Parecía un sábado como cualquier otro en la casa del matrimonio García Olguín, que como cada fin de semana se reunía en familia para compartir bellos momentos. Pero ese día sería totalmente distinto, pues la tragedia tocó a su puerta y arrancó de golpe la vida de los esposos y uno de sus hijos.
Alfredo, un joven tatuador de 30 años de edad, regresaba de ir por su novia cuando pasaban los autores de la masacre en Reynosa. Fue frente a su domicilio donde los delincuentes lo despojaron de su camioneta, pero antes lo arrojaron al suelo para golpearlo salvajemente.
Aterrados, sus padres salieron a tratar de defenderlo y sus hermanas detrás de ellos, pero estas últimas fueron encajueladas en uno de los autos de los criminales y los adultos mayores asesinados por la espalda.
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“Mataron a mis suegros y a mi cuñado, y mi esposa y mi cuñada estuvieron encajueladas por casi una hora, ¡queremos justicia!”, dice a MILENIO Tamaulipas Alan Cruz.
De profesión abogado, señala que el multihomicidio develó una cadena de fallas y errores de las autoridades que están para cuidar a la población, pues las cámaras de seguridad debieron detectar la presencia del convoy desde el primer ataque y evitar más muertes inocentes.
“Vi a la autoridad sorprendida, como que no tienen la capacidad de reacción inmediata a un ataque de esta magnitud, no supieron cómo enfrentarlo”.
Menciona que los delincuentes entraron desde Río Bravo a Reynosa y llegaron a la colonia Bienestar, donde ejecutaron a dos personas en una tienda. A dos cuadras de ahí, sobre la calle Cortijo está la casa de sus suegros, donde su cuñado iba llegando.
“Estos tipos pasan huyendo por enfrente en dos vehículos y se paran a quitarle la camioneta, no opone resistencia, pero aún así lo tiran al piso, lo golpean y le dan un balazo en la frente. Mi suegra quedó encima de él porque lo trató de proteger en todo momento y mi suegro a pocos metros”.
Alan Cruz subraya que a 30 metros del lugar hay una cámara del C4 que debió registrar la huida a bordo de las tres unidades. Falló el sistema de seguridad o fue negligencia de la autoridad el no haber reaccionado, apunta.
Los hombres siguieron su camino, dejando una estela de muerte a su paso y terminan impactándose contra una barda.
“No es que la autoridad haya hecho un heroico rescate, chocaron y obvio que los encontraron; la autoridad no sabía que llevaban dos personas secuestradas”.
El abogado demanda que los tres niveles de gobierno dejen de pelear y atiendan a las familias de Reynosa que están sufriendo. “Nosotros no queremos dinero, lo que exigimos es justicia”.
Dice también que los cuerpos no recibieron un trato digno; tuvieron que pasar cuatro horas bajo el sol para que fueran levantados; debido a ello se vieron en la necesidad de agilizar su sepultura cuando se los entregaron, pues además en el Semefo no hay aire acondicionado.
Sus tres seres queridos fueron despedidos la tarde del lunes en el panteón Valle de la Paz en Reynosa. Fue apenas este martes cuando se acercó personal de la Comisión de Víctimas y se les asignó seguridad por parte de la policía investigadora.