El escritor y economista Jacques Attali (Argel, 1943) rechaza la especie de que nadie vio venir el tsunami de la pandemia, pues antes aun que la Organización Mundial de la Salud en 2019, él mismo lanzó una alerta junto con otros personajes, como Bill Gates, y nadie quiso oír.
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En México de forma remota por su participación en el foro El nuevo (des)orden posviral, como parte de las actividades de la FIL Guadalajara 2020, el fundador del Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo, asesor en su tiempo del presidente Mitterrand, hoy de Emmanuel Macron, y autor de numerosos ensayos, anticipa que el mundo ya es de por sí monstruoso, anormal y catastrófico.
La nueva normalidad, sentencia el autor de El orden caníbal, traerá más migraciones, sobre todo internas... y más muros.
El nuevo orden posviral nos conduce a la nueva normalidad, lo que reviste un concepto paradójico...
Es difícil decir si vamos a encontrar una nueva normalidad, si vamos a regresar a la normalidad antigua, a una nueva normalidad o si vamos a tener una mezcla de ambas; de cualquier manera, el mundo no es normal, es monstruoso, contradictorio, catastrófico, bárbaro, fascinante, paradójico. No era normal antes y no será normal después. Lo que puede decirse es que han surgido soluciones en varias dimensiones en cada país. Esta pandemia tiene consecuencias a escala mundial.
¿Esta pandemia cambiará el destino del mundo, digamos, como la caída del Muro de Berlín?
No lo sé. Hay una aceleración de las causas y de la evolución, de la influencia de Asia, de lo digital, de la toma de conciencia de la necesidad de lo que yo llamo “la economía de la vida”, o sea, los sectores esenciales que son la salud, la higiene, la educación y la instrucción digital. La toma de conciencia también de la importancia de un Estado sólido, fuerte y capaz de crear condiciones para una buena gobernanza.
Usted es experto en Marx: pasamos de la lucha de clases a la lucha mundial contra un enemigo invisible. ¿Vamos hacia un nuevo modelo económico?
Marx no pensaba que el marxismo fuera a establecerse en un solo país, él pensaba que el orden que tenía sentido era el de la lucha de clases, que llevaría a la supresión del mercantilismo a escala mundial. ¿Llegamos a este punto? Ciertamente no, pero llegamos a una toma de conciencia, de una evidencia de que necesitamos una gobernabilidad mundial en varios sectores, no solo en los que ya existen (como en el futbol), sino en salud e higiene. Marx aspiraba a la creación de un sindicato mundial de los trabajadores, hipótesis que no tiene sentido hoy por motivos de individualismo, de división, pero a pesar de eso nos dirigimos a una toma de conciencia de la gobernanza mundial. Sí, habrá antes de eso crispaciones que llevarán al populismo, pero en la marcha la Historia hará que suceda.
¿Cómo golpeará la pandemia a la migración, sobre todo en el Tercer Mundo? ¿De muro a muro?
Esta pandemia va a tener como consecuencia el desempleo y la migración, sobre todo de África hacia Europa y de América Latina hacia Estados Unidos, eso es seguro, pero habrá también muchas migraciones internas en los países del sur. No hay que olvidar que las principales migraciones se hacen al interior de los países del sur. Habrá muros. Van a construirse entre los países, como el que ya existe en la frontera entre Estados Unidos y México, pero también entre Europa y el resto del mundo, en particular en el Mar Mediterráneo, y vamos a tener que tomar conciencia de que la solución al problema de la migración no es la aceptación de migrantes en los países que los acogen, sino el desarrollo de los países de donde emigran, en particular de los africanos.
¿Considera usted que el virus real, no como metáfora, creará nuevas comunidades, un nuevo mundo regido por los laboratorios farmacéuticos, por la Medicina?
El poder no pertenecerá a los laboratorios farmacéuticos, que ciertamente tendrán el poder de abastecer medicamentos y vacunas. El poder pertenecerá a los que tienen esos laboratorios o a quienes son capaces de organizar el sistema de salud, y éstos pueden ser los Estados, que durante y después de cada pandemia se vuelven más policiaco-autoritarios, o un nuevo actor que puede surgir y aquí pienso en los consorcios informáticos como Google, Amazon, Facebook y Apple (los GAFA), que son los vencedores potenciales porque cuentan con las tecnologías de salud, de prevención y de tecnologías de vigilancia policiaca. Entonces los laboratorios farmacéuticos forman parte de la economía de la vida y son sectores muy importantes, pero serán en primer lugar los Estados los que serán los grandes vencedores. Evidentemente la higiene va a ser muy importante. El mundo médico como una dimensión de un mundo policiaco absolutamente necesario va a ganar, pero el problema es saber si se hará en un contexto democrático y sobre ello no hay ninguna seguridad.
Nadie vio venir este "maremoto", señor Attali, pese a los llamados de alerta de la OMS desde septiembre de 2019...
No se puede decir que nadie haya visto venir este tsunami. Hace veinte años había yo hablado del riesgo de una pandemia; volví a hablar de eso hace diez años, hablé de eso muy seguido y no fui el único. Bill Gates entre muchos otros lo han comentado, hasta el punto de que nos acusan de haber fomentado la pandemia para justificar lo que hablábamos. Lo que es cierto es que no la vimos llegar porque no quisimos ver. Un país que es la excepción es Corea del Sur, que como controló muy mal la pandemia anterior, aprendió y se preparó. En su población de 53 millones hay solo 500 muertos, con poco confinamiento. Es un país del que debemos tomar el ejemplo. Y que no nos digan que el modelo asiático es diferente del americano, europeo o latinoamericano. La democracia, la disciplina, la aceptación de las leyes deben ser las mismas en todos los países y sobre este punto el modelo asiático al occidental no difiere.
En otro tema, Francia ha sufrido ataques terroristas estos años. ¿Está de acuerdo con la reacción del presidente Emmanuel Macron?
Sí, Francia es víctima de terrorismo por varias razones. Para nosotros, la libertad de expresión es muy importante y debe defenderse allí y en todos los países. En Francia tenemos una concepción muy particular y diferente, particularmente a la de los países anglosajones, sobre lo que es un Estado laico. Para nosotros significa que las religiones se expresan libremente en el marco de las leyes republicanas, que cada ciudadano debe vivir según las leyes de la República francesa y aceptarlas. Es bastante diferente del modelo anglosajón, donde cada uno vive en una comunidad más o menos cerrada, lo que, desde mi punto de vista, conducirá a grandes catástrofes en esos países en la medida en que hay indiferencia entre esas comunidades, lo que puede llevar a conflictos o separatismos, y es precisamente eso lo que tratamos de evitar en Francia. Creo mucho en el modelo francés como el único que tiene sentido para que una comunidad nacional pueda sobrevivir, pero lo comprobaremos con el tiempo.
¿Tiene oportunidad la extrema derecha en Francia, como el partido de Marine Le Pen?
Sí creo que el partido de Le Pen puede ganar las elecciones y llegar al poder, todo es posible, depende de la actitud de los otros partidos democráticos, de si la izquierda y el centro en Francia son capaces de oponerse a ella, depende de si la derecha tradicional sabe hacer otras propuestas. No hay que olvidar que en Alemania durante los años treinta nadie creía que Hitler llegara al poder y fue así como lo hizo; aunque Le Pen no es Hitler, sí es una amenaza para la democracia. No ella misma, porque pretende ser demócrata, pero hay fuerzas que ella representa que son peligrosas para la democracia. Y no podrá llegar al poder si los otros partidos republicanos hacen su labor.
Usted es escritor. ¿Cuál es el futuro del libro impreso en un mundo digital?
El libro sobrevivirá al periódico impreso y éste desaparecerá en unas cuantas décadas, menos en la India y en Japón. Las revistas de lujo sobrevivirán y el libro impreso tiene un futuro bastante largo, aunque mucha gente ya empieza a leer libros digitales.
¿Algún escritor mexicano que le agrade?
Conozco un poco la obra de Carlos Fuentes y me agrada.
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