Con más de 28 años de experiencia en el manejo de pruebas químicas, con un equipo de profesionales con maestría o doctorado y la precisión de un robot, el Laboratorio Estatal de Salud Pública del Estado de México contabiliza más de 25 mil pruebas sometidas a los análisis respectivos para la detección del nuevo coronavirus SARS-CoV-2.
Desde que inició la pandemia del covid-19 o coronavirus, todo un equipo de trabajo, comandado por el investigador Fernando Bastida González, trabaja en el Laboratorio de Biología Molecular, una de las áreas restringidas, manejando las pruebas respectivas de covid-19, tomadas en los centros hospitalarios de prácticamente todo el territorio estatal.
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En esta área, el trabajo no para, alistados con mascarillas KN-95, caretas, pijamas quirúrgicas, googles y los famosos trajes tipo Tybek, al menos ocho especialistas reciben, clasifican, analizan y codifican las muestras respectivas, compartiendo horas de aislamiento y medidas de bioseguridad.
Desde que a inicios de marzo, el laboratorio estatal fue avalado por el Instituto de Diagnóstico y Referencia Epidemiológicos (InDRE), para realizar las pruebas de diagnóstico ante la presencia del coronavirus y desde entonces contabilizan más de 25 mil pruebas evaluadas.
La jefa del laboratorio, María Dolores Ramírez Hernández, indicó que como todo proceso científico, el manejo de las pruebas se divide en distintas etapas, cada una de ellas con un tiempo estimado para su aplicación, por lo que los resultados no pueden obtenerse de manera inmediata.
Diariamente, puntualizó, a través del equipo especializado, que incluso contempla el uso de un robot, el laboratorio tiene una capacidad de procesamiento de entre 500 y 700 pruebas diarias, lo que pone a la entidad como uno de los referentes nacionales tanto en el equipamiento como en la disponibilidad de esta prueba.
Primera fase: el embalaje
Explicó que todas las muestras obtenidas en los centros hospitalarios son trasladadas a este espacio, cumpliendo en todo momento con las recomendaciones nacionales e internacionales en materia de bioseguridad, para ello, se contempla un triple embalaje, es decir, para llegar a la muestra se tienen al menos otras tres capas de protección.
Una vez que llegan, el personal las traslada al área designada del Laboratorio de Biología Molecular, donde se comienza la apertura de los paquetes.
Las cajas en las que se realiza el traslado deben cumplir con diversos criterios como el tamaño, ya que deben ser acordes al de la campana de seguridad biológica, aparato diseñada especialmente para brindar los mayores estándares de bioseguridad tanto para el personal como para evitar la contaminación de las muestras. Este proceso dura aproximadamente entre tres y cinco horas.
Segunda: preparación de las muestras
Una vez que se tienen las muestras, los especialistas cotejan la información correspondiente y una vez que se tiene en orden se procede a la aplicación de las muestras en placas especiales conformadas por al menos 96 pequeños círculos, en los que se colocan las muestras, cada una de ellas corresponde a un paciente, para posteriormente hacer uso del robot que procesa dichas pruebas. Esta fase tiene una duración de entre dos y tres horas.
Tercera: emisión de gráficos e interpretación
Está relacionada con la generación de gráficos, con una duración de entre dos y tres horas, estos servirán para realizar el diagnóstico respectivo, pues cada uno de los casos requiere un análisis único, ya que al ser una nueva enfermedad el resultado no puede expresarse como en el caso de una prueba de embarazo, que arroja positivos o negativos, sino que a través de todo un análisis se definen múltiples factores que intervienen para informar un resultado, ya sea negativo o positivo.
Para poder obtener un resultado, precisó, se requieren de al menos 18 horas y gracias a la adquisición de este robot se logró ampliar la capacidad pasando de 200 a 700 muestras.
MMCF