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Empaques plásticos flexibles: un reto compartido para la sostenibilidad

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  • Adrián Velasco, director de Empaques Plásticos Flexibles en ECOCE A.C. (Cortesía)
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Ciudad de México /

Por: Adrián Velasco, director de Empaques Plásticos Flexibles en ECOCE A.C.

Cuidar el planeta es una responsabilidad de todos. Cada decisión que tomamos sobre los materiales que usamos y desechamos tiene un impacto en el medio ambiente. En el caso de los Empaques Plásticos Flexibles (EPF), coloquialmente identificados como envolturas de botanas y dulces, la conversación no puede reducirse a una simple elección entre “usar o prohibir”. La verdadera pregunta es: ¿cómo podemos gestionarlos de manera responsable para minimizar su impacto y maximizar su valor?

El desarrollo de soluciones sustentables para los EPF es un desafío global. Estos materiales son cada vez más utilizados por la industria alimenticia para el envasado, empaque y embalaje de productos. Su practicidad y eficiencia los convierten en una opción preferida tanto por las empresas como por los consumidores, ya que ofrecen beneficios clave como la conservación de alimentos y practicidad para la comercialización.

Sin embargo, su creciente uso también presenta retos en su gestión al final de su vida útil. Actualmente, los índices de reciclaje de dichos materiales son bajos, lo que ha llevado a cuestionamientos sobre su impacto ambiental. En ECOCE, hemos asumido el compromiso de transformarlos en un recurso sostenible, en lugar de permitir que se conviertan en un problema ambiental.

Por características tan valiosas como su bajo peso, que reduce la huella de carbono en el transporte y que además son altamente versátiles, se han posicionado como una solución eficiente para la industria. De acuerdo con estudios recientes, en el mundo se producen cerca de 50 millones de toneladas de EPF, lo que representa alrededor del 40% de todos los empaques plásticos.

Pero este crecimiento conlleva otro desafío importante: la percepción de que son “desechables” ha limitado su aprovechamiento en la economía circular. En México, se generan aproximadamente 600 mil toneladas de estos empaques al año, y sin un sistema eficiente de recolección y reciclaje, muchos terminan en rellenos sanitarios o en el medio ambiente.

Adrián Velasco, director de Empaques Plásticos Flexibles en ECOCE A.C. (Cortesía)

Por esta razón, desde la Dirección de Empaques Plásticos Flexibles que encabezo en ECOCE, el desarrollo de proyectos para la gestión sustentable de dichos materiales es una de las vertientes clave en la que hemos estado trabajando desde 2021 y continuaremos haciéndolo en los años por venir. Para que los EPF formen parte de un modelo de sostenibilidad real, es necesario un enfoque integral que abarque desde su diseño hasta su disposición final; una de nuestras iniciativas de arranque y que seguimos impulsando consiste en un piloto de reciclaje mecánico en la Ciudad de México, con el objetivo de desarrollar una cadena de suministro y un mercado idóneo.

Otra perspectiva complementaria es la de la educación ambiental y el ecoetiquetado para facilitar la correcta identificación y separación por parte de los consumidores, además de la investigación y muestreo para conocer mejor su composición y potencial de reciclaje, asegurando que las estrategias de recuperación sean efectivas.

La exploración de bioplásticos compostables es otra de nuestras vertientes, analizando su viabilidad dentro del marco de la economía circular.

Además, los EPF pueden convertirse en muchos otros productos, de ahí la importancia de hacer conciencia en la población y fomentar la separación y recolección de los mismos, para posteriormente explorar otras áreas como son el reciclaje químico, el rediseño, la reutilización, así como diversas estrategias que abonen a su correcta gestión.

Pero ninguna de estas acciones será suficiente si no trabajamos en conjunto. Gobierno, industria, academia y sociedad debemos colaborar para diseñar e implementar soluciones viables y escalables. Un gran ejemplo de este esfuerzo colectivo es el proyecto de entendimiento sistémico que llevamos a cabo en alianza con la consultora La Vaca Independiente. Durante ocho meses, reunimos a diversos actores del ecosistema de estos plásticos para analizar a fondo la situación y desarrollar estrategias concretas que permitan hacer más sustentable su uso y disposición final.

Los EPF no son el problema, sino la manera en que se gestionan. Para lograr un cambio real, necesitamos avanzar hacia un sistema donde estos materiales sean recuperados, reutilizados y transformados en nuevos productos, evitando su desperdicio.

En ECOCE, creemos firmemente que el verdadero desafío es transformar los sistemas de producción, consumo y reciclaje para que sean más eficientes y sostenibles. Esto implica generar infraestructura, desarrollar incentivos adecuados y, sobre todo, fomentar la conciencia y participación de todos los sectores.

Cada empaque tiene una historia. Cada decisión que tomamos puede marcar la diferencia. La sostenibilidad no es responsabilidad de unos cuantos, sino un reto compartido. Si trabajamos juntos, podemos hacer que los empaques plásticos flexibles sean parte de la solución y no del problema.

El futuro está en nuestras manos. La pregunta es: ¿qué haremos con él?


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