Pía, una pequeña de poco más de un año, corre por los pasillos de la organización civil Fundación Reinserta; su madre, Saskia Niño de Rivera (1988), directora de la agrupación, hace una pausa en su labor de cuidarla para atender la entrevista.
La psicóloga, especialista en secuestros y asuntos penitenciarios por parte del Instituto Nacional de Ciencias Penales, siempre estuvo interesada en temas de criminología y justicia. En un primer momento estudió leyes en el ITAM, pero después se cambió a la Universidad Iberoamericana para estudiar Psicología.
Su trayectoria habla por sí sola, ha recorrido prácticamente todos los reclusorios del país y ha elaborado los perfiles de más de 800 secuestradores, incluido el de Daniel Arizmendi, El Mochaorejas, además creó la fundación que apoya a las mujeres e hijos privados de su libertad.
Sin embargo, aunque esté entregada totalmente a la organización, Niño de Rivera procura la convivencia con su familia, en especial con la pequeña Pía, quien se ha convertido en su motor de vida.
¿Cuándo surgió en ti el interés por la criminología y la justicia?
Desde pequeña siempre me ha interesado, a los 17 años viví el secuestro de un familiar, es una cuestión muy dura. Tengo una escena muy presente, creo que la vida está hecha de esos momentos que te marcan: estoy recostada en un hotel de paso en Guadalajara, junto al penal de Puente Grande, con un calor de la fregada; al día siguiente iba a entrevistar al Mochaorejas, estaba acostada en mi cama, viendo el ventilador girando, toda la noche no pude cerrar los ojos del nervio de prepararme para la entrevista, ¿te imaginas?
¿Siempre estás pensando en Reinserta, hay momentos para ti?
Me encanta estar con mi familia, estoy con ella dos veces a la semana. Ahora estoy empezando a agarrarle amor a las motos, me puse la moto como hobby para 2019. Para mí, significa la libertad, el olvido, el viento, romper estereotipos de género, ese es mi propósito de este año. Todavía no tengo moto, pero mi mejor amigo me está enseñando, mi objetivo es comprar una y encontrar los espacios para disfrutar de ella sin separarme de Reinserta.
Además del sistema penitenciario de nuestro país, ¿qué más te apasiona o te indigna?
Veo películas de narcos, también de risa, soy una persona extremadamente sensible: me gustan las temáticas románticas, pero siempre regreso a mis temas, porque me gusta saber sobre lo que hago. Si voy a leer sobre algo, me documente. Recuerdo que terminé entrevistando a Succar Kuri después de leer a Lydia Cacho, por ejemplo.
El teatro me encanta, pero siempre regreso a mis temas, porque no podemos ser ajenos a uno de los grandes errores, que es que vemos el sistema penitenciario por fuera del sistema de justicia penal, cuando van de la mano. Predomina la corrupción y la impunidad dentro de nuestro sistema de justicia penal.
¿Cómo se transformó tu mundo al ser mamá?
Hay una especie de club de mamás, no perteneces a él hasta que lo eres literalmente. No voy a decir que todas las mujeres deben ser mamás, digo que, si decides serlo, perteneces a ese club, donde hay secretos sobre lo que implica. Te pueden decir misa cuando no lo eres o estás embarazada, pero hasta que no lo vives realmente, no lo entiendes.
Pía es la razón de mi existencia, y decir de un día para otro que hay un ser que se ha vuelto la razón de tu existir es durísimo. Creo que la maternidad la haces tú con el ejemplo. Soy una mamá que regresó a trabajar a las tres semanas del nacimiento de mi hija, trabajé hasta el día anterior de mi parto y, literalmente, mi lema fue: que Pía se adapte a mi vida y, de esa manera, voy a ser la mejor mamá.
Cuando Pía tenía cuatro semanas de nacida me la amarraba y me iba a los reclusorios a trabajar, todo mundo me decía que estaba loca, que cómo me llevaba a mi hija a la cárcel. Yo decía que había que ser congruentes: cómo puedo trabajar las condiciones de maternidad en reclusión, cuando soy incapaz de llevar a mi hija al penal. ¡Claro!, no la llevo al Topo Chico, pero a Santa Martha, sí.
Entre las mujeres hay mucho miedo a dejar la vida personal por el hecho de ser mamás, creo que si sobrepasas ese miedo y eres una mamá que ha decidido trabajar, tienes que dedicarte a eso; pero si decides quedarte en tu casa al momento de tener un hijo, es igual de respetable e igual de complicado.
¿Qué mundo te gustaría dejarle a Pía?
Uno donde predomine la compasión, nos hemos olvidado un poco de que necesitamos vivir en sociedad. Espero generar un cambio donde prevalezca la justicia social y la compasión. Atrás de cada persona hay una historia, hay que atreverse a escucharla, a ponerse en los zapatos del otro, es muy fácil juzgar a los demás.
¿Qué está leyendo?
El Proxeneta, de Mabel Lozano.