Pese al alza en cascada de algunos productos de la canasta básica como el huevo, pollo, tomate, así como en el precio de algunas bebidas de importación y otros insumos, el sector restaurantero no ajustará el costo de sus platillos y tendrá que absorber los costos extra hasta el próximo año.
“Ante la reactivación económica es complicado llegar y subir los precios, como sector nos tocará absorber lo que resta del año los incrementos. En diciembre, dependiendo de cómo esté la situación pensaremos en una estrategia de aumento de precios en las cartas a lo que se ha venido dando como inflación”.
De acuerdo con el presidente de la Cámara Nacional de la Industria Restaurantera y Alimentos Condimentados (Canirac) en el Valle de Toluca, Mauricio Massud Martínez, el alza se ha dado en insumos básicos para el sector, ya sea por las sequías y la escasez o la inflación y su repercusión directa.
Será a finales de año cuando analicen cómo va la recuperación, si se mantienen los mismos precios o si existen condiciones para hacer un pequeño incremento en los platillos, el cual será mínimo comparado con el costo final del producto.
“Todas las verduras están muy caras, lo mismo que los abarrotes, la carne y el alcohol, en su mayoría subieron alrededor de 5 por ciento y el pescado 6 por ciento, no podemos transportar esos costos a la carta porque saldríamos del mercado”.
Con la pandemia, refirió, se vieron obligados a modificar sus estrategias para no tener mayores pérdidas, incluso dieron cursos a sus afiliados para aprovechar al máximo todos los alimentos. Con la reapertura –explicó- hicieron una estructura operativa muy fuerte y redujeron sus menús.
“Prácticamente la mayoría de los restaurantes redujimos cartas casi 50 por ciento, es decir, bajamos el número de platillos, lo cual evita mermas y altos costos de inventario, que se traduce en dinero parado en los almacenes y congeladores, dado que no sabíamos cuánta gente regresaría a los negocios tras la pandemia”.
Aunado a que han optado por el consumo de insumos locales para gastar menos en traslados o importación como los wiskis que han subido hasta 15 por ciento, costo que no se puede reflejar al cliente.
Por último, Massud Martínez enfatizó que la restricción de horarios la gente permanece más tiempo en los establecimientos y ha reducido su consumo, “con la economía golpeada la gente sale, pero ya no come como antes, y si ve un alza en la carta será negativo para el negocio”.
MMCF