Soy antipriista desde niña; me apasionan las quesadillas y Sor Juana: Wendy Briceño

Entrevista

Originaria de Hermosillo, la presidenta de la Comisión de Igualdad de Género de la Cámara de Diputados se considera una mujer de izquierda, feminista y una persona vaga, por lo que le gusta conocer lugares.

“Hay quienes pensamos que la política y el servicio público son una vocación”. (Javier Ríos)
Fernando Damián
Ciudad de México /

Antipriista desde los 10 años de edad y feminista a partir de los 20, la presidenta de la Comisión de Igualdad de Género de la Cámara de Diputados, Wendy Briceño (Hermosillo, 1979), se declara estudiosa apasionada de la vida y obra de Sor Juana Inés de la Cruz.

Autodefinida como una mujer de izquierda y, sobre todo, nacionalista, la legisladora de Morena gusta de la comida italiana, así como de la china y japonesa, pero más todavía disfruta la yucateca, la sonorense y la chilanga.

Se considera una vaga, pues no pierde oportunidad de conocer lugares ni de caminar.

¿Cómo comenzó su carrera política?

En sí en la política empecé en 2014, con Morena, fue mi primera afiliación y yo tenía muy claro que esa militancia sería en la izquierda, porque entiendo la causa de las mujeres desde esa perspectiva.

En 2015 fui candidata a diputada local por Morena en Hermosillo; no ganamos, el contexto era distinto y el norte es complicado para la izquierda.

Seguí participando en el partido, caminé mucho, fui candidata en 2018 y finalmente diputada federal.

Considero que hay una diferencia entre quienes creen que la política es negocio y quienes pensamos que política y servicio público son una vocación.

Lo otro que ha marcado mi vida fue el activismo feminista desde los 20 años, cuando estaba en la universidad.

¿Qué viene a su mente con la palabra feminicidio?

Una de las expresiones más terribles que puede haber, que es el asesinato de mujeres en razón de odio y eso es terrible, porque se les asesina por un tema de dominio, de posesión, por pensar que hay vidas que son desechables, tan desechables que pueden quedar expuestas en la vía pública y, como hay impunidad, se repite una y otra vez. Lo que viene a mi mente no es solo esa expresión terrible y dolorosa, sino la colusión y la omisión del Estado.

¿Cómo fue el entorno de su infancia en Hermosillo?

De mi infancia recuerdo muchas cosas, muchas tardes saliendo a jugar en paisajes áridos del desierto, el color de la tierra, poco verde, corriendo mucho, creo que necesitaba moverme mucho.

Recuerdo también el ejemplo de mi mamá, de su esfuerzo, de su tesón para darnos educación. Puedo decir que fui una niña estudiosa y luego creo que abrí la mente a más divertimento.

Recuerdo con particular cariño la Universidad de Sonora, porque ahí conocí muchas amistades presentes aún 20 años después y conocí este pensamiento que se comenzó a forjar ahí.

¿Y en aquel entonces había alguna figura de la política que le inspirara a hacer lo que hace ahora?

Mi papá hablaba de política y mucho de lo que yo crecí escuchando era desde una perspectiva opositora; entonces, si me preguntan, de los primeros sentimientos que tuve fue un antipriismo muy fuerte y lo debo confesar. Era un sentimiento que recorría a mucha gente y yo lo traducía a mis 10, 12 años y comenzaba a politizarme de esa manera.

Mi papá mencionaba a El Maquío, Cuauhtémoc Cárdenas, Rosario Ibarra de Piedra, personajes que estaban en la izquierda o en el panismo de oposición y que venían a mi mente como los personajes que, yo pensaba, tenían que conducir la vida del país.

¿Algún personaje histórico que admire?

Sor Juana Inés de la Cruz es un personaje que, de muchas maneras, por el contexto que le tocó vivir, ha llamado mucho mi atención para buscar entender su contexto e, incluso, para buscar cómo descifrar su sufrimiento, porque en un contexto tan complicado, con una genialidad tan impresionante, no fue sencillo, según las historias que se han escrito, pero es un personaje tan fuerte, tan impresionante, que, pese a la discriminación justo por causa de género, pues de estar en los márgenes logró colocarse al centro con la riqueza de su intelecto y de su voluntad. Es uno de los personajes de la vida mexicana y a escala mundial que me parece más apasionante.

Además de las lecturas sobre perspectiva de género, ¿qué le gusta leer?, ¿cuál es su autor favorito?

En este momento estoy leyendo a Gioconda Belli, con El país de las mujeres; me gustan textos sobre la Nueva España para entender el México colonial, porque mucho de nuestra mentalidad se forjó en ese tiempo. Entre mis libros favoritos está Revolución desde adentro, de Gloria Steinem, que lo leí hace muchos años y es una de las lecturas que me ha dejado marcada como por un impulso interior de reflexión.

Me gusta Gabriel García Márquez, me gusta mucho Haruki Murakami, puedo decir que soy su fan.

¿Y su platillo preferido?

La comida mexicana, la yucateca, sonorense, los tacos de carne asada, ¡no puedo negarlo! Me encanta la comida chilanga, las quesadillas de chicharrón y las de flor.

¿Cuáles son sus pasatiempos?

Me gusta caminar; tengo un par de perros, Buki y Cayetano, ambos adoptados; los dos son un amor, para mí son parte de la familia. Entonces, a veces camino con ellos o salgo a tomar un café o una copa con amigas, amigos. Me considero una vaga, me gusta mucho conocer lugares.

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