El presidente Andrés Manuel López Obrador celebró el 210 aniversario de la Independencia en medio de la pandemia del covid-19 con una arenga independentista de apenas dos minutos que incluyó vivas al amor al prójimo y a la esperanza en el porvenir.
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A las 23:00 horas el mandatario salió al balcón principal de Palacio Nacional para lanzar los 20 vivas que prometió frente a un escenario inédito de una plancha del Zócalo completamente vacía.
En este marco y sin la respuesta acostumbrada de miles de ciudadanos que cada 15 de septiembre abarrotan la plancha del primer cuadro de la capital, López Obrador encabezó las fiestas patrias.
“¡Viva la Independencia! ¡Viva Miguel Hidalgo! ¡Viva José María Morelos y Pavón! ¡Viva Josefa Ortiz de Domínguez! ¡Viva Ignacio Allende! ¡Viva Leona Vicario!
“¡Viva el Heroico pueblo de México! ¡Vivan las comunidades indígenas! ¡Viva La grandeza cultural de México! ¡Viva la libertad! ¡Viva la justicia! ¡Viva la democracia! ¡Viva la igualdad! ¡Viva nuestra soberanía! ¡Viva la fraternidad universal! ¡Viva el amor al prójimo! ¡Viva la esperanza en el porvenir! ¡Viva México! ¡Viva México! ¡Viva México!”.
Al concluir la arenga, en la plancha del Zócalo se encendió un pebetero que de acuerdo con las autoridades representó la llama de la esperanza frente a las crisis económica y sanitaria que azotan desde marzo.
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Como un símbolo de la unidad nacional, el Zócalo estuvo ocupada por luces led verdes, blancas y rojas que formaron el contorno del territorio nacional y la antorcha del pípila.
Estos símbolos que pidió el Presidente que formarán parte de la celebración, representaron la fortaleza y unión del país frente a un escenario adverso.
La ceremonia concluyó con la entonación del Himno Nacional y el espectáculo de juegos pirotécnicos que estuvo acompañado por las canciones de “Mi ciudad”, “Serenata huasteca”, “La Sandunga”, “El sinaloense” y “Caminos de Michoacán”.
Acompañaron al Presidente su esposa, Beatriz Gutiérrez, y su gabinete legal, quienes salieron a ver el espectáculo de luces, entre ellos estaban Marcelo Ebrard, secretario de Relaciones Exteriores; Olga Sánchez, secretaria de Gobernación; Luis Cresencio Sandoval, titular de Sedena; Rafael Ojeda, de Marina; el consejero jurídico, Julio Scherer, y la jefa de Gobierno de Ciudad de México, Claudia Sheinbaum.
Los pocos invitados al Grito de Independencia pudieron asistir únicamente con un acompañante. Las personas que pudieron disfrutar del espectáculo en vivo fueron los asistentes a terrazas y restaurantes de los hoteles que están en el primer cuadro capitalino, pues funcionaron con normalidad, pero con las medidas sanitarias solicitadas por la autoridad.
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Los comensales tuvieron que mostrar a su llegada los boletos de entrada, pues el acceso a la zona centro estaba restringido.
Fue un Grito de Independencia sin precedentes con un despliegue de seguridad amplio que en esta ocasión no fue para controlar multitudes, sino para evitar que la gente llegara al Zócalo.
En este punto únicamente se permitió el acceso a personal de producción, medios de comunicación y trabajadores de limpieza del gobierno local.
La policía capitalina colocó un cerco prácticamente en todo el perímetro A del Centro Histórico que obligó a mantener por más de 24 horas a 3 mil 67 negocios cerrados y solo se permitió la entrada a los asistentes al evento acreditados y a los vecinos.
En tanto, elementos del Ejército se hicieron cargo del primer cuadro para controlar la entrada de las personas. En este punto la seguridad fue máxima pues había personal antibombas, con binomios caninos y cientos de soldados del extinto Estado Mayor Presidencial.
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El escenario fue totalmente diferente a lo que ocurre cada año en el Zócalo, pues en esta ocasión los que respondieron a los vivas del Presidente fueron integrantes del Ejército.
Tanto las arengas como los fuegos artificiales hicieron retumbar el primer cuadro de la capital ante la falta de los miles de asistentes. El humo y los restos que caían del cielo del espectáculo de luces y sonido inundaron por varios minutos el Zócalo, haciendo evidente la poca afluencia en el sitio.
El Grito de Independencia este año estuvo planeado para que la gente lo disfrutara desde casa, es decir, visto por televisión o a través de las redes sociales.
Toda la ceremonia tuvo una duración de poco menos de 20 minutos y en cuanto concluyó, los elementos del Ejército comenzaron a retirar algunas vallas de seguridad y a alistar el escenario para el desfile de hoy que también se llevará a cabo de una manera diferente a lo habitual, pues incluye condecoraciones a los trabajadores de la salud que enfrentan la pandemia.
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Pese a las estrictas medidas de seguridad y las restricciones por la epidemia en los alrededores del Zócalo de la ciudad, los habitantes de la zona centro celebraron el Grito de Independencia con cohetones y en familia. Hubo incluso quienes intentaron llegar al primer cuadro, pero al no lograrlo disfrutaron del grito y los juegos pirotécnicos a la lejanía.
BALACERA EN PINO SUÁREZ
Minutos después de que concluyera la ceremonia del Grito de Independencia se registró una fuerte movilización policíaca y de servicios de emergencia en la plaza Pino Suárez por una balacera.
De acuerdo con los primeros reportes se trató de una supuesta riña, por lo que uno de los sujetos recibió un disparo en una pierna.
La unidad MX-840-C2 del Escuadrón de Rescate y Urgencias Médicas (ERUM) llegó a la esquina de la avenida José María Pino Suárez y Nezahualcóyotl, en la colonia Centro Histórico, donde encontraron al hombre de unos 35 años lesionado.
En el lugar no hallaron a otra persona lesionada ni que haya intervenido en la riña, por lo que no hay detenidos. Al hombre lo trasladaron al hospital de Balbuena para su atención médica y bajo custodia policiaca.