La cuarentena y el no poder salir a las calles puede ser tomado como un privilegio de clase, pero también como una falta de convencimiento de la importancia de quedarse en casa. En Puebla, 66 por ciento de la población ocupada se encuentra en el sector informal, situación que se traduce en que si no salen a trabajar, será complicado que reciban recursos. Al mismo tiempo, existen factores sociales, culturales y hasta psicológicos que influyen para que la población no se quede en casa.
En el punto anterior coincidieron académicos de la Universidad Iberoamericana Puebla y de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (Upaep), quienes señalaron que la crisis sanitaria rebasó los sistemas políticos, económicos y académicos, con problemáticas que deben ser atendidas para procurar el bien común.
Miguel Calderón Chelius, director del Observatorio de Salarios de la Universidad Iberoamericana Puebla, explicó que, ante la imposibilidad de quedarse en casa para determinadas personas, los índices de mortalidad tendrán un impacto demográfico importante en la población más vulnerable.
“Nos encontramos en procesos inéditos, en los cuales nos tenemos que reinventar en la manera en que hacemos las cosas. Existen realidades paralelas para las cuales la idea de parar es absurda, pues las condiciones de vida orillan a trabajar para saldar las cuentas del día. En México, la epidemia tendrá un sesgo social: va a impactar más en los sectores que no tienen la posibilidad de aislarse”, destacó.
Calderón Chelius comentó que, en Puebla, 66 por ciento de la población ocupada se encuentra en el sector informal, es decir, carece de seguridad social y, en muchos casos, vive al día, sin la posibilidad de tener ahorros para sobrevivir sin trabajar.
“Cuando 55 por ciento de la población económicamente activa está en el sector informal, casi 70 por ciento en Puebla, el discurso debe dirigirse a la parte más vulnerable de la sociedad. Las afectaciones serán considerables en materia de decesos, infraestructura y economía. En el escenario político, la confrontación será inminente”, apuntó.
Recordó que, al inicio de la contingencia, la retórica de quedarse en casa era ensombrecida por las acciones del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, como las giras y mítines; mientras que las clases medias y altas piden una serie de actitudes y posturas hacia problemáticas específicas, pero la mayoría de la población mexicana no se encuentra en ese ámbito.
Señaló que se presentan múltiples disonancias entre el mensaje retórico y las acciones concretas que han tomado tanto el Ejecutivo federal como las autoridades de cada estado. “Esta confrontación constante ha obstaculizado el trabajo articulado entre los diferentes actores políticos, además de propiciar el oportunismo político de cara al panorama electoral de 2021”, comentó.
Por su parte, Dulce María Pérez Torres, investigadora de la Facultad de Psicología de la Upaep, explicó que para que se respete el aislamiento, la familia tiene mucho trabajo por hacer, sobre todo, actividades para proteger y cuidar al sistema, como es el cuidado de la parte económica que mueve a todas las estructuras sociales y a las familias.
“Ante la contingencia por el coronavirus, las familias ya tienen presentes todos los cuidados y recomendaciones que se deben seguir para evitar contagios, pero quizá sea importante recordarles que, si guardamos el orden, el orden nos guardará de esta enfermedad. Es importante que en la familia en estos momentos de cuarentena, cada uno de los miembros tengan asignadas tareas, actividades que les ocupen su día en casa para que se reduzcan todos aquellos pensamientos y acciones que pudieran generar algún tipo de violencia en contra de alguno de los miembros”, finalizó.
mpl