno de purificadores de agua está interesada en asociarse con el estudiante mexicano que ofrece sus equipos Eco-Maim con renta básica de 229 pesos, cuando una familia de clase media gasta en promedio 756 pesos en garrafones.
“Hace 10 años fui con mi familia a vivir un año en Israel y vi que, a diferencia de México, no existían garrafones porque utilizan sistemas de purificación muy avanzados. Una razón fue que el plástico del garrafón con agua tiene el químico Bisfenol A (BPA), que expuesto con calor libera encimas que aceleran el cáncer de mama y diabetes; hay un reporte completo de la OMS. Nuestro purificador cumple con las normas de higiene, potabilidad y salud que requieren los mexicanos; ayudamos a retirar plástico”.
Simón me da cifras: la inversión central es de 10 millones de pesos anuales en investigación y desarrollo; con los 15 mil equipos Maim en operación, le ahorramos a México más de un millón de garrafones; en 2022 buscamos operar 100 mil equipos; tenemos uno de los bancos privados de análisis de agua más importante en CdMx y algunas alcaldías nos piden los reportes. “Con un nuevo cliente determinamos primero qué tan contaminada es el agua donde vive y la convertimos en potable”.
El joven emprendedor usa tecnología sencilla: una manguera antibacterial importada de Israel que se conecta a la toma de agua, a un tubo purificador con un filtro a la entrada y otro de salida, y en medio tiene carbón activado para eliminar todos los químicos, las bacterias, los hongos, los metales pesados y cualquier virus. Rotoplas trató de copiar la tecnología. “No me molestó porque no le pueden ganar al equipo de jóvenes universitarios de escuelas públicas que estamos en Maim; es maravilloso el talento mexicano”.
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