La forma de dar el último adiós a los seres queridos cambió con la aparición del covid-19; atrás quedaron las despedidas con música y los recorridos por las calles de los barrios. Hoy, se pide una ceremonia breve en el panteón con un máximo de 30 personas.
En Iztapalapa, los habitantes acostumbran a despedir a sus muertos entre flores, música de banda, marimba o mariachi, además, de recorrer las calles con el féretro hasta el panteón. Por lo menos, asistían un centenar de personas, quienes también ingresaban a los panteones para decir “adiós” al ser querido. Pero, desde hace unas semanas esto se acabó.
José 'N', (como pidió que se le llamara), sepulturero desde hace más de 10 años en Iztapalapa dijo a MILENIO que a partir de la emergencia sanitaria se ha limitado el ingreso de las personas a los cementerios para evitar contagios y tampoco se permiten las ceremonias religiosas largas.
“Máximo son 30 personas las que han entrado al panteón para despedir a su familiar. Es el reglamento que dio la delegación, y no deben estar más de 30 minutos, los mariachis no han entrado”, destacó.
Recordó que “la última vez que yo sepulté fue una señora, ella falleció por la edad, nada más entraron 10 personas. Nosotros le llamamos al dueño de la fosa y se le explica que sólo pueden entrar máximo 30 personas, ya él se encarga de ver quien entra o quién no. Pero es la familia cercana la que entra”.
Comentó que desde hace varias semanas a los sepultureros se les entregaron guantes, cubrebocas y gel antibacterial para que puedan realizar su trabajo, “hasta ahorita no nos han dado ningún equipo especial”.
Y aunque no están sujetos a un protocolo especial para enterrar a una víctima del covid-19, han sido tranquilizados por sus superiores, quienes les han informado que sólo desempeñarán su labor por casos de muerte natural y no por coronavirus ya que estos cuerpos deberán ser cremados.
“Sólo los administradores del panteón nos dan órdenes, y sé que les llegó un comunicado donde, creo, esos cuerpos se iban a quemar, no se iban a sepultar”, comentó.
Los empleados acostumbrados a trabajar en grupos se han visto obligados por la emergencia sanitaria a laborar únicamente dos personas, ya que el resto obligatoriamente está siendo descansado para evitar mayores aglomeraciones y la transmisión del virus.
José confía en que la pandemia pase rápido, porque su economía también se ha visto afectada ya que en algunos casos se les entrega una propina por ayudar a sepultar.
AE