El policía federal apareció con el rostro completamente desfigurado. Recuerda cómo hace 9 años el helicóptero en el que viajaba fue derribado por sujetos armados y tuvo que arrastrarse en medio de las llamas que rodeaban los restos de la aeronave para sobrevivir. Hoy ha contado su historia como parte del juicio contra Rubén Oseguera González, El Menchito, por tráfico de drogas y posesión de armas de fuego. Y es que según las autoridades estadunidenses, fue el joven mexicano quien dio la orden de que la aeronave fuera derribada para evitar la aprehensión de su padre, líder del CJNG.
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Fue el 30 de abril cuando despegó de la Ciudad de México al aeropuerto de Colima, desde donde despegaría al otro día, 1 de mayo, para participar en una operación secreta. Tan secreta que nadie sabía quién era el objetivo o quienes.
“Eran aproximadamente 5 o 6 de la mañana, aún estaba oscuro (…) íbamos en la persecución de unos vehículos”, detalló el ex funcionario mexicano.
Según su memoria, a los pocos minutos comenzó el fuego enemigo.
“A nosotros nos empezaron a disparar, en ningún momento disparamos nosotros”. Ese día, en el helicóptero cougar de las Fuerzas Armadas en el que viajaba, le acompañaban 16 miembros del ejército y su compañera, también de la Policía Federal.
Junto a su helicóptero, viajaba una unidad similar y dos helicópteros más pequeños, de reconocimiento, que iban artillados.
En medio del fuego, detalló, sintió un golpe diferente: “recuerdo que empezamos a caer (…) hubo un impacto muy fuerte que sentí que empezó a incendiar el helicóptero y fue cuando empezamos a caer (…) una fuerte explosión”.
Morales hizo lo que pudo con lo que tenía. “Sólo me pude tomar de donde pude para resistir el impacto (…) traté de salir del helicóptero pero todo estaba incendiado”.
El mexicano no había recibido ningún impacto de bala, pero lo que no le hizo el plomo lo hizo el fuego que comenzaba a consumir la aeronave.
“Me quemé, traté de apagarme luego luego, quitarme la ropa y el equipo.”
Como siempre estuvo consiente, recuerda que aún escuchaba los disparos. Cortó cartucho de su pistola 9 milímetros, la única defensa que le quedaba, y con la piel derritiéndose mientras corría, huyó de la zona y se escondió detrás de una roca.
Ese día murió la mitad del personal que viajaba en el helicóptero, incluída su compañera de la PF. A él lo encontraron momentos más tarde en el operativo de rescate, y lo trasladaron a un hospital en Guadalajara.
“Estuve todo el tiempo consiente, me decían que no me durmiera (…) desperté después de un mes”, y después, estuvo otros 4 meses más en los que tuvo una infinidad de cirugías para realizarle injertos de piel y para terapia de movilidad.
Morales nunca supo quién era el objetivo del operativo, hasta después, cuando incluso fue reconocido con el Mérito Oficial de Primera Clase por parte del presidente Enrique Peña Nieto por su servicio. El funcionario estaba en un operativo para detener a Nemesio Oseguera Cervantes, alias El Mencho, líder del Cártel Jalisco Nueva Generación.
Según la narrativa de la Fiscalía estadunidense, Rubén Oseguera González, alias El Menchito e hijo de El Mencho, fue quien dio la orden para que sicarios derribaran la aeronave cuando sobrevolaba Villa Purificación, Jalisco, en 2015.
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