La autoficción, tan popular el día de hoy, proviene por una parte de la tradición literaria del "yo", y por otra, de meras plumas narcisistas.

Desde aliviar nuestro estado de ánimo hasta cuestionar el status quo, se trata de una habilidad con infinitas posibilidades.

En medio de su historial de depresiones, su abuso de sustancias y su frenética vida sentimental, logró crear una sólida obra basada en su tormento.

En la creación literaria, los diversos trastornos, tragedias y carencias afectivas pueden ser abordados con palabras catárticas o lenitivas que se aplican en la herida de la orfandad, la pérdida o la violencia.

Su crítica se nutre de preguntas pertinentes, así como de propuestas prácticas y modestas, más que de aseveraciones.

Creador precoz, adánico y oceánico, el chileno fallecido hace 50 años llevó al género poético hasta sus más altas expresiones estéticas y, también, hasta sus más estentóreas funciones políticas.

El diálogo, así sea uno sencillo, requiere de ciertas concesiones básicas para cristalizarse.

En los siglos XVII y XVIII, conversar sobre ciencias y artes fue una actividad popular entre quienes querían refugiarse de la turbulencia política de Europa, aunque no pudieran refugiarse por siempre.

Originalmente considerado exótico, el café se convirtió en la bebida oficial de la conversación.

A pesar de las enormes diferencias entre Michel de Montaigne y Étienne La Boétie, ocurrió entre ellos un reconocimiento de almas destinadas a fundirse.