Los magistrados del tribunal constitucional de este país, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), no están cobijando los intereses de los “conservadores” ni enfrentándose al “pueblo” ni reclamando privilegios. Están meramente haciendo su trabajo. ¿Cuál? Hacer valer las leyes y los principios inscritos en nuestra Constitución. Dicho en otras palabras, están defendiendo la legalidad en la que se sustenta el Estado mexicano.
Pero, las cosas no pueden quedarse así: el oficialismo nos advierte, desde ya, que el siguiente paso en la empresa de acoso y derribo de las instituciones de la República será la instalación de una avasalladora mayoría en nuestro Congreso bicameral para que se pueda cambiar la letra de la Carta Magna. Una vez reformado el contenido de los artículos constitucionales para dejarlos a modo, ya no será necesario que los antedichos jueces promuevan recursos de nulidad ni que respondan, pareciendo un estorbo en el camino hacia la dicha terrenal que nos promete el actual régimen, a las escandalosas violaciones legales que perpetren los augustos diputados y los egregios senadores. Todo será ya diferente.
Hay que reconocerles a los ardorosos sectarios de doña 4T, más allá de que el mensaje y el correspondiente llamamiento a votar por Morena y sus partidos satélites en las siguientes elecciones generales sea violatorio de las disposiciones dictadas por el Instituto Nacional Electoral (INE) —no han comenzado las campañas, qué caray, y la más alta tribuna de Estados Unidos Mexicanos no puede servir, en ningún caso, para pregonar propaganda electoral—, hay que reconocerles a esos militantes, repito, cierta mínima preocupación por las formas: los señores ministros, enteramente en su papel, les han hecho ver que la Constitución establece candados y controles a buena parte de sus arremetidas contra el orden vigente y los cuatroteístas, en consecuencia, van a esperar a que el pueblo bueno les otorgue la madre de todas las mayorías legislativas para… hacerse una Constitución a la medida.
Le espera un futuro luminoso a México: todo lo que acometa el régimen morenista —la incautación del INE, la desaparición de los organismos autónomos o la toma de la SCJN, entre tantas otras ofensivas— será perfectamente legal.
Qué felicidad...