• Repunta éxodo a México de migrantes desde África y Asia

  • Reportaje
  • En una década, la migración anual de gente de China y Asia Central explotó de 894 a 45 mil 650 y la de africanos de 545 a 59 mil 448.
Ciudad de México /

La muestra más significativa de que la migración que viene del otro lado del océano ya tomó en los últimos 10 años las rutas que suelen recorrer por México las caravanas de indocumentados, no sólo se comprueba por el incremento de detenciones del Instituto Nacional de Migración (INM), sino en las dietas que se piden y en el uso de más traductores en los albergues.

“Es un reto recibir a tantos de otras culturas porque muchos de ellos no pueden comer cualquier cosa, por ejemplo, cerdo o res”, informa Daniel Sandoval, encargado del albergue Constitución de 1917 que opera en Iztapalapa, Ciudad de México, con apoyo de organizaciones internacionales como Médicos Sin Fronteras. Agrega que han tenido que “recurrir a más herramientas tecnológicas para poder entender sus necesidades”.

Constitución de 1917 se fundó como refugio para alcohólicos y drogadictos que venían de otros estados del país, que no contaban con un hogar o redes de apoyo para recuperarse. Posteriormente, por petición del gobierno de la Ciudad de México, el centro comenzó a recibir a centro y sudamericanos y, poco a poco, a gente de diversas razas que llegaba desde recónditos lugares del planeta.

En los últimos días, por ejemplo, llegaron dos personas de Afganistán y otra de China. Ellos buscan junto con otros migrantes latinoamericanos una cita de arranque del trámite de asilo en Estados Unidos a través del sistema electrónico CBP One, que cada día se torna más complicado.

Al no haber una respuesta inmediata, se van sumando migrantes hasta conformar un collage multirracial y transoceánico de cuyas dimensiones dan idea las estadísticas de la Unidad de Política Migratoria (UPM) de la Secretaría de Gobernación.

En ellas puede apreciarse que entre 2013 y 2023, la migración anual de gente proveniente de Asia pasó de 894 a 45 mil 650, y la que viajó desde África pasó de 545 a 59 mil 448.

Para este 2024, la UPM documentó que entre enero y abril capturó a 21 mil 221 asiáticos, con personas de China a la cabeza (6 mil 271), seguido por las de India (6 mil 437); Afganistán (mil 366), Uzbekistán (mil 317), Nepal (727), Kirguistán (502) y Kazajistán (499), entre los más representativos de esta migración que incluye a 35 nacionalidades.

En el caso de los que llegan de África, el número de detenciones para el mismo periodo se ubica en 27 mil 15 personas, procedentes de 44 países –ese continente en su conjunto cuenta con 54 naciones–, principalmente de Senegal (6 mil 577 individuos); Guinea (6 mil 388); Mauritana (3 mil 532); Angola (2 mil 024); Ghana (mil 625) y Somalia (840).

Causas, muy diversas

El repunte del éxodo procedente de ambos continentes incluye circunstancias en los países de origen que fabrican víctimas de autoritarismo, intolerancia religiosa y desde luego, pobreza extrema. Pero también responde a estrategias de tipo electoral, laboral y político en Estados Unidos, y a la subordinación de México para cerrar las puertas de su socio comercial del norte, coinciden analistas del Wilson Center y del Migration Policy Institute (MPI).

Los factores anteriores forjan un caldo de cultivo para un éxodo internacional que utiliza redes de tráfico pagadas por familiares que migraron previamente. Un viaje que puede llegar a costar desde 5 mil hasta 35 mil dólares, detalla el Wilson Center.

Desde el continente americano, las causas que permiten el flujo se reparten por etapas o “regiones”, según el estudio ‘Migración Africana a través de las Américas’, del MPI.

Daniel Sandoval encargado del albergue Constitución de 1917 (Foto: Juan Carlos Bautista)

En primer lugar, advierte, en Sudamérica hay dos países que por sus laxas políticas para otorgar visas han permitido la entrada de ciudadanos de prácticamente todo el mundo: Brasil y Ecuador.

Una vez que los migrantes se encuentran en cualquiera de estas naciones, entra en acción la segunda etapa: la ruta hacia Estados Unidos, que está bien identificada: puede ser desde Sao Paulo (Brasil), Lima (Perú) o Managua, Cali o Bogotá (Colombia), Panamá, Tegucigalpa (Honduras) o Guatemala, Tapachula o Tenosique (Chiapas y Tabasco), Piedras Negras (Coahuila) o Tijuana (Baja California).

Según la nación de tránsito, los migrantes a veces deben pagar cuotas a las autoridades o cárteles locales –Clan del Golfo, en Colombia; el Cártel Jalisco Nueva Generación y el de Sinaloa– o pagar permisos temporales de entrada oficiales.

En el caso de México, este país “emitía a los migrantes permisos para transitar en cuestión de días hasta el verano de 2019 y la logística para ellos se volvió significativamente más difícil”, detalla el análisis.

De entrada, se incrementaron las detenciones. Ese año hubo 5 mil 878 acciones contra asiáticos y 7 mil 065 contra africanos; cinco años después, la primera cifra se multiplicó por cinco y la segunda por 10.

El tercer motivo que anima a la migración lejana son las políticas mexicanas y estadunidenses.

Albergue Constitución de 1917 (Foto: Juan Carlos Bautista)

Amarela Varela, profesora investigadora de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, observa que “las estrategias migratorias mexicanas no son soberanas y no hay un modelo propio, sino que responden al cierre selectivo de las fronteras de Estados Unidos que, cuando les hace falta, deja pasar a ciertos grupos de trabajadores imprescindibles y cuando no, las cierra”.

La situación empeora, dice la analista, “por el adelgazamiento de las políticas de asilo en Estados Unidos hasta casi su muerte –primero con el programa Quédate en México, luego el Título 8 y el 42, y recientemente con el último decreto de Joe Biden–, las cuales cerraron la posibilidad para muchos y las migraciones serán escupidas por México con criterios raciales, como ya se ha visto”.

Mientras tanto, en el albergue Constitución de 1917 de la capital mexicana, se adaptan a la interculturalidad con estrategias certeras, como dejar que preparen sus propios alimentos quienes no comen carne o no les guste la sazón local, o con la creación de espacios para los rezos musulmanes ante los ojos incrédulos de los hispanoparlantes.

Migrantes esperando en el albergue Constitución de 1917 (Foto: Juan Carlos Bautista)

El largo camino desde Asia

Los afganos Ali Reza y su amigo Hassan Azkar llevan un mes y medio en el albergue Constitución de 1917. Son definidos como casos “especiales”. Regularmente sólo pueden permanecer ahí cinco días, pero por razones de idioma ellos no han podido encontrar empleo.

La espera es larga. Se deprimen, reconoce Azkar a través del traductor de Google que permite la comunicación con MILENIO del persa al español. “Llevamos más de dos años en el camino y no puedo decir que hayamos tenido un solo momento feliz”.

Ali Reza, de 22 años, es más optimista, más parlanchín. A diferencia de su compatriota, no duda en contar lo que pasó: “Somos víctimas de la intolerancia religiosa de los talibanes porque somos musulmanes chiítas, no sunitas, como ellos”.

El muchacho respira. Muestra algunas fotos en el teléfono. En ellas, aparece su rostro, cuello, brazos quemados después de un ataque con agua hirviendo que lo empujó a salir del país cuando un tío le mandó dinero. El muchacho tenía visa para ir a Irak y se fue en 2022. Dos años después, su familia reza para que pueda llegar a Estados Unidos.

“Tengo problemas de dinero y por eso vine al albergue. Tengo miedo de que me regresen porque me dio mucho trabajo llegar hasta acá. Estoy cansado de Afganistán, de los talibanes y quiero empezar de cero en Estados Unidos”, explica.
Albergue Constitución de 1917 (Foto: Juan Carlos Bautista)

Hassan Azcar asienta e interviene: “Ya pasamos por 10 países, nos robaron, viajamos en autobús, motocicleta, camión, pasamos hambre y perdimos dos años de nuestra vida… ¡no podemos regresar!”.

Los afganos llegaron al continente americano por Brasil. Fue al país que pudieron volar desde un punto de partida en Asia que prefieren dejar en anonimato por razones de seguridad y confidencialidad con los traficantes, y porque constantemente las aerolíneas ponen restricciones a pasajeros del Medio Oriente para viajar a países latinoamericanos cuando se dan cuenta de los que los utilizarán como trampolines hacia Estados Unidos.

Un ejemplo es lo que hizo recientemente Turkish Airlines. Anunció “controles adicionales”: además de una visa, los pasajeros ahora deben proporcionar billetes de ida y vuelta, reservas de hotel totalmente pagadas y prueba de fondos suficientes para su viaje.

Como Turquía no exige visados ​​de viaje a los ciudadanos de Rusia y los países de Asia Central, con excepción de Turkmenistán, hasta ahí se trasladan los migrantes en su ruta hacia la Unión Americana.

Migrantes esperando en el albergue Constitución de 1917 (Foto: Juan Carlos Bautista)

“Si no es por un lado, es por otro, pero encuentran la forma”, advierte Amarela Varela, la investigadora de la Universidad de la CdMx sobre los 2.5 millones de encuentros de migrantes que Estados Unidos tuvo en sus fronteras del suroeste en 2023. De Asia Central se contabilizaron unos 50 mil viajeros, de acuerdo con datos de la Patrulla Fronteriza estadunidense.

Pero fue un solo país el que marcó el repunte principal de la oleada de migración asiática medible a través de las detenciones en México y Estados Unidos que sumaron otras 50 mil personas.

Wilson Center detalla que la reciente migración china indocumentada se debe a asuntos económicos relacionados a la desaceleración del crecimiento del país, en parte relacionada por el traslado de empresas hacia México por la política de nearshoring o relocalización, impulsada primero por Trump y ahora por Biden, y en parte por ciertas medidas del gobierno despótico de Xi Jinping, como las políticas extremas de cero Covid.

Otro factor es el rechazo de más del 79 por ciento de las visas B para estudiantes, una vía histórica usada por los chinos para escapar de sus problemas. Incluso había un término para ello: ‘Runxue’ compuesto por el inglés ‘run’ (correr) y el chino ‘xue’ (estudiar).

Con ese tipo de factores en contra, los chinos se volcaron a buscar información en las redes sociodigitales a su alcance. Recurrieron a Weixin (WeChat), Douyin (TikTok) y Telegram para recabar instrucciones sobre cómo solicitar pasaportes, dónde volar, cómo empacar y cómo sortear a los cárteles y los funcionarios fronterizos en México y otros países.

De acuerdo con la Organización Internacional para las Migraciones, de la ONU, una ruta muy utilizada por los migrantes chinos es volar a Ecuador, donde no se les exige presentar una visa, de ahí llegan a la frontera norte de Colombia, donde se enfrentan a la peligrosa selva del Darién, se registran ante las autoridades en Panamá sin problemas y continúan su viaje en automóvil o autobús hacia el norte.

Así llegó Hu Seng a la capital mexicana, donde hoy espera por su cita de la aplicación digital CBP (Customs and Border Protection) One. Él trabaja en un restaurante aledaño al albergue. “Quién sabe cómo hizo con el idioma pero ya está cocinando ahí”, comenta Daniel Sandoval, encargado del albergue Constitución de 1917.

Albergue Constitución de 1917 (Foto: Juan Carlos Bautista)

Entre África y México

El estudio ‘Migración Africana a través de las Américas’, del MPI, concluyó que una buena cantidad de africanos no tienen precisamente la intención de llegar a Estados Unidos, sino de escapar de un destino fatal entre el crimen, la corrupción y los regímenes totalitarios de sus países.

Así que viajan a Brasil porque es la séptima economía más grande del mundo y porque el 50 por ciento de los ciudadanos brasileños se identifica como de ascendencia africana. Hay cercanía.

Pero hay dos factores más importantes: es el país latinoamericano con mayor número de representaciones diplomáticas en los países africanos, con vuelos directos disponibles desde varias ciudades importantes. En los últimos 15 años, Brasil, como ya se mencionó, plantea los requisitos de visa o entrada más laxos del hemisferio occidental junto con Ecuador.

“Aunque poco a poco han incrementado sus restricciones, siguen siendo muy pocas y solo para algunos Estados, por lo tanto, puntos de entrada común al hemisferio occidental”, refiere el estudio del Migration Policy Institute.
Daniel Sandoval, encargado del albergue Constitución de 1917 (Foto: Juan Carlos Bautista)

Alfa Toga, migrante de sonoro nombre, llegó a Brasil procedente de Togo, un pequeño país en la costa oeste africana, pero no se acomodó y siguió su camino hasta México, donde se le acabó el dinero. Sin más opción de alojamiento, llegó al albergue Constitución de 1917 y pidió una prórroga de estancia.

Para sorpresa de todos, encontró empleo en la construcción, pidió asilo y sacó una cuenta bancaria. Dijo: “Esto es lo mío”, se quedó y planea traer a su familia. Desde lejos, muy lejos.

Fact checking: JRH

aag

  • Gardenia Mendoza
  • Periodista especializada en temas migratorios y en la relación de México con Estados Unidos. Ha sido corresponsal para medios internacionales en radio, prensa escrita y TV. Hoy forma parte de coberturas especiales de 'Milenio'.

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