Sus orígenes: una familia zapatera y de músicos, pero la crisis que dejó el gobierno de Carlos Salinas de Gortari terminó con su patrimonio. Fue aprendiz de carpintero, mesero y hasta cantante callejero. El rock es el género favorito de Mauricio Hernández Núñez (León, 1977), superdelegado en Guanajuato, quien asegura que la letra y el ritmo lo llevaron a incursionar a la política de izquierda.
Mauricio Hernández es oriundo de León, el año pasado fue nombrado por el presidente Andrés Manuel López Obrador, delegado de Programas Integrales de Desarrollo del Gobierno de México en Guanajuato; después de 22 años regresó a radicar a su estado, el único donde Morena no ganó, pues sigue pintado de azul.
Es abogado, fue secretario de Formación Política del CEN de Morena, así como consejero político nacional y presidente de la Comisión Estatal de Honestidad y Justicia y de la Comisión de Elecciones, por lo que para desempeñar su cargo público solicitó licencia al partido. Hoy es el hombre más cercano del presidente López Obrador en Guanajuato.
¿Cómo se define Mauricio Hernández Núñez?
Como una persona trabajadora, un apasionado por este país y alguien que tiene mucha claridad sobre el sentido de la responsabilidad.
Es originario de León, ¿cuánto tiempo estuvo fuera del estado?
Yo salí en 1996 a estudiar a Ciudad de México; échale números, 22 años después regresé a radicar, pero en realidad nunca perdí la relación con el estado, el arraigo, me daba mis vueltecitas. Cada que había vacaciones en la universidad estaba listo en el autobús para regresar.
Regresa a Guanajuato por el nombramiento del Presidente, el único estado donde no ganó Morena, sigue siendo azul. ¿Qué significa para usted?
Es una gran responsabilidad, un honor que haya sido designado para tener la representación del gobierno de México en la entidad, más allá del dato al que haces referencia, la responsabilidad es la misma sean las circunstancias que sean, hay que trabajar para rendir cuentas a la gente.
Usted es abogado, ¿qué le más gusta de su profesión?
La posibilidad de ayudar de resolver problemas de la gente, todos los días a lo largo de la vida nos enfrentamos a situaciones que jurídicamente tienen un impacto; entonces el hecho de tener herramientas con base en la ley y poder resolver problemas de las personas, eso es lo que me parece más valioso del derecho.
¿A qué se dedicó antes de irse a Ciudad de México?
Mi familia es zapatera, pero a partir del mal gobierno de Carlos Salinas de Gortari tuvimos problemas económicos muy fuertes y ya no pudimos continuar con una tradición de décadas, pero soy zapatero y puedo hacerte en este mismo momento un par de zapatos. También estuve en una piquita donde se fabricaban botas, fui aprendiz de carpintero, mesero, repartidor de periódico y de flayers para una discoteca, pero no entraba. Ya en Ciudad de México fui hasta cantante callejero.
¿Qué música cantaba en las calles?
Me gusta mucho el rock; toco la guitarra, canté en el Metro, en microbuses y en camiones, así pude sacar adelante parte de mis estudios. Esto fue motivado por el gusto, a mí me gusta cantar, tocar y si aparte podía saca dinero, pues bienvenido. Me gusta todo tipo de rock, mi grupo favorito es U2.
¿En qué momento aprendió a tocar la guitarra, si primero fue zapatero, estudiante, luego político?
Mi papá, mis tíos y unos vecinos también eran músicos, aprendí a tocar por ellos; no sé en qué momento toqué la guitarra por primera vez porque siempre había instrumentos en mi casa. Es como si te preguntaran en qué momento aprendiste hablar.
¿La crisis que dejó la administración de Carlos Salinas de Gortari en el país marcó su tendencia política?
Rotundamente sí, fue una capacitación política exhaustiva, mi familia vivía a flor de piel el neoliberalismo y sus efectos atroces, coincido e identifico al menos dos situaciones importantes a mediados de los 90: la irrupción del Ejército zapatista en Chiapas tuvo un efecto en mi vida y el surgimiento de un líder social importante, Andrés Manuel López Obrador.
¿Qué lo llevó a incursionar en la política?
El rock es el género de música que a mí me gusta, en buena medida es un género muy politizado y la música que yo escuchaba desde niño me abrió otras posibilidades de enterarme del mundo, de entender que había un problema grave en Sudáfrica con el apartheid, saber qué ocurría en Nicaragua y Centroamérica; siempre fui muy curioso e investigaba. El rock es una música muy rebelde y la mezcla con temas sociales tiene como consecuencia lógica el militar en la izquierda.
¿Se considera rebelde?
Sí claro, mi rebeldía se ha enfocado conforme uno va madurando y aprendiendo otras cosas de maneras distintas. Hoy mi rebeldía es contra la corrupción, contra la pobreza y contra la desigualdad, esa es mi rebeldía.