La crisis ambiental que llevó al cierre de la Playa del Amor en el Parque Nacional Islas Marietas en 2016, transformó la visión de los permisionarios turísticos de la región, que los llevó a mejorar las coordinación con autoridades y expertos, estableciendo un modelo de aportaciones voluntarias único en el país, para la conservación delárea natural protegida.
El velar por la conservación de la playa La Escondida como originalmente se le conoce, implicó mayores restricciones al turismo, ahora solo pueden entrar 15 personas cada media hora, por lo que a fin de no perder ingresos, se quintuplicó el costo del acceso al paradisíaco destino, pasando de 400 a mil 900 pesos por persona, para que al mismo tiempo, los turistas reconocieran el valor de esta peculiar playa, cuyo porcentaje de sus aportaciones se destina a un fondo que permite realizar acciones para la conservación.
"Islas Marietas creció un 200% por una foto que se subió a las redes sociales y creció mundialmente. El 80% de nosotros ignorábamos el daño que hacíamos en el parque por no tener el conocimiento que tiene un biólogo, por no tener conciencia, sin maldad, vaya; ahora ya intervinieron biólogos, autoridades y nos explicaron lo importante que es cuidar el mundo marino, ahorita, ni de broma echamos un ancla", señaló Isaí Pelayo, presidente de la asociación de permisionarios turísticos Bahía Unida.
Los permisionarios de ocho puertos de Jalisco y Nayarit crearon la asociación civil Bahía Unida, que integra a 90 socios con una flota de 176 embarcaciones. Con la apertura del fondo que es administrado por la organización Pronatura Noroeste, los guardaparques de la Conanp, lleva a cabo la vigilancia a la entrada de la playa, a bordo de embarcaciones, además de otras acciones como sembrado de corales y monitoreo de aves en todo el Parque Nacional Islas Marietas.
En un recorrido con MILENIO, Jorge Castrejón, director del parque a cargo de la la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp) recordó que la playa cerró por tres meses en 2016 -debido al descontrol del turismo y las malas prácticas de los permisionarios-, cuando entonces representaba el 90 por ciento de atractivo para los visitantes.
Durante su mayor apogeo, ingresaban hasta 800 personas al día, una saturación que ponía en riesgo de colapso a este ecosistema, pues ya se había documentado daños al arrecife de coral, el riesgo de derrame de combustible de las embarcaciones y cambios en los hábitos alimenticios de los peces. Así que los estudios de capacidad de carga establecieron bajar de inmediato la afluencia a 116 personas por día, divididas en grupo de 15 personas cada media hora.
"Usted visitaba Islas Marietas o Playa Escondida por 400 pesos, porque usted visitaba el parque (Islas Marietas) y podría era libre, no había una limitación de capacidad por día, una vez que se nos cerró, se nos acortó a 116 personas" dijo Isaí Pelayo.
Además se limitaron las actividades a lo largo del parque, no se puede realizar snorkel, ni apnea, tampoco se pueden utilizar aletas, se debe usar bloqueador biodegradable y no está permitido el uso de PET en las embarcaciones.
Mientras que el director del área natural protegida puntualizó que "la posibilidad de supervisar que las actividades se realicen de manera correcta, es lo fundamental porque puedes tener pocas personas, pero si estas personas infringen reglas, se posan sobre los corales, rompen corales o bien se llevan organismos del fondo es perjudicial, no solo es el límite, también es cumplir las reglas", resaltó Jorge Castrejón.
De esa forma, la Playa del Amor se convertió en un destino más exclusivo, que no ha perdido fama entre los viajeros como una de las playas más bonitas de México.
"La Playa del Amor sigue siendo uno de los principales sitios de atractivo pero ahora con mucha satisfacción de las personas que visitan porque no llegan aquí y hay toda la concentración de personas, estamos prácticamente solitarios en la playa", agregó Jorge Castrejón.
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