Los funerales terminaron en mitin.
Ni el descanso eterno alejó a la gobernadora de Puebla, Martha Érika Alonso, y su esposo, el coordinador del PAN en el Senado, Rafael Moreno Valle, de las fricciones políticas, esas que vivieron intensamente durante el último año.
La clase política poblana, principalmente panistas y priistas, despidieron en la Plaza de la Victoria del Parque Los Fuertes, a dos cuadros que hicieron historia en la entidad: Moreno Valle, al ser el primer mandatario de alternancia luego de varias décadas de administraciones del PRI, y Alonso, la primera gobernadora.
Sus ex pares, los gobernadores, seguían en shock. Los rostros de los blanquiazules Francisco García Cabeza de Vaca (Tamaulipas), Francisco Vega (Baja California), José Rosas Aispuro (Durango) y Francisco Domínguez (Querétaro) no disimulaban la tristeza por la muerte de sus correligionarios.
Roberto Gil y Javier Lozano eran los más devastados. Fue el momento en que colocaron los cuadros de Alonso y Moreno Valle el más difícil para ellos, ver a sus amigos en papel los hizo romper en llanto.
Uno de los últimos invitados especiales en llegar fue Antonio Gali, quien fue gobernador entre las administraciones de la pareja poblana. De la mano de su esposa, Alma Dinhora López, avanzaba lentamente recibiendo el pésame de la clase política nacional y poblana.
La secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, ingresó discreta, solemne y sin ningún contratiempo. Llegó junto con el encargado de despacho del gobierno estatal, Jesús Rodríguez Almeida.
Tras ellos los servicios fúnebres arribaron con las cinco urnas que contenían los restos de la gobernadora, del senador, de los capitanes de la aeronave, Roberto Coppe Obregón y Marco Antonio Tavera Romero, y del asistente del legislador, Héctor Baltazar Mendoza.
A las 4:30 de la tarde, la banda de la policía estatal y de la 25 zona militar hicieron sonar sus trompetas y tambores para iniciar el último adiós público a la pareja poblana. Tres policías estatales turísticas y dos de fuerzas especiales sacaron el mismo número de urnas y las colocaron al centro de la explanada.
Luego, un minuto de silencio.
El único orador fue Luis Banck Serrato, jefe de la Oficina de Gobierno del estado, quien recordó la trayectoria política de su amigo, el cual, dijo, fue un líder que inspiraba con el ejemplo y que colaboraba por el bien de los mexicanos y de los poblanos.
Conforme avanzaba su discurso dejó la solemnidad que el acto obligaba. El rostro de tristeza cambió por uno de político en campaña. De las anécdotas pasó a las exigencias políticas.
Del funeral de Estado llegó al mitin.
Fue al recordar a Alonso cuando su semblante cambió, cuando recordó los difíciles momentos que vivió su ex jefa por las impugnaciones de la elección del 1 de julio, cuando evocó que “a pesar de las agresiones de diversos actores políticos, logró su triunfo en las urnas”.
De pronto arengó: “¡Martha gobernadora!”, “¡Martha gobernadora!”, expresión que fue coreada por los simpatizantes que rodeaban la plaza de la Victoria y por los invitados especiales.
Luego exigió “que se lleve a cabo una investigación profesional e independiente, que no deje dudas de la causa del accidente”. Eso detonó la exigencia de “justicia” de parte de los simpatizantes de la panista, quienes también gritaron “¡fuera!”, “¡fuera!” a Sánchez Cordero. El orador no evitó las consignas.
A su salida, la funcionaria estatal indicó que estuvo presente por instrucciones del presidente López Obrador, pero sobre todo por convicción, pues ella y su esposo son cercanos a los padres de Moreno Valle.
Los funerales de Alonso y Moreno terminan en mitin
Despiden restos. Entre gritos de “¡Martha, gobernadora!”, exigen simpatizantes justicia e investigación a fondo.
Navarro Puebla /
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