“La fe es lo que no perdemos”: Virginia Saucedo, propietaria de la purificadora “Una Gota de Fe” en Ciudad Madero nunca imaginó que en los dos años de su negocio atravesaría por una fuerte crisis.
Dicho aprieto no es económico, el producto que le da de comer a su familia y a quienes dependen de este establecimiento, podría llevarlos a la quiebra: no hay agua.
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“Tenemos tres semanas con este problema, ahorita no hay agua, muy poquita y es la que se está llevando este señor que llegó desde ayer, él surte hasta el quinto piso de un edificio, ahorita está llevando lo pertinente porque hay muchas personas de la tercera edad, el costo del botellón es de 25 pesos, no ha subido pese a la escasez”.
La demanda del vital líquido incrementó desmedidamente en la última semana, motivo para que se limitara la compra de botellones, vendiendo solo dos por familia.
Don Juan apenas adquirió en una tienda de plásticos dos botellones que no ha podido estrenar. “Vengo con la intención de llenarlos, pero ya no hay – ¿Desde cuándo está buscando agua? – Desde hoy, para que no se alarme la gente, porque ahorita andan con 10 botellones. Está bien que los racionen porque no es para tanto”.
Hacen fila con botellones de agua
Doña Virginia reposa en las escaleras para avisarles a los clientes que no hay agua, pero confía que en las próximas horas se reanude el servicio siguiendo con las restricciones de compra.
“Ahorita están dejando para ver a qué hora se empieza a ver el líquido, están haciendo fila los botellones, entonces les ponemos nombre. Dicen que regresará el agua, por eso me dejaron los botellones. Esperemos que el panorama mejore pues mire cuánta gente viene, siguen llegando pero no hay el vital líquido”.
Texto de Mario Juárez
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SJHN