Mezcal de cempasúchil envuelve la tradición de Día de Muertos en Puebla

EDICIÓN FIN DE SEMANA

Las familias Carpio y García se atrevieron a innovar y “darle vida” a un mezcal de cempasúchil, ideal para traer del Mictlán a las almas que hace tiempo “se nos adelantaron”.

Mezcal de cempasúchil envuelve tradición de Día de Muertos en Puebla | Melanie Torres
Carlos Morales
Puebla /

La flor de cempasúchil es la joya de la corona que envuelve una de las tradiciones más importantes de México: el Día de Muertos. Su uso sirve para marcar el camino que nuestros difuntos deben seguir para volver a casa y disfrutar de los altares en su honor.

Las familias Carpio y García comprenden el simbolismo detrás de esta creencia de origen mexica, pero se atrevieron a innovar y “darle vida” a un mezcal de cempasúchil, ideal para traer del Mictlán a las almas que hace tiempo “se nos adelantaron”.

Este producto es de origen poblano y pertenece a la marca “Gato Madre! Siete vidas”. Su producción es exclusiva de la temporada de Día de Muertos, y MULTIMEDIOS Puebla conoció el minucioso proceso que los creadores llevaron a cabo para dar “vida” a esta bebida.

El ritual tiene lugar en el municipio de San Diego La Mesa Tochimiltzingo, ubicado en la Mixteca Alta, a 45 minutos de la capital poblana, donde el maestro mezcalero Lorenzo García nos abrió las puertas de su palenque, en compañía de la familia Carpio Pérez, quienes impulsaron el proyecto del mezcal de cempasúchil en esta región.

“Queríamos hacer un mezcal diferente, fuera de lo común, innovar. Mezcales hay muchos en Puebla, pero ninguno con cempasúchil dentro, y eso permite degustar un producto que va con el Día de Muertos, pero que está disponible todo el año”, explicó Josué Carpio.

Él, junto a sus padres y hermanas, inició en el mundo del mezcal hace más de un lustro. Ahora, a sus 24 años, ve en el cempasúchil una oportunidad de emprendimiento diferente al uso común de la flor, que es adornar los altares de los difuntos.

“Puedes probar algún otro destilado, pero ninguno se compara a esto que estamos haciendo ahora porque no lo vas a encontrar. No es un mezcal común y la calidad de lo que hacemos está en las notas que tiene el destilado, en su sabor”, destacó.

Describió la elaboración de mezcal como algo “mágico” porque permite el involucramiento de toda su familia en el proceso y también conecta con nuestros antepasados a través de las tradiciones que nos heredaron, como el Día de Muertos“Se trata de hacer algo que amas”, sentenció Carpio.

Ofrenda

Más allá de las barricas y los magueyes que adornan el paisaje, el aroma que más persiste en el interior de la fábrica es el de la flor de cempasúchil, que ya fue deshojada por don Lorenzo para ser incorporada en el alambique durante el proceso de destilación del mezcal. Aquí se hace con un horno de leña, fiel a las tradiciones.

“Estamos en una plantación de angustifolia (espadín) cuyo proceso de crecimiento es de tres años. Este agave es nuestra materia prima para la misión que tenemos ahora”, apuntó el maestro mezcalero.

Luego de una hora, la destilación del agave alcanzó su punto máximo y, poco a poco, un chorrito de mezcal de cempasúchil sale del alambique para ir llenando el depósito con el que el producto será embotellado para su venta.

Sin embargo, este proceso tiene un punto de retorno si no pasa la prueba del perlado, en la que el maestro mezcalero toma una jícara y un carrizo para succionar un poco. Antes de que llegue a su boca, lo deja caer como si fuera una fuente, y si se forman burbujas o “perlitas”, la bebida está lista con la graduación deseada, que suele variar entre 45 y 55 grados.

“El mercado pide el mezcal con cempasúchil y tenemos que ir innovando. Ojalá que la gente se acerque a conocer nuestro producto”, aseguró García.

AAC

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