Soy baterista, activista y me tocó corretear a Peña Nieto en la 'Ibero': Lucía Riojas

Lucía Riojas

La diputada que obsequió un ‘porro’ a Sánchez Cordero dice que esperaba una llamada de la funcionaria aunque fuera para rolarlo y asegura que ni San Lázaro es un espacio libre de acoso.

“El activismo social lo traigo desde la cuna, pero mi carrera política empezó con #YoSoy132”. (Foto: Javier Ríos)
Fernando Damián
Ciudad de México /

Amenazada de muerte por su participación en marchas feministas de #NoMeCuidanMeViolan y su activismo político, la legisladora sin partido Lucía Riojas afirma que ni siquiera la Cámara de Diputados es un espacio libre de acoso, hostigamiento y discriminación.

Baterista desde los 12 años e integrante de una banda de rock hasta 2016, Riojas dejó por ahora las batacas para hacer política desde el Palacio de San Lázaro, donde en octubre pasado, en plena tribuna, obsequió un porro a la secretaria Olga Sánchez Cordero para recordarle su propuesta de legalizar el consumo de mariguana.

“Yo creí que aunque fuera nos iba a echar una llamadita para rolarlo, a ver si podíamos platicar del tema con calma (...), pero no, no he platicado con Olga. Ojalá pronto hablemos; si se te antoja otro, pues lo armamos, ¡cómo no!, pero hay que platicar”, emplaza la legisladora a la titular de la Secretaría de Gobernación.

¿De dónde vienes?, ¿hacías activismo político antes de ser diputada federal?

Mi papá y mi mamá se conocieron haciendo activismo social, entonces eso lo traigo desde la cuna, pero fue cuando estuve en la Universidad Iberoamericana cuando inicio mi carrera política. Formé parte de #YoSoy132, estuve el día que fue (Enrique) Peña, me tocó corretearlo por los pasillos, gritarle y después seguí en ese movimiento.

“De ahí vengo, ahí es donde me empiezo a formar en términos de activismo, de interés político, de convicciones, causas y también tiene que ver con quién soy: soy de un país donde ser mujer significa ser blanco fácil para violencias no solo estructurales, sino también cotidianas, en la calle, en los espacios de trabajo y soy abiertamente lesbiana, además de que soy joven y con una visión distinta”.


Ser mujer, lesbiana y joven te ha puesto en situaciones de vulnerabilidad; incluso has denunciado amenazas de muerte…

Empecé a ser blanco de hostigamiento selectivo en redes sociales desde 2017, cuando me fui a inscribir como aspirante sin partido a la Jefatura de Gobierno de Ciudad de México. A partir de ahí se viene una andanada de hostigamiento, insultos, que hasta hoy no ha cesado.

“Participé en las manifestaciones feministas de agosto, lo cual dejó venir una campaña negra y de difamación; se ha estado diciendo que yo soy quien contrata grupos de choque, quien está incitando a la violencia, lo cual ha escalado algunas veces a las amenazas.

“Pero cuando dije de aquí ya no pasan fue cuando a la cuenta privada de Facebook de mi mamá le llega una amenaza diciendo que su hija tiene que ser exterminada, entonces ahí se pasan de lanza; ya hemos puesto una denuncia ante la Procuraduría de Ciudad de México”.

¿Qué está leyendo? «Ahora estoy leyendo los ‘Cuentos completos’, de Roberto Bolaño». (Especial)

¿La Cámara de Diputados es un espacio libre de acoso, de hostigamiento y de discriminación hacia las mujeres?

No. Podría asegurar que algún espacio político del país está libre de violencia política de género, de acoso u hostigamiento. En la Cámara de Diputados vemos cosas que tienen que ver con violencia institucional, como cuando llegas y varios papeles en el espacio de tu firma dicen “diputado”. Aquí no existen las diputadas en el papel institucional y eso que estamos ocupando casi la mitad de los asientos, pero seguimos sin ejercer la mitad del poder.

“No es un espacio libre de discriminación ni de violencia y eso lo digo en términos de discusión política, pero ya en la relación persona a persona también te ven como la niña que está muy bonita, pero igual no puede opinar, un menosprecio, una infantilización y no falta el piropo, es algo que se ve a diario”.

Hasta antes de #YoSoy132, ¿dónde te veías a futuro?, ¿qué estabas pensando hacer?

Antes de estudiar comunicación, estudié música; soy baterista antes que comunicóloga, legisladora e incluso activista. Toco la batería desde los 12 años, me veía ahí, en eso, he tocado en bandas de punk, de puras mujeres, en otras bandas mixtas de rock, entonces yo me veía ahí, eso era lo que hacía. Grabamos un disco que está en Spotify, la banda se llama Piluso, el disco se llama Buenas noticias, tocamos en 2016 en el Vive Latino, estuvo superbueno.

Entiendo que tus tatuajes representan momentos importantes de tu vida…

Mi primer tatuaje es este zorro, tal cual, es mi animal favorito y me lo hice porque me urgía hacerme un tatuaje desde que era chiquita. Después me fui haciendo otros que poco a poco te vas dando cuenta que sí construyen tu historia, son cicatrices elegidas, cómo quieres tú recordar momentos importantes en tu vida y listo.

¿Tu banda favorita?

The Clash. En español, mi favorito es Fito Páez.

¿Tu autor de cabecera?

Virginie Despentes, una feminista francesa, se las recomiendo. Ahora estoy leyendo una recopilación de cuentos de Roberto Bolaño.

Después de regalarle aquel porro a Sánchez Cordero en plena tribuna de San Lázaro, ¿has tenido comunicación con ella para hablar de la legalización de la mariguana?

¡Lamentablemente no! Creí que nos iba a echar una llamadita para rolarlo, a ver si podíamos platicar sin tantas luces, pero no, ninguna comunicación. Aunque desde ese día resulta que todo mundo fuma y a cada rato me dicen: “oye, qué onda, ¿traes?”. El cotorreo, la broma de la cual no me voy a deshacer, está bien, pero no he platicado con Olga. Ojalá sea pronto, si se antoja otro, lo armamos, ¡cómo no!, pero hay que platicar.


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