A solo 72 horas del regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, Senda de Vida —uno de los principales albergues de Reynosa, Tamaulipas— recibió a 200 migrantes de otros países.
Su fundador, el padre Héctor Silva, alerta que, a ese ritmo, en una semana serán insuficientes los espacios y se generará una crisis social en el municipio y estado.
“Teníamos a 500 personas hace tres días, pero aumentó con 200 más, creemos que muy pronto el albergue estará saturado. En estas situaciones debemos poner a Dios en nuestras vidas, porque a veces él hace cosas con las que sentimos que nos desprotege, pero está trabajando”, señala.
Su misión lo lleva a llegar temprano al puente Anzaldúa para recibir a migrantes deportados, pero algunos son difíciles de convencer en un municipio y estado controlado por el crimen y donde abundan las historias de levantones.
El albergue supera las expectativas, tiene habitaciones, servicio médico, cocina, alacena, cancha de futbol y juegos de mesa.
Mientras en Estados Unidos cierran fronteras y ponen límites, en Senda de Vida los quitan para construir más habitaciones.
Los maestros de obra son los migrantes. Los cuartos son de madera para hacer más llevaderos los climas extremos en esta zona del país y todos están pintados de manera uniforme.
En el sitio se tiene cuidado con todo: desde baños divididos por género hasta los servicios básicos de salud.
Daniel, de Medellín, Colombia, tenía una cita de CBP One a la 1 de la tarde el 20 de enero, pero fue cancelada.
Su semblante ya cambió, de estar enojado e iracundo por las políticas migratorias de Trump, ahora está feliz, pues ya se pudo comunicar con su madre.
—¿Vas a regresar a tu país?
—No, parce. Allá hay mucha violencia. Después de que mataron a mi padre me vine para acá. Ya me quitaron dinero en Tapachula (Chiapas), estuve secuestrado tres días aquí en Reynosa, pero yo para atrás ni para tomar impulso, quiero ver cómo rodeo el muro y llego a Florida.
Como la suya, las historias de crimen y violencia se cuentan al por mayor.
La hora de la comida une a todos sin importar su nacionalidad. Algunos aprovechan este momento para acercarse a platicar con algún pastor.
“Dios aprendió de la obediencia a través de las cosas que sufriría. Nosotros también aprenderemos a ver esto como algo que nos llevará a un lugar mejor”, explica un religioso estadunidense.
Para la atención de salud, Médicos Sin Fronteras tiene instalado un improvisado, pero bien equipado consultorio.
Además, personal de la Secretaría de Salud de Tamaulipas vacunará a quienes así lo deseen contra la influenza y otras enfermedades de vías respiratorias.
Las puertas del albergue cierran a las 3 de la tarde, ya que hace unos meses sufrieron el levantón de migrantes.
Por ello, el padre Silva espera que autoridades de seguridad de Reynosa y Tamaulipas apoyen a los migrantes para que puedan salir a trabajar y así generar recursos para su estadía o bien retorno a sus lugares de origen.
Alistan sitio para 2 mil 500
El gobierno federal alista un refugio para migrantes repatriados en Tampico, Tamaulipas, con una capacidad de hasta 2 mil 500 personas y su seguridad estará a cargo de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena).
De acuerdo con trabajadores a cargo del armado de la infraestructura, el albergue tiene un avance de menos de 30 por ciento.
Dicho espacio estará colocado en un sitio estratégico, pues es uno de los espacios más amplios y cercano al Recinto Ferial de Tampico, el cual también es punto de observación de las cámaras que se conectan al C5.
Al respecto, la alcaldesa Mónica Villarreal Anaya informó que aún esperan las indicaciones de la Federación sobre el funcionamiento de dicho espacio enfocado a la atención humanitaria de quienes sean deportados.