Originaria de Ciudad de México, a sus 17 años Ana Paula Jiménez ganó la medalla de oro en la Olimpiada Europea Femenil de Matemáticas. De niña nunca imaginó que podría resolver problemas sin aplicar alguna fórmula.
La joven, quien participó por tercera vez en la competencia, admite que de pequeña no le llamaban la atención las sumas y restas, pero fue hace un par de años cuando comenzó a interesarse por un área que parecía ser solo para hombres.
Actualmente Ana Paula estudia el segundo año de preparatoria en el Churchill College y tiene un hermano mayor, además de que sus padres se desempeñan como académicos.
La estudiante asistió hace unas semanas al Senado, junto con sus compañeras, pues forma parte del equipo mexicano que participó en la Olimpiada de Matemáticas, competencia a la que asistieron 200 jóvenes de 49 naciones.
Junto con ella participaron Nuria Sydykova Méndez, quien cumplió su tercer año consecutivo en la competencia, y la sinaloense Karla Rebeca Munguía Romero, novata en la European Girls’ Mathematical Olympiad (EGMO), ambas sumaron dos medallas de plata; mientras Nathalia del Carmen Jasso Vera, de Guanajuato, obtuvo mención honorífica por el desempeño en su primera participación en la competencia.
¿Te consideras una niña genio?
Algo que me gustaría recalcar es que no soy una niña genio. Todos los resultados fueron a través de mucho esfuerzo y de horas de resolver problemas y problemas. No se apoya mucho en la Olimpiada de Matemáticas, hay un poco de entrenadores y todo esto es voluntario.
¿Qué te gustaría ser de grande?
Probablemente dedicarme a las matemáticas.
¿Te acuerdas, antes, qué querías ser de grande?
Por un momento consideré ser diseñadora o algo así, pero poco a poco me fui orientando más hacia las matemáticas.
¿A qué te gustaba jugar de niña?
No tenía algo especial, pero sí tenía un interés por los rompecabezas y los cubos de rubik.
¿Qué mensaje le darías a los niños?
Que no pierdan la curiosidad, que se interesen por las ciencias y que descubran cosas.
¿Tú le tenías miedo a las matemáticas?
No, pero la mayoría de las personas le tienen miedo porque no las conocen. No entienden que hay que quitar esa barrera mental, pero justamente si te acercas a las matemáticas y empiezas a entenderlas es cuando aprecias esa belleza que tienen.
¿Cuánto inviertes al día para resolver los problemas?
Pues varía mucho.
¿Cuáles son tus pasatiempos?
Dibujar, pintar y la natación; a nadar empecé desde muy pequeña, durante siete años estuve en el equipo de natación.
¿Qué libro estás leyendo?
Ahorita ninguno, solo son matemáticas y escuela.
¿Escuchas algún tipo de música cuando resuelves problemas?
No, pero estoy en el espectro entre pop y rock metal, esa música me gusta.
¿Qué te gusta comer?
Pasta, la comida que hace mi mamá, en general.
¿Desde cuándo te gustan las matemáticas?
Desde que era chiquita, pero no fue hasta primero de secundaria cuando me gustó con la olimpiada para alumnos de primaria y secundaria. Primero pasé esos primeros filtros.
¿Desde pequeña te gustaban los números?
Al principio solo era como una materia más, y ya después me di cuenta que me gustaban en serio.
¿Qué es lo que te gusta o lo que te motiva?
Lo padre de esto es que las matemáticas no solo son una fórmula, son un pensamiento creativo, abstracto, en el que tienes el problema y no sabes qué hacer, entonces puedes usar distintas herramientas para resolverlo. De hecho, el resultado rara vez vale algo, todo lo que vale es el procedimiento.
Esta Olimpiada te llevó a Ucrania, ¿qué aprendiste?
Para ir a Ucrania tuve que participar a nivel nacional en la Olimpiada de Matemáticas y de ahí seleccionaron a 11 mujeres; las mejores están en semifinales y pasan más filtros y entrenamientos para poder definir a las cuatro que irían a Ucrania.
¿Qué te gustó más del viaje?
Me gustó mucho el viaje, pero de lo más importante son las amistades que hice, porque conocí a otras niñas que les gustan las matemáticas y te das cuenta de que no es extraño que a una mujer le guste.