En condiciones de pobreza viven 42 por ciento de los niños tamaulipecos, de acuerdo con una investigación de la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim). El organismo dio a conocer que esto se traduce en un deficiente acceso a la salud, a una alimentación sana y a la tecnología, lo que a su vez limita su aprendizaje.
“Esta situación se ve agravada con la pandemia de covid-19, sobre todo por la brecha digital de miles de familias en condiciones de pobreza, que enfrentan la falta de acceso a los recursos tecnológicos necesarios para adecuarse a las clases virtuales ofrecidas en todos los niveles educativos”, apunta el organismo no gubernamental.
El mayor porcentaje de pobreza infantil lo tiene el estado de Chiapas, con ocho de cada diez menores de cero a diecisiete años, le siguen Guerrero, Oaxaca, Puebla, Veracruz, Tlaxcala, Michoacán, Tabasco, Hidalgo, Zacatecas, Morelos, San Luis Potosí.
Después se encuentran Estado de México, Campeche, Yucatán, Guanajuato, Durango, Nayarit, Tamaulipas (42%), Querétaro, Jalisco, Sinaloa, Quintana Roo, Colima, Aguascalientes, Chihuahua, Ciudad de México, Sonora, Baja California, Coahuila, Baja California sur y Nuevo León, este último con apenas un 25%.
Precisa Redim que Tamaulipas ocupa el lugar 19 de la tabla nacional en este indicador de pobreza y, por otra parte, su tasa estatal de ocupación infantil no permitida es de 4.4, encontrándose entre los más bajos.
Esta segunda condición “no solo resta la posibilidad de continuar sus estudios, sino que tiene efectos nocivos en su desarrollo físico como resultado de actividades basadas en cargar objetos o productos de mayor peso a lo recomendado por los especialistas en salud ocupacional”.
La Red por los Derechos de la Infancia en México demanda políticas públicas para evitar un círculo vicioso en donde la pobreza siga generando más pobreza y brindar condiciones de desarrollo a las familias.
En el estudio “Compromisos y dilemas del T-Mec: Políticas laborales, familias y trabajo de niñas, niños y adolescentes en México”, se expone que en diez años se redujo 3.8% la cantidad de menores que dejan la escuela, sin embargo el problema aún prevalece.
Se añade que según cifras del Coneval, el rezago educativo se agudiza a partir de los 12 años de edad, lo que deriva de posibles presiones económicas en los entornos familiares, el desinterés ante el aprendizaje o la falta de expectativas a largo plazo respecto a encontrar un buen empleo.