Los parque eólicos de México pueden volverse aún más ecológicos gracias al desarrollo de un grupo de mexicanos que aprovechan el bagazo de maguey —residuo de la producción de mezcal— para demostrar que es un material altamente resistente y usan este desecho en la fabricación de aspas de aerogeneradores.
De acuerdo con una nota de la Agencia Informativa Conacyt, la innovación está a cargo de profesores y alumnos de la Universidad Tecnológica de los Valles Centrales de Oaxaca (Utvco). Hasta 2017, en México 10 estados habían implementado parques eólicos, pero la mayor producción se localiza en Oaxaca.
El catedrático de la ingeniería de energías renovables de la institución, Alejandro Alderete Nava, ha realizado en los últimos dos años investigaciones para contribuir con el desarrollo de tecnologías amigables con el medio ambiente en la generación de energía eólica.
Como miembros fundadores del Centro Mexicano de Innovación en Energía Eólica (Cemie-Eólico), la Utvco emprendió el prototipo, que actualmente se encuentra en periodo de prueba, de un prototipo de aspa construido con bagazo de maguey.
TONELADAS A LA BASURA
Al año, en dicho estado se producen más de 122 mil 600 toneladas del residuo de la producción mezcalera, el cual es desechado de manera irregular en los cauces de ríos, e inclusive incinerado, lo que genera contaminación y daño al medio ambiente, pero la nueva alternativa muestra que las propiedades de este desecho demuestran que su resistencia es inclusive mayor que la que ofrece la fibra de vidrio, que es con lo que actualmente se construyen las aspas de los aerogeneradores, aseguró Alderete Nava.
Destacó que las ráfagas de viento que se originan en el istmo de Tehuantepec —la zona de mayor producción de energía eólica en el país— causa el desprendimiento paulatino de las aspas, de tal forma que tienen que ser reemplazadas cada tres o cinco años.
“El viento desgasta la fibra de vidrio y lo que pretendemos, en primer lugar, es evitar que ese material que resulta dañino se esparza en el medio ambiente, además de ofrecer una alternativa para el reciclaje y uso del bagazo de maguey”, indica.
Actualmente, los alumnos de energías renovables se encuentran en periodo de prueba del aspa, misma que fue diseñada para un aerogenerador de baja potencia —600 vatios— que arman y desarman, para que de manera práctica los jóvenes puedan adquirir el conocimiento.
“En la universidad desarrollamos otras dos aspas resistentes, durables y cuya resina con la que sean fijadas sea también de origen natural, para dejar de utilizar materiales que dañen el medio ambiente en su producción y a consecuencia de su desgaste”, señaló el catedrático.
También se anunció que el siguiente paso consiste en desarrollar aspas con fibra de coco, que también es otro material de desecho que tiene una gran resistencia; sin embargo, ese sería el segundo paso para continuar con la investigación.
Aseguró que la innovación forma parte fundamental de la Utvco, por lo que aunado a los proyectos que se realizan en las aulas, se impulsa una cultura académica de vinculación entre las empresas y la universidad.
PRODUCCIÓN EÓLICA
El istmo de Tehuantepec concentra 26 de los 45 parques eólicos en el país y solo el año pasado produjo 6 mil 200 GWh, lo que corresponde a 62 por ciento de la producción total en el país, según la Asociación Mexicana de Energía Eólica (Amdee).
Esta misma institución reporta que en 2017, 5.5 por ciento de la electricidad producida en el país (alrededor de 10 mil 600 GWh/año) fue generada con viento.
La Secretaría de Energía calcula que para 2029 alrededor de 16 por ciento de la electricidad de México será producida con tecnología eólica.
Entre 2005 y 2015 este sector es el que ha reportado el mayor crecimiento en capacidad instalada en México: 105 por ciento. Hacia el año 2030 se espera que crezca 350 por ciento, de acuerdo con datos de la Amdee.
México está en el lugar número 18 como generador de energía eólica a escala mundial, y en el segundo puesto en América Latina, después de Brasil.
Crean aspa industrial con bagazo de maguey
Investigadores y alumnos de Oaxaca ofrecen una alternativa sustentable a parques eólicos; cada año se desechan 122 mil toneladas de este material.
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