Ser mujer, dedicarte a la política y no beber alcohol es bien difícil: Kenia López Rabadán

Entrevista

De no ser política, la senadora del PAN se dedicaría a las disciplinas artísticas, una de sus pasiones; su comida favorita es el pozole y la clásica su música preferida, porque “atempera y te calma”.

A los 18 años estudió teatro, pero después se decidió por la carrera de derecho “para que mi mamá tuviera dinero”. (Omar Franco)
Silvia Arellano
Ciudad de México /

A sus 17 años, Kenia López recibió un bono salarial en Sears, porque en su primer mes de trabajo vendió más aspiradoras a escala nacional. Un año después, a los 18, tuvo una de las disyuntivas más importantes de su vida: ser abogada o dedicarse a las disciplinas artísticas, una de sus pasiones.

Ahora, sentada en una butaca del Teatro 2 del Centro Cultural, la actual senadora del PAN fija la mirada en el escenario y precisa que cada cosa necesita su justo tiempo, porque un político necesita también ser humano con afectos, sueños y hasta conflictos.

La ex diputada local y federal y militante de Acción Nacional desde hace 20 años afirma que no se toma personales las discusiones que tiene en el pleno con la mayoría de Morena y sus aliados. No tiene hijos, pero afirma que lo más cercano a ese afecto es el que siente por Mabel y Ruthy, dos hembras bulldog francés.

Si no te dedicaras a la política, ¿qué harías?

Me dedicaría a las disciplinas artísticas, a las más que pueda. Además de ser abogada, a los 18 años estudié teatro en el Instituto Nacional de Bellas Artes, en una de las escuelas de iniciación artística. Actué, monté obras. Tuve la disyuntiva entre ser abogada o dedicarme a las disciplinas artísticas. Decidí estudiar derecho, prioritariamente, porque en esas épocas estaba preocupada de que mi mamá tuviera dinero para poderme ayudar y a mis hermanos.

¿Tienen similitudes la política y las disciplinas artísticas?

Las artes, el teatro en específico, la abogacía y la política tienen un hilo conductor, que son las personas en su motivación, en sus libertades, en sus derechos.

¿Qué personaje te gustaría interpretar?

En mi juventud me gustaban muchísimo las tragedias. Yo creo que me gustaban porque ni siquiera las conocía, una tragedia como tal no la has vivido. Hoy no. Hoy querría algo mucho menos fuerte, porque la vida misma ya lo es. Hoy preferiría algo más armónico, más positivo.

¿Cuál fue tu primer trabajo?

Siempre trabajé en la cocina económica de mi mamá. Pero mi primer trabajo pagado fue en Sears, vendía aspiradoras y tenía 17 años. Mi mamá tuvo que firmar una responsiva para que yo pudiera trabajar. En dos meses me dieron un bono por vender más aspiradoras a escala nacional. Vender es muy difícil.

¿Y por qué querías trabajar en ese momento?

Porque quería comprarme mis cosas; éramos una familia clasemediera. Mi mamá tenía seis hijos y no podía comprarme lo que yo quería.

¿Eres la hermana mayor?

Soy la penúltima, pero mi forma de ser hace que trate de cuidar a toda mi familia. Mi esposo es el más consentido. Somos tres y tres (hermanos), muy paritarios. Mi mamá es superluchona, ha sido una mujer de mucho trabajo, tenía una cocina económica en Venustiano Carranza y yo la vi trabajar siempre. Yo me despertaba y estaba trabajando, me dormía y mi mamá seguía trabajando. Ahora tiene casi 80 años.

¿Cómo conociste a tu esposo?

Llevo ocho años de casada. Mi esposo no tiene nada que ver con la política y eso es muy bueno para mí. Su hermana fue mi compañera y me lo presentó. Fuimos novios como a los 21 años poco tiempo. Nos dejamos de ver y volvimos a ser novios a los 30 y tantos años, y después de más dos años de noviazgo nos casamos. Soy superprotectora y tengo dos perrhijas: Mabel y Ruthy, bulldog francés.

¿Comida favorita?

El pozole, ese que es cero light. Es una buena ensalada, con un montón de maíz abajo. Una parte de mi familia es de Guerrero.

¿Bebida preferida?

Nunca he tomado alcohol. Desde joven nunca me gustó tomar y eso hace que no sea fácil que me encuentres en una fiesta. No soy muy fiestera y justo estudiaba mucho y siempre trabajé. Siempre tuve muchas responsabilidades, desde muy joven. Pocas veces tomo refresco y me gusta el agua de sabor. Ser mujer, dedicarte a la política y no beber alcohol es bien difícil.

¿Hobbies?

Me gusta estar con mis mascotas, el poquito tiempo libre que tengo me gusta estar en mi casa; me gustan mucho las disciplinas artísticas. Una de las etapas más felices de mi vida pública fue cuando fui presidenta de la Comisión de Cultura, porque la posibilidad de tener acceso a las artes te genera una mejor alma, un mejor espíritu, una mejor forma de entenderte a ti y a los demás. He tomado clases de pintura; ahora estoy tomando clases de vocalización y canto.

¿Qué música escuchas?

Clásica y las noticias. Una para moderar a la otra. La música clásica atempera, te calma.

¿Hasta dónde quisieras llegar?

Me faltan muchas cosas por hacer. Todas las mujeres que nos dedicamos a la política debemos ambicionar ser presidenta de este país, porque México lo necesita. México ya está preparado para 2024, 2030, ya pasará. Espero que el país siga cambiando.

¿Tienes prisa por llegar a ese momento?

Ninguna, soy bastante… soy muy religiosa. Los tiempos de Dios son perfectos. No tengo ninguna prisa, pero eso sí, trabajo diario y muchas horas.

¿Qué está leyendo?

“Estoy volviendo a leer Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez”.

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