El calendario marcaba como fecha el 9 de septiembre de 2009 y el reloj apuntaba las 12:40 horas cuando un avión Boeing 737 de Aeroméxico despegó desde el aeropuerto de Cancún, Quintana Roo con destino al entonces llamado Distrito Federal.
A bordo, más de un centenar de pasajeros -entre los que se encontraban ciudadanos extranjeros- aguardaban su arribo a la capital mexicana hasta que una presunta revelación divina cambió por completo su suerte.
- Te recomendamos EU asegura que García Luna sobornó a presos para ayudarlo a lograr nuevo juicio Policía
De acuerdo con el relato de los hechos, la pesadilla comenzó una hora después de despegar cuando ante los ojos de una de las sobrecargos un hombre de tez morena y camisa blanca mostró un supuesto artefacto explosivo que amenazó con detonar si no tomaba el control del vuelo, o al menos esa fue la versión oficial.
“En nombre de Dios, quiero hablar con Felipe Calderón”
La alerta sobre lo que ocurría en aquel vuelo de Aeroméxico llegó hasta la torre de control del aeropuerto capitalino. El piloto, cuya identidad fue reservada, buscó comunicarse de forma inmediata con las autoridades para poner en marcha el protocolo correspondiente y evitar una tragedia.
Ante la incertidumbre de no saber los alcances de la situación, personal del aeropuerto solicitó el apoyo de uno de los personajes más relevantes del sexenio que encabezó el expresidente panista Felipe Calderón.
Fue así como Genaro García Luna, entonces titular de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP), arribó a la torre de control para establecer contacto con el piloto de la aeronave.
- Te recomendamos ¿Quiénes son los familiares de Genaro García Luna contra los que giraron órdenes de aprehensión? Policía
Mientras el funcionario público dictaba instrucciones, fuera de la cabina el resto de la tripulación dialogaba con el presunto secuestrador para evitar que ingresara, empero, el hombre presumía estar acompañado de otras dos personas en el avión. Los tres estaban dispuestos a ejecutar su plan.
Sus peticiones fueron tan sencillas como desconcertantes. Primero, aquel misterioso hombre con una biblia en mano solicitó a la tripulación dar siete vueltas sobre el aeropuerto capitalino antes de aterrizar, asimismo, exigió que se le proporcionaran los recursos necesarios para poder establecer una pronta comunicación con Felipe Calderón.
Las negociaciones con el presunto secuestrador continuaban en el aire al tiempo que, en tierra, personal de la Policía Federal, la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y de la Secretaría de Marina (Semar) desplegaban un intenso operativo en el puerto aéreo donde se ordenó al piloto aterrizar la aeronave.
Genaro García Luna, la Policía Federal y el aterrizaje
Tras una serie de diligencias y acuerdos, el Boeing 737 de Aeroméxico logró aterrizar sin mayores complicaciones al oriente del aeropuerto del Distrito Federal, exactamente en una zona conocida como “gota”.
A su arribo, elementos de la Policía Federal priorizaron el descenso de mujeres y niños y posteriormente del resto de los pasajeros. Cada una de las personas a bordo fue resguardada en el hangar de la dependencia en el puerto aéreo para verificar su identidad y realizar las revisiones correspondientes a su equipaje.
- Te recomendamos Autoridades le avisaron a 'El Rey' Zambada que García Luna lo quería matar Policía
En palabras de Genaro García Luna, el protocolo de actuación policial contemplaba descartar que otras de las personas que viajaban en dicho vuelo estuvieran implicadas con el plan del presunto secuestrador, quien fue el último en descender de la aeronave.
Una vez en tierra, policías federales sometieron al responsable, fue aprehendido y puesto a disposición del Ministerio Público. Sin embargo, las dudas sobre su plan continuaban: ¿Quién era? ¿Por qué secuestró un avión comercial? ¿Qué pretendía con poner en riesgo la vida de más de cien civiles y de la tripulación?
De pastor cristiano a presunto secuestrador
Horas después de poner a todos los pasajeros a salvo, Genaro García Luna y Facundo Rosas -entonces comisionado general de la Policía Federal- ofrecieron una rueda de prensa en la que brindaron detalles sobre el presunto secuestrador del avión de Aeroméxico.
Aquel hombre que portaba una biblia como estandarte fue identificado como José Marc Flores Pereira, nacido el 21 de mayo de 1965 en Santa Cruz, Bolivia.
A decir del ex secretario de seguridad pública, el hombre dijo ser un pastor cristiano que llegó a México en 1992, vivió un tiempo en Oaxaca y había viajado a Cancún para participar en actividades de emancipación y difusión religiosa.
- Te recomendamos Capo 'El Lobo' Valencia, testigo contra García Luna, podría salir antes de prisión Policía
Aquella tarde del 9 de septiembre de 2009, José Marc Flores Pereira dijo haber tenido una revelación divina al percatarse que la fecha (9/09/2009) al revés se traducía en 666, el número del diablo. Todo apuntaba a un mal presagio.
El pastor cristiano no explicó por qué solicitó a la tripulación dar siete vueltas al aeropuerto capitalino, sin embargo, antes de su arresto declaró que buscaba hablar con Felipe Calderón para advertirle sobre un terremoto que devastaría al Distrito Federal.
"La referencia es que quería volar el avión si no le dábamos la oportunidad de tener interlocución con la autoridad porque según su dicho, él como pastor tenía una revelación divina que implicaba que había para México una amenaza, un terremoto", declaró en conferencia de prensa Genaro García Luna, entonces titular de la SSP.
Al revisar su equipaje, el equipo antiexplosivos de la Policía Federal confirmó que el artefacto con el que amenazó era simulado, pues no contaba con ninguna carga explosiva. Sobre sus acompañantes, Genaro García Luna descartó que otros de los pasajeros respaldaron su plan y que, al señalar que tenía cómplices, el presunto secuestrador se refería a entidades divinas como el espíritu santo.
Ninguno de sus presagios del pastor cristiano se cumplió y, por el contrario, se informó que aquel hombre declaró ser adicto al alcohol y a las drogas, por lo que autoridades se dieron a la labor de determinar su estado de salud física y mental.
Fue precisamente su estado psicológico lo que volvió inimputable a José Marc Flores Pereira, quien recuperó su libertad en 2014. La liberación de aquel misterioso pastor cristiano figuró en primera instancia como el final de aquel inusual episodio, hasta que un ‘narcocorrido’ comenzó a popularizarse y a dar pistas sobre lo que ocurrió realmente aquel 9 de septiembre en el aeropuerto del Distrito Federal.
El ‘Mayo’ Zambada: narcotraficante y operador de la política mexicana
El secuestro del Boeing 737 de Aeroméxico se suscitó en un contexto de suma violencia en México luego de que Felipe Calderón, con Genaro García Luna como su mano derecha, impulsaron como su estrategia de seguridad la llamada Guerra contra el Narcotráfico.
Años más tarde, la historia cobró factura cuando el ex secretario de seguridad pública fue juzgado y declarado culpable por la justicia estadounidense por favorecer en actividades del tráfico de drogas a una de las organizaciones delictivas más poderosas que opera en México: el Cártel de Sinaloa.
Si bien durante su juicio diversos cabecillas criminales relataron los vínculos y acuerdos de Genaro García Luna con la organización delictiva, el secuestro del vuelo de Aeroméxico en 2009 se convirtió en un ejemplo más de cómo los tentáculos del crimen organizado se extendieron hasta las esferas más altas de la política mexicana.
- Te recomendamos 'El Grande', 'El Rey' y Édgar Veytia, contra Genaro García Luna Policía
Y es que, de acuerdo con información que el periodista Alejandro Almazán obtuvo para MILENIO, en aquel vuelo procedente de Cancún no solo se encontraba aquel mediático pastor cristiano sino también uno de los narcotraficantes más poderosos que ha visto nacer México: Ismael El Mayo Zambada.
"El informe era correcto, un hombre de cincuentaitantos
Y de señas muy notorias, blanco y muy bien conservado,
Que era el jefe de jefes con el apodo del Mayo.
Ya la daba por un hecho Genaro García Luna,
Se repartieron el queso antes de ordeñar la vaca,
Devolvieron los ascensos, se quedaron con las ganas”, se escucha en un narcocorrido que Cachuy Rubio estrenó en marzo de 2012.
En entrevista con Alejandro Almazán, el intérprete sinaloense declaró que en aquel vuelo de Aeroméxico en realidad viajaba el líder del Cártel de Sinaloa. A Genaro García Luna le llegó la información y montó todo un espectáculo característico de su gestión como titular de la SSP para aprehenderlo.
Al saber El Mayo que su libertad estaba en riesgo, realizó una serie de llamadas que terminaron por obligar al ex secretario de seguridad de desistir de su intención de detenerlo. “Se quedaron con las ganas”, relata el tema que, de acuerdo con Cachuy Rubio, el cofundador del Cártel de Sinaloa autorizó que le compusieran tras aquel mediático episodio.
La versión del cantante sinaloense cobra fuerza al contrastarla con los testimonios de pasajeros que reporteros de Televisa recabaron pues, la mayoría coincidía en que no tenían conocimiento alguno de que la aeronave había sido secuestrada hasta que aterrizó en la capital mexicana.
"Realmente no supimos lo que pasó", dijo la pasajera Rocío García. "Nos dimos cuenta que estaba secuestrado el avión cuando vimos las camionetas de la policía federal preventiva", dijo Adriana Romero.
Ya sea la versión difundida por Genaro García Luna o la relatada en el narcocorrido de Cachuy Rubio, el secuestro del avión de Aeroméxico ocurrido aquel 9 de septiembre de 2009 quedó grabado en el sexenio de Felipe Calderón como un inusual episodio o como uno muy común en el que, una vez más, se destapó la relación entre la política y el crimen organizado.
ATJ