El 9 de septiembre de 2024, la pax narca que prevalecía en Sinaloa tras la detención de Ismael El Mayo Zambada se rompió. Las alertas en los radios se activaron y la instrucción fue clara: sacar a Los Chapitos de la capital sinaloense.
Tras décadas consolidándose como las dos familias más poderosas del estado, los Guzmán y los Zambada pasaron de ser socios y amigos a aguerridos enemigos cuya pugna ha convertido a Culiacán en un epicentro de violencia desde hace tres meses.
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¿El motivo? Ismael Zambada Sicarios, alias el Mayito Flaco, junto a otros líderes de la facción que heredó como el Chavo Félix o El Comanche, acusan a los hijos de Joaquín El Chapo Guzmán de haber orquestado el secuestro y entrega a las autoridades estadunidenses de El Mayo.
El septuagenario capo fue aprehendido por agentes del Buró Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés) en un aeródromo cercano a El Paso, Texas el 25 de julio. En un hecho inédito y sin precedentes, autoridades estadunidenses aprehendieron al cofundador del Cártel de Sinaloa pero también a Joaquín Guzmán López, hijo del Chapo que se entregó voluntariamente.
La traición de los hijos de Joaquín Guzmán Loera dejó en Sinaloa un periodo de incertidumbre hasta que el estallido del conflicto presagió una de las olas de violencia más importantes de los últimos años en el estado así como la fractura definitiva de la organización delictiva.
Las cifras de la ‘narcoguerra’ en Culiacán
La ruptura con el Cártel de los Beltrán Leyva en 2008 o la disputa con Los Dámaso en 2017 son considerados como dos de los episodios más turbulentos dentro del Cártel de Sinaloa, especialmente para la facción de Los Chapitos.
Si bien ambos conflictos desataron olas de violencia en Culiacán, testimonios de habitantes coinciden en que no habían alcanzado los niveles de violencia que se han registrado durante los últimos tres meses.
A través de redes sociales o en entrevista con múltiples medios de comunicación la población civil ha dado cuenta del miedo que se percibe por la calles de la capital sinaloense al quedar en medio de la disputa de ambas facciones donde las balaceras, incendios, narcobloqueos y el hallazgo de cadáveres se ha convertido en parte de su cotidianidad.
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De acuerdo con información que el periodista Manuel Aceves obtuvo para MILENIO, de septiembre a noviembre en el estado se contabilizaron más de 500 homicidios, sobrepasando el centenar de casos por mes en comparación a los 30 o 40 que llegaban a registrarse mensualmente antes del conflicto.
En algunos casos, los cuerpos abandonados son hallados con heridas de arma de fuego, mutilados o con signos de tortura en carreteras a las afueras de la capital sinaloense o en espacios públicos como parques o avenidas transitadas. Las escenas del crimen son selladas con pizzas o sombreros, elementos que continúan confirmando la disputa entre ambas facciones del Cártel de Sinaloa.
DATO:Los símbolos de la ‘narcoguerra’ en Culiacán
Cada facción del Cártel de Sinaloa en disputa adoptó como distintivo símbolos que figuran como un cambio dentro del discurso criminal. Los hijos de El Chapo y sus subordinados usan las pizzas como emblema en alusión a “La Chapiza” mientras que en el bando contrario los sombreros evocan a la vieja guardia del cártel que durante décadas encabezó Ismael ‘El Mayo’ Zambada conocido también como 'El Señor del Sombrero'.
Otro de los delitos que se disparó en el marco del conflicto interno del Cártel de Sinaloa son las desapariciones. Tal y como reportó Xavier Jiménez para MILENIO, a partir del 9 de septiembre las desapariciones en el estado alcanzaron un total de 219 casos, es decir, alrededor de 2.6 denuncias al día. De dicha cifra 179 reportes se suscitaron en Culiacán y Mazatlán y el resto en municipios aledaños como Navolato, Ahome, Elota, Escuinapa, San Ignacio, Cosalá, Concordia, El Fuerte, Rosario y Mocorito.
Pese a que autoridades estatales y federales realizan el recuento de los hechos delictivos en Sinaloa, activistas y periodistas abogan para que además de las cifras reportadas sea considerado un registro negro de todas aquellas personas que por miedo han omitido presentar sus denuncias.
Las detenciones más relevantes
Aunque durante los primeros días del conflicto el gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya, desestimó la violencia que asediaba la entidad, el repentino aumento de enfrentamientos armados provocó un despliegue de fuerzas de seguridad de los tres niveles de gobierno, lo que marcó el inicio de las detenciones de objetivos identificados como “generadores de violencia”.
El primero en caer fue Mario Alexander “N”, alias Piyi. Tan solo diez días después del estallido del conflicto, uno de los principales elementos del anillo de seguridad de Los Chapitos fue detenido en el sector Jardines de Santa Fe en Culiacán.
Pese al bajo perfil que el lugarteniente buscaba a guardar, su concurrente mención en corridos tumbados lo colocó en la mira de elementos de inteligencia del Ejército Mexicano que al identificarlo lo convirtieron en el primer miembro de alto rango detenido desde el inicio de la pugna interna del Cártel de Sinaloa.
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La facción de Los Chapitos también se tambaleó luego de que Jorge Humberto Figueroa Benítez fuera señalado como uno de los autores materiales del secuestro de El Mayo Zambada. Información obtenida por el periodista Luis Chaparro apunta a El 27 o La Perris como el encargado de inmovilizar al septuagenario capo durante el traslado a la pista de donde despegó el avión que lo llevó a Estados Unidos.
El supuesto involucramiento del jefe de seguridad de los hijos de El Chapo en la traición al Señor del Sombrero motivó una cacería en su contra no solo por parte de integrantes y líderes de La Mayiza sino también de fuerzas de seguridad federales. Hasta el momento en el que se escribe esta nota, El 27 continúa prófugo.
El 14 de noviembre, tras un operativo desplegado en la colonia Las Quintas al este de Culiacán, fue detenido Omar "N" alias El 08 o El Pelón. Su detención figuró como otro golpe severo a la facción de los hijos del Chapo al ser identificado como jefe de plaza en Sonoyta, Sonora.
A El 08 también se le señaló de encabezar a Los Pelones, un violento brazo armado con el que combatía a grupos rivales en Sonora pero que, en el marco de la disputa con La Mayiza, se habría trasladado a Culiacán para respaldar a Iván Archivaldo y Jesús Alfredo Guzmán Salazar.
La aprehensión de El Pelón fue presentada por el titular de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC), Omar García Harfuch, con bombo y platillo y como un paso importante para la pacificación del estado.
La Mayiza, por su parte, ha reportado únicamente una detención relevante, la de Edwin Antonio Rubio López, alias El Max o El Oso. El antiguo operador de El Mayo Zambada fue aprehendido en medio de un enfrentamiento entre civiles armados y el Ejército Mexicano en el Ejido 12 cerca de Carrizalejo que dejó como saldo 19 personas sin vida.
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La caída de El Oso confirmó que, al igual que Los Chapitos, algunos de los aliados con los que cuenta La Mayiza fuera de Sinaloa se trasladaron a Culiacán para librar la batalla. Y es que a Edwin Antonio se le relaciona con la célula de los hermanos Arzate, socios de El Mayo Zambada que operan en Tijuana, Baja California.
En Colima y Chiapas, la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC) también ha realizado labores de inteligencia que le ha permitido a fuerzas federales pisarle los talones a otros líderes criminales afines a La Mayiza como es el caso de Rafael Guadalupe Félix Núñez, alias El Changuito Ántrax, y Juan Esteban Machado Meza alias El Güero Pulseras.
La dinámica de la disputa
Pese a que las detenciones pudieran vislumbrar el triunfo o derrota de una facción u otra, la dinámica de la disputa entre La Mayiza y Los Chapitos ha resultado más compleja de lo que se creía.
Aunque en un inicio la posibilidad de que se extendiera a lugares fuera de Sinaloa se mantenía latente, a tres meses del estallido del conflicto no se han reportado olas de violencia en otros estados aunque sí episodios de violencia relacionados en estados como Sonora y Durango.
Fuentes estatales explicaron a MILENIO que la mayoría de enfrentamientos armados y ejecuciones se han reportado en zonas bajo la influencia de El Mayito Flaco -como por ejemplo Eldorado-, lo que sugiere que el hijo de Ismael Zambada García se encuentra en una posición defensiva a la embestida de Los Chapitos, quienes mantienen el control al norte de Culiacán.
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Respecto a la duración de la disputa, el analista en seguridad pública, David Saucedo, comentó en entrevista con MILENIO que la pugna entre ambas facciones del Cártel de Sinaloa podría prolongarse durante años.
"Creo que va a mantenerse en el seno del Cártel de Sinaloa un trigal sinfín de violencia. Lo dramático de esto es que tienen los hombres, las armas, los anillos de protección política y judicial, los recursos como para hacer que esa guerra sea una larga batalla que dure muchos años, no es que el día de mañana uno de los bandos pueda imponerse, eso es prácticamente imposible", explicó el experto en entrevista con MILENIO.
De acuerdo con el análisis de David Saucedo, las ganancias exorbitantes que le deja a ambas facciones el tráfico de drogas, en específico de fentanilo, les permite seguir costeando su disputa al contratar pistoleros, comprar armas así como financiar carreras o proyectos políticos.
"Las bases de sustentación de la estructura de El Mayo y de la estructura de Los Chapitos permiten suponer que será una larga guerra entre ambos bandos [...] hoy en día no hay condiciones para que ningún bando se imponga, lo que habría sería nada más un empate técnico", puntualizó David Saucedo en entrevista con MILENIO.
La explicación del analista en seguridad coincide en que, pese a la violencia con la que se enfrentan La Mayiza y La Chapiza en Culiacán, el tráfico de fentanilo por la frontera sur de Estados Unidos no se ha detenido a lo largo del conflicto, dejando su lucrativo negocio intacto… o al menos eso se creía.
Omar García Harfuch y su llegada a Sinaloa
A inicios de diciembre y en medio de la ola de violencia prolongada en el estado, el titular de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC), Omar García Harfuch, arribó a Sinaloa con un único objetivo: frenar la crisis.
Reuniones con el gobernador Rubén Rocha Moya así como con jefes castrenses de la Novena Zona militar formaron parte de la agenda del secretario de seguridad, quien aseguró que la situación será contenida mediante estrategias de inteligencia y operativos.
A través de acciones coordinadas, una estrategia que forma parte del plan de seguridad que le presentó a la presidenta Claudia Sheinbaum, el titular de la SSPC ha convertido en una de sus prioridades la situación en Sinaloa.
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Una de las acciones más importantes anunciadas por García Harfuch días después de su arribo a Sinaloa fue el decomiso de más de una tonelada de fentanilo con un valor que oscila los 400 millones de dólares.
La histórica incautación del potente opioide sintético dejó como saldo también tres personas detenidas: Elier Jassiel Esquerra Félix, Javier Alonso Vázquez Sánchez y a Adrián "N" alias El Gallero, presuntos integrantes de la célula afín al Cártel de Sinaloa que encabeza Fausto Isidro Meza-Flores, alias El Chapo Isidro.
Aunque integrantes de dicho grupo criminal confirmaron al periodista Carlos Raeb Morales para MILENIO que se mantenían neutrales en la disputa entre Los Chapitos y La Mayiza, el decomiso confirmó que el conflicto no ha afectado sus operaciones en el tráfico de drogas.
El millonario golpe que recibió el Cártel de Sinaloa con el que es considerado el mayor decomiso de fentanilo en México figuró como un rayo de esperanza al esperar que, debilitando sus operaciones financieras, la violencia entre ambas facciones pueda dar tregua en Culiacán.
La estrategia encabezada por Omar García Harfuch también focaliza a las policías municipales y estatales cuyo reforzamiento supone como un factor clave al igual que la coordinación con el Ejército Mexicano, la Secretaría de Marina (Semar) y la fiscalía.
Culiacán arde y la violencia irrumpió ferozmente en la cotidianidad de sus habitantes, quienes continúan esperando recuperar su tranquilidad en medio del caos que se desató aquel 9 de septiembre.
ATJ