“De Iztapalapa… para México”

Los vecinos urgen al reportero: “Tienes que conocer las Utopías y tienes que viajar en Cablebús para saber lo que es hoy Iztapalapa”.

Clara Brugada es la autora de las Utopías en Iztapalapa. | Especial
Ciudad de México /

Estas cuatro señoras de San Miguel Teotongo fueron parte del grupo original que fundó la colonia, hace medio siglo. Era de migrantes originarios de la Mixteca. “Ni te imaginas cómo estaba todo esto, no había nada”. Por ejemplo, cuentan que por décadas, las calles empinadas por el cerro “o eran polvorones o eran lodazales”, según la temporada, y que hace menos de 15 años que les pusieron pavimento. “Cuando llegó Clarita” a la entonces Delegación Iztapalapa. Clara Brugada. Su vecina.

Estamos bajo el trazo del Cablebús, el sistema que de nuevo Brugada, como alcaldesa, y Claudia Sheinbaum, como jefa de Gobierno, hicieron construir para aliviar el del transporte, otro de los más complejos problemas de esta zona de irregularidades viales y geográficas. La ruta del teleférico transcurre por encima de 6 kilómetros de colinas, callejones y autopistas, para conectar los extremos finales de dos líneas de Metro y reducir los largos recorridos de los habitantes a sus puntos de trabajo en las zonas céntricas de la capital del país. “Tienes que conocer las Utopías y tienes que viajar en Cablebús para saber lo que es hoy Iztapalapa”, urgen al reportero.

Desde las góndolas aéreas, se aprecia el esfuerzo de convertir los techos y las paredes en un rompecabezas multicolor, para darle vida a un mar de construcciones de tabique. No se ve uniformidad política, sin embargo: este es bastión de las candidatas pero varias mantas del rival masculino de Brugada sugieren que algunos vecinos no temieron mostrar sus simpatías. En las casillas especiales instaladas en Utopías (los nuevos centros de cultura y deporte que se ofrecen como promesa para la ciudad en general), las filas de votantes son largas como en cualquier otro lado, pero sin alteraciones evidentes.

Así fue la campaña de Brugada:

A nivel de tierra, las casillas básicas y contiguas tienen filas moderadas, de las que no amenazan con quitar más de 20 minutos y fluyen con normalidad. En la que poco antes votó Brugada, hacia las 9.30 de la mañana, el grupo que la acompañó no fue grande (venía con otras dos candidatas, Ernestina Godoy y Citlalli Hernández; su asesor Alejandro Encinas, y simpatizantes del lugar), y el abrigo que le dieron sus vecinas y vecinos fue caluroso pero el trastorno pareció breve.

La ilusión en Teotongo

En otras partes, rumbo a uno de los emblemas de sus proyectos, Barco Utopía, junto al inmenso Tianguis de las Torres, prevalece la calma, aunque en ciertas zonas sí es claro que la propaganda es toda morenista, como en la ocupada por colonos de la organización Frente Popular Francisco Villa Independiente.

En contraste, frente al Barco, todavía se revela la presencia de residentes priístas, en la Unidad Vicente Guerrero, que colgaron varias mantas con el emblema de su partido. No lo han perdido todo.

De regreso en San Miguel Teotongo, las vecinas de Brugada expresan el orgullo que sienten por su alcaldía, esta extensa zona que solía ser término equivalente del de marginación. El voto a primera hora es tan importante para Doña Eugenia que salió muy arreglada, el tinte púrpura del cabello bien cuidado, lo mismo que el maquillaje de la cara. “Va a ganar”, confirma más que segura. Lo que siente es certeza.

No fue la más tempranera. La primera votante llegó a las 5.30 de la mañana, presa de un dilema: quería ejercer su derecho pronto para poder irse a trabajar, pero también deseaba ver a “Clarita”. La demora de 40 minutos en la apertura de la casilla –para superar las tres horas de espera– le complicó lo primero sin ser suficiente como para permitirle lo segundo.

Pero otros residentes sí se quedaron para ver el arribo de la vecina de toda la vida. O tal vez no tanto: Brugada llegó a vivir a la calle de Altamirano, a media cuadra del centro de votación de la primaria Gaudencia Peraza, ya en edad universitaria, cuando San Miguel Teotongo tenía más de una décadas, en los años 80. Pero siempre estuvo involucrada en las tareas vecinales.

“No se ha ido, sigue viviendo aquí y aquí se va a quedar”, dicen doña Eugenia y sus compañeras. “Ahora tenemos algo que mostrarle a la gente que antes ni nos quería ver”. Les da risa. Parece algo raro. “De Iztapalapa… ¡para México!”, proclama un hombre que las escuchó al pasar. Ahora se carcajean.

Por el Cablebús y por las Utopías, es cierto, pero también por su vecina. “¡Luego va para presidenta!”, dice un jovencito. Y ríen más fuerte.

SNGZ

  • Témoris Grecko
  • Periodista, documentalista y analista político que ha cubierto conflictos sociales y armados en 95 países y territorios, publicado siete libros y escrito cinco documentales.

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