La Corte Penal Internacional asegura que hay elementos para investigar la guerra contra las drogas impulsada por Duterte; el mandatario se negó a colaborar con ellos y aseguró que ellos no tienen jurisdicción en el país.

Los filipinos que no quieran vacunarse contra covid-19, "en lo que a mí respecta, pueden morirse en cualquier momento”, aseguró el presidente de ese país, Rodrigo Duterte.

Asimismo dijo que los ciudadanos que no quieren cooperar con los esfuerzos para contener la pandemia, se marchen del país.

El mandatario criticó a la red social por el cierre de las cuentas de las Fuerzas Armadas y la policía, asegurando que se hace una labor contra el narcotráfico y la guerrilla liderada por el Partido Comunista.

Las normas de confinamiento han impedido que personas que subsisten día a día en los barrios más pobres de la capital encuentren cómo ganarse la vida.

Las operaciones se suspenderán para cumplir con el confinamiento ordenado por el gobierno de Filipinas, donde el Covid-19 ha matado a 12 personas.

Rodrigo Duterte anunció el cierre total de la capital durante un mes, donde se concentra la mayoría de los 52 casos de coronavirus para contener la expansión de la epidemia.

El presidente Rodrigo Duterte aseguró que los cigarros electrónicos "difunden productos químicos" en las personas.

Según el Instituto Nacional de Salud de EU, 20% de los afectados sufren daños neuromusculares como un párpado que cae sobre el ojo, visión borrosa, debilidad muscular o fatiga de los dedos; "lo heredé de mi abuelo", dijo Rodrigo Duterte.

Desde 2007, Rodrigo Duterte mantiene un enfrentamiento con la Iglesia católica porque la Conferencia de Obispos criticó los resultados de la guerra contra las drogas.