Cosifican en redes sociales a sexoservidoras en Puebla

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El anonimato permite a los usuarios de Twitter entrar a las habitaciones, espiar y exponer a este sector de la sociedad, lo que viola sus derechos humanos.

Sexoservidoras | Especial
Puebla /

Como si se tratara de un producto, las trabajadoras sexuales son calificadas por su cualidades y sus carencias, ubicándolas en los centros donde ofrecen sus servicios, con nombres llamativos e intrigantes como el Shalalay, Golden, la Roca 2, El Zona Roza en la Capu, entre algunos otros.

El anonimato permite a los twitteros entrar a las habitaciones, espiar y exponer a este sector de la sociedad, lo que viola sus derechos humanos, cuando muchas de ellas han ocultado su trabajo por años, de un momento a otro quedan expuestas, echando abajo todo el tiempo que se esforzaron para llevar una vida paralela y desconocida para sus familias, de las cuales, comúnmente, son el sustento económico.

Mapas públicos actualizados en Google Maps, foros con críticas, datos, fotos y videos de los sitios de encuentro con decenas de sexoservidoras en el área conurbada, es con la complejidad que se desenvuelve el mundo de los consumidores de sexo pagado en Puebla.

La red social de Twitter, que cuenta con las medidas menos estrictas para la reproducción de material visual para adultos, es un terreno propicio para la construcción de una comunidad voyerista, con cámaras ocultas y videos clandestinos que, desde la planeación, la persona que lo realiza se pone en riesgo de ser descubierto y golpeado, en el mejor de los casos, lo que genera la suficiente cantidad de adrenalina para que decenas de internautas aporten y hagan crecer a esta comunidad.

Algunas cuentas de Twitter destacan porque interactúan de manera abierta y pública, calificando cuerpos, cualidades físicas, disponibilidad y actitud de las sexoservidoras. Esto en un universo profundo y complejo de la crítica a las trabajadoras sexuales del Centro Histórico en la capital poblana.

Videos con cámaras ocultas en mochilas, celulares dejados en lugares específicos o escondidos captan imágenes que, al contratar los servicios sexuales de mujeres, son recopilados para después subirlos a la red.

En los centros de trabajo, las sexoservidoras exhiben en mantas impresas los rostros de los fallidos espías que pasaron horas sólo admirándolas sin contratarlas. Siempre han existido de manera física estos centros de servicios sexuales, sin embargo, ahora se suman las comunidades en redes sociales que las identifican, conocen y califican, con los pros y los contras que esto representa.

AAC

  • Alfredo Fernández

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