La selección de Clara Brugada como abanderada de Morena para retener la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México hizo respirar a las izquierdas, ahora su reto será conquistar el Poniente –que ganaron PAN y PRI en 2021– sin perder el Oriente –donde cuenta con una amplia base popular.
En todo caso, por primera vez, la candidatura de las izquierdas provendrá de donde hay más bases y trabajo de esas mismas izquierdas, del Oriente de la capital, y no del Poniente mejor acomodado; por primera vez también, la detentará una figura del esfuerzo político y social que a partir del terremoto de 1985 transformó a la metrópolis en baluarte progresista, el movimiento urbano popular; y además, por primera vez, habrá surgido de la militancia feminista, la misma que en algún momento fue acusada de generar divisiones en las izquierdas y que ahora empieza a darles eje.
Buena parte de sus seguidores ponen énfasis en los buenos resultados de sus tres períodos como gobernante de Iztapalapa (2009-12, 2018-21 y 2021-23), en los cuales ha impulsado proyectos que atienden problemáticas fundamentales de clases menos acomodadas y que al mismo tiempo pueden resultar atractivos para otros sectores con mejor fortuna económica: seguridad pública, protección para las mujeres, desarrollo económico, transporte público, artes y deportes.
Por eso, Brugada ha insistido en que ella puede emprender con éxito esa tarea para la que algunos sectores la han descartado, de manera implícitamente discriminatoria, por su origen popular y su procedencia geográfica.
En 2021 “salió más a votar la clase media conservadora”, dijo Brugada en una entrevista reciente con MILENIO (25 de octubre). “En 2024, tenemos que ir por la clase media progresista, presentar propuestas para convencerla de que nos acompañe otra vez, esa es la gran tarea”.
El aplausómetro
Un asistente logró captar en video, a pocos metros, el mano a mano de rudos y técnicos, todavía en la etapa inicial del evento de unción de las cinco candidatas y los cuatro candidatos a gobernar nueve entidades del país, en la Arena México, corazón deportivo de la grandiosa y señorial colonia Doctores de Ciudad de México.
Como réferi VIP, la coordinadora de la Cuarta Transformación, Claudia Sheinbaum, se plantó sobre el ring a presentar a quienes luchaban por la candidatura capitalina, “cinco compañeros de primera”. El Dr. Hugo López Gatell recibió aplausos que en instantes fueron superados por la ovación para Clara Brugada. Siguió el contrapunto de Miguel Torruco y Mariana Boy, apenas notados.
Y luego un rugido fuerte para Omar García Harfuch, que se apoderó del ambiente hasta que el brugadismo sintió que tenía que competir y, al menos desde la perspectiva de quien estaba grabando, pronto logró hacerse escuchar con mayor potencia. A fin de cuentas, el aplausómetro se lo llevó Clara.
La prueba final llegó el viernes pasado, cuando García Harfuch se alzó con el 40 por ciento de las preferencias, lo cual lo colocó bastante por encima del 26 por ciento de Clara Brugada. No obstante, sus apoyos están más esparcidos en distintos sectores sociales, mientras que las de la ex alcaldesa de Iztapalapa se concentran en las bases políticas del morenismo chilango, que tiene por ejemplar su desempeño en Iztapalapa.
Feminismo popular
Nacida en 1963 y después de pasar infancia y adolescencia en Chiapas, Brugada estudió la Licenciatura en Economía en la Unidad Iztapalapa de la Universidad Autónoma Metropolitana, en donde entró en contacto con jóvenes de una de las poblaciones más marginadas de la ciudad, San Miguel Teotongo. Decidió mudarse a vivir ahí y dedicarse a la organización comunitaria, tanto en su dimensión general como en la particular de las mujeres.
“Fue tremendo porque los dirigentes hombres de izquierda decían: ‘el feminismo divide los movimientos sociales, no cabe acá’; y las feministas nos decían: ‘ustedes son economicistas, son de movimiento social’”, sostuvo en la entrevista con MILENIO.
“Entonces construimos una ideología, que es el feminismo popular, que es simplemente la lucha de las mujeres partiendo de las que menos tienen".
Participante de la fundación del PRD, en 1989, y del apoyo a las marchas que encabezó Andrés Manuel López Obrador en los años 90, fue electa dos veces diputada federal, en 1997 y 2003, diputada local en 2000 y constituyente en 2016.
Lo que más destacan sus simpatizantes, en todo caso, es su trabajo al frente de Iztapalapa.
Con el gobierno de Claudia Sheinbaum, Brugada logró reducir significativamente los índices de inseguridad (en colaboración con García Harfuch como secretario del ramo) y construir opciones de transporte público, como un teleférico y un trolebús elevado.
Otros de sus proyectos emblema son los “senderos seguros” para que las mujeres puedan caminar sin temor; las “utopías” (acrónimo de Unidades de Transformación y Organización para la Inclusión y Armonía Social), infraestructuras integrales de cultura, deporte, seguridad y oportunidades económicas; y el programa 'Iztapalapa Mural'.
“Logramos que más de 100 muralistas se dedicaran a plasmar arte urbano en todas las calles, en las bardas de la gente, en sus fachadas. Hoy tenemos 10 mil 200 murales, que nos convierte en la alcaldía con más murales de todo el mundo”, dijo a este diario.
Con ese trasfondo, Brugada ofrece "una ciudad que siga poniendo énfasis en combatir las desigualdades, que apoye a sus pueblos originarios, que sea la más defensora de los derechos humanos. Que les haga justicia a las mujeres, con infraestructura pública que garantice la reducción de la tarea de los cuidados, una ciudad cuidadora. Que sea el centro científico y tecnológico del país y América Latina".
En suma, el reto para Clara Brugada será reconquistar el Poniente sin perder el Oriente.
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