Originario de Ajalpan, Puebla, Pedro Ávila es un mexicano que pasó de las filas del Ejército Mexicano en Atlixco a ser dueño de la barbería Gentlemen´s Choice Barbershop ubicada en Tucson, Arizona, y quien deja claro que “con ganas de trabajar, todo es posible”.
En entrevista para Multimedios Puebla, Pedro detalla que desde hace 28 años está fuera de su país, pues fue en 1995 arribó a Tucson, Arizona, tras dos años de vivir en Tijuana, pero anteriormente estuvo tres años en el Noveno Regimiento de Caballería del Ejército Mexicano en Atlixco.
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Tras enterarse que sería papá, Pedro tomó la decisión de moverse al otro lado, en busca de tener un mejor empleo para él y su familia, y fue así que comenzó con diversos trabajos, como lava platos, cortar zacate y en obras. Sin embargo, ya no quería hacerlo, por lo que con la ayuda de su hermana que también se fue a vivir a Arizona, tomó un curso de barbería y los fines de semana en una escuela comunitaria clases de inglés.
“A los 15 años me di de alta en el Ejército en Atlixco, y tras tres años me mudé a Tijuana, ahí estuve dos años y fue en 1995 que me moví a Tucson, Arizona, y bueno, a partir de ahí es historia”, señala al agregar que afortunadamente años después lo alcanzaron sus papás, cinco hermanas y un hermano, situación que le ayudo a su estabilidad emocional.
Fue su hermana quien lo motivo a estudiar barbería, aunque él tenía ese tabú que dicho trabajo no era nada masculino, pero con el paso del tiempo le fue gustando, hasta llegar una gran oportunidad de hacerse de su negocio en 2008, toda vez que la dueña de la barbería Gentlemen´s Choice Barbershop iba a retirarse y vender el lugar.
“No tenía ni idea de cortar el cabello, pero lo que sí tenía como todos los mexicanos eran las ganas de trabajar y de tener algo. Yo vivía en un pueblo muy pequeño de Puebla y miraba las carencias y la pobreza, entonces siempre tuve las memorias de mi infancia, sabía que tenía que empujar, llegué aquí, trabajé a donde nadie quiere, los lugares indeseables lavando trastes, restaurantes cortando zacate, en construcción con altas temperaturas, y llegó el punto que estaba enfadado y dije que no podía seguir así. Tomé cursos, sentía que el trabajo de barbero no era masculino, pero siempre me dije que había qué echarle ganas”.
Agregó que cuando tomó la decisión de comprar la barbería, también vinieron las complicaciones del tema económico, si bien, tomó un préstamo, desconocía la tasa de interés, pero no le importó y se arriesgó, y hoy en día tiene a su cargo a ocho personas que trabajan para él, además de la confianza de muchos ciudadanos que acuden a su negocio por un servicio.
Del mismo modo, destacó que la barbería está en el centro de Tucson, muy cerca de la universidad, y que ha tenido clientes importantes como los coach de equipos locales, además de congresistas, e incluso el cónsul de México en Tucson, Arizona, Rafael Barceló “se ha convertido en un gran cliente”.
“Muchas personas reconocidas han venido al negocio, vienen congresistas couches, el cónsul de México, Rafael Barceló ya es un cliente, así como jugadores de béisbol de la universidad. Es un negocio reconocido, porque cada persona que viene la tratamos bien, nos brindan su confianza. Se dan cuenta que venimos a trabajar, no a traficar droga, a aprovecharnos del sistema”, señaló al adelantar que tiene planeado ampliar el negocio y abrir otra barbería en la zona, pero esto será poco a poco. Pues en Tucson hay posibilidades de progreso.
El poblano abundó que hoy que es dueño de la barbería y que tiene planes de expandirse; también busca formar a quiénes trabajan con él, a personas con buena ética moral, amables, con sueños, y con ganas de salir adelante, “no solo se trata de cortar el cabello, sino de formar a mis muchachos, pues el que no vive para servir, no sirve para vivir”.
Con toda la familia Ávila en Tucson, Arizona, contagia sus costumbres a la sociedad anglosajona, ya que en cada temporada ellos arreglan su negocio, ejemplificando nuestra identidad, por ejemplo ahora que viene la temporada de muertos, colocan la ofrenda, mostrando así el orgullo de ser mexicanos y poblanos.
Como mexicano, el futbol es una de sus grandes pasiones, al recordar que de pequeño era fanático de la franja del Puebla, y ahora desde que está en Estados Unidos, no se ha perdido ningún partido de la selección mexicana, “en las buenas y en las malas ahí estoy con la selección, pronto vendrán a los Ángeles a jugar contra Colombia y ahí estaré, mi esposa es de Bogotá”.
Para finalizar, Pedro Ávila llamó a todos los poblanos a seguir sus sueños, pues en su caso ese también fue un motivo y ahora ha llegado lejos tras quitarse el miedo “yo me dije, ¿qué tienes que perder?, nada, pero si te la juegas, ganas mucho”.
“A todos nos da miedo, pero debemos ser valientes, aventarnos, empujarnos y alimentar nuestros sueños”.
CHM