La unidad móvil de Médicos Sin Fronteras alertó sobre el incremento de violaciones sexuales tanto a mujeres como hombres migrantes que se trasladan en La Bestia. Algo que había quedado atrás, ahora vuelve a reaparecer. Los migrantes lo cuentan con miedo, tienen miedo.
Ante los retenes en carreteras, transitan ahora por rutas de mayor riesgo. Candy Lizbeth Hernández, integrante de la organización que atiende indocumentados que esperan el tren y que están en la Casa del Migrante de la Diócesis de Coatzacoalcos, Veracruz, revela que los migrantes se previenen para esa violencia sexual.
“Las mujeres solicitan anticonceptivos para prevenir embarazos, pues saben que serán violadas, saben que las van a violar” y en el caso de los hombres esos abusos van en aumento.
“Nos han tocado pacientes víctimas de violencia sexual: los asaltan, los desnudan, los secuestran y violentan sexualmente; nos toca otorgar medicación para prevenir infecciones de transmisión sexual, como el VIH”.
Las agresiones ocurren desde la zona de El Ceibo y Tenosique, en Tabasco, hasta Coatzacoalcos y Las Choapas, en Veracruz.
Los indocumentados llegan para atención por traumas, “al momento de correr de la migra o para subir al tren se esguinzan”. A los niños se les atiende de picaduras de moscos, hongos en los pies, infecciones, enfermedades respiratorias y gastrointestinales.
José Luís, de 11 años, está en una esquina de la colonia Nueva Obrera de este municipio, acompañado de su madre y dice que va a EU. Él es uno de las decenas de infantes que pasan sin registro por la localidad.
El coordinador de la Casa del Migrante, Alfonso Delgado, dice que “el número de menores de enero a febrero pasó de 12 a 60 niños y en lo que va de julio llevamos 20 niños acompañados.
“Hay casos especiales, cuando llegan niños solos porque algunos de sus familiares no pudo subir al tren: son de 13 a 14 años, tenemos otro de 8 años. Aquí esperan a su familiar”.
En el albergue hay 30 literas, 60 espacios para dormir. Todos duermen en ese espacio sin privacidad: hombres, mujeres y niños.
En algunas casas se rentan cuartos para migrantes: un sanitario repleto de excremento, una cubeta con agua por si alguien quiere bañarse, un cartón y un rincón para dormir en el piso. Todo por 20 pesos al día.
Las historias que se cuentan aterran: “Hace nueve días en La Bestia llegamos a Reynosa. Se subieron unos encapuchados armados, nos bajaron y nos seleccionaron en tres grupos: los que llevaban contactos con alguien de EU, las mujeres y otro que mandan de regreso en otro tren a Monterrey”.
Al primer grupo se lo llevaron para extorsionar a sus familiares, las mujeres fueron violadas y al tercero, antes de montarlos en el tren, fue pegado a una pared y retratado. Los amenazan que ya no los quieren ver ahí, pues de lo contrario los matarían.
Pese a los retenes en carreteras, máxima apuesta del gobierno federal para contener la migración, el flujo no disminuye: “En marzo tuvimos, mil 100; abril, mil 90; mayo, 998, y junio, mil 105… No sé qué está pasando”, cuenta el Alfonso Delgado.
Alicia Hernández es la cocinera de ese albergue y acusa que el gobierno simplemente no ayuda en nada: “Hace como un año gente del gobierno trajo bastantes donaciones, hace un año”. Ni antes ni después lo ha vuelto a hacer y menos hoy que siente sobre su cabeza la presión de Trump.
Y ADEMÁS
FALLECE OTRO ILEGAL EN ARIZONA
La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de EU informó la muerte en la frontera de Arizona de un migrante originario de Nicaragua, de 52 años y que formaba parte de un grupo de 36 indocumentados.
El migrante falleció después de ser transportado de emergencia a un hospital local, informó la agencia federal en un comunicado de prensa, en el que no detalla la causa del deceso. En tanto, la embajada de EU en Guatemala pidió a los guatemaltecos que no formen parte de los más de 30 mil que han sido deportados este año.
“En lo que va de año son más de 30 mil personas las que han sido retornadas. No seas un número más”.