“Es por esto que hoy reafirmamos que a la par de la pandemia por covid-19, existe otra pandemia, la de la violencia contra las mujeres, la de las violaciones, golpes, torturas y feminicidios”, así resonó la voz de una de las cientos de participantes que este 25 de noviembre se manifestaron para pedir que cese la violencia contra las mujeres y niñas en nuestro país.
A las tres y media de la tarde las activistas comenzaron a congregarse en la explanada del monumento a la Revolución, madres de víctimas de feminicidios, mujeres en resiliencia, así como colectivos feministas, se dieron cita en este espacio con el objetivo de marchar hacia el Zócalo para pedir un alto a los feminicidios que se cobran la vida de al menos 10 mujeres al día.
Entre quienes se preparaban para formar parte de la manifestación, se encontraba Aracely Osorio, madre de Lesvy Osorio, quien fue hallada muerta en Ciudad Universitaria en 2017, y con una pancarta pedía justicia para su hija y para todas las mujeres asesinadas.
Pero también podían apreciarse mantas en donde se mostraban fichas de desaparición de algunas mujeres, por quienes sus familiares no han dejado de luchar, hasta encontrarlas.
Previo al inicio de la manifestación, las mujeres cantaron uno de los conocidos himnos feministas, la canción “Sin Miedo”, de Vivir Quintana; y a las cuatro de la tarde comenzaron a avanzar por Avenida de la República, coreando consignas como “Ni Una Menos” o “Señor, señora, no sea indiferente, se mata a las mujeres en la cara de la gente”.
Una hilera de mujeres policía del grupo Atenea, se desplegó para resguardar la marcha y comenzaron las pintas y primeros actos de vandalismo a la altura de avenida Juárez, pero sin reportar incidentes mayores. Entre las pintas, destacaban frases como “Ni una menos” o “Estado feminicida”.
La marcha continuó hasta la Plaza de la Constitución, donde los distintos colectivos comenzaron a dispersarse.
Un grupo identificado como Rosas Rojas decidió colocar en la plancha una cruz rosa en memoria de las víctimas de feminicidio, junto con una manta donde se leía: “Los 11 feminicidios diarios son crímenes de estado”, así como una bandera que pedía un alto a la violencia.
Mientras tanto, con los ánimos más encendidos, otro grupo intentó abrirse paso hacia la Catedral Metropolitana, que estaba resguardada por elementos de la policía que lo evitaron.
Un grupo más, se dirigió hacia Palacio Nacional y derribaron algunas vallas que resguardaban el inmueble, pero de igual forma fueron detenidas por policías que las obligaron a retroceder hacia la plancha del Zócalo, aunque algunas de ellas lograron llegar hasta la fachada y realizar algunas pintas.
Ante los intentos de encapsular a las manifestantes, como en otras marchas, las detonaciones de petardos no se hicieron esperar y entre gritos de júbilo y enojo, se unieron nuevamente para encender una hoguera con los escudos policiales que lograron arrebatarles a las agentes, así como algunas pancartas, y nuevamente entonaron la canción “Sin Miedo”.
Luego de un rato las manifestantes comenzaron a desplazarse nuevamente, pero ahora guiadas por la policía comenzaron su camino hacia Pino Suárez, donde entre consignas y cantos de lucha se fueron dispersando poco a poco. El gobierno capitalino informó que el saldo de la movilización fueron 20 civiles y 23 policías lesionadas, de las cuales seis fueron hospitalizadas.
Así como en la capital, también se registraron movilizaciones feministas en los estados de Michoacán, Hidalgo, Veracruz, Chihuahua, Puebla, Baja California Sur, Guerrero y Oaxaca; así como manifestaciones virtuales por medio del hashtag #NiUnaMenos y #NosVanaVerJuntas.
ledz