El tímido sapo concho (Peltophryne lemur) saltó a la fama, luego de que el cantante boricua Bad Bunny, usará a dicha especie endémica de Puerto Rico y en peligro de extinción, para promocionar su más reciente –y exitoso– álbum “Debí tirar más fotos”, con el que no solo hace una crítica al proceso de gentrificación en su país, sino que pone en el ojo público la dramática crisis biológica que enfrentan los anfibios de todo el mundo, que pone a 4 de cada 10 al borde de la extinción.
El especialista Rafael Joglar, profesor- investigador del Departamento de Biología de la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras, habló con MILENIO desde San Juan, la capital boricua, a través de una videollamada, en la que celebró el interés que ha desatado su compatriota Bad Bunny, por dicha especie que se encuentra al borde de la extinción, debido a la introducción de especies invasoras y, principalmente, del impacto del cambio climático.
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“Antes de comenzar a hablar del sapo concho, quisiera hablar de Bad Bunny, a mí me parece genial y maravilloso que estemos discutiendo y hablando con México sobre una especie peligro de extinción de Puerto Rico y una especie que casi nadie conoce en Puerto Rico y mucho menos en el resto del mundo. Con el tema de la crisis global de los anfibios, es importantísimo hablar sobre este tema y su amenaza tan grande que es el cambio climático, es importantísimo en este momento en la historia de la humanidad”, señaló.
El especialista explicó que a pesar de que se trata de una especie nativa y endémica de Puerto Rico, el sapo concho “es una especie muy extraña que casi nadie conoce”, incluso llegó a pensarse que la especie ya estaba extinta. Actualmente, se estima que la población total de sapos concho fluctúa entre los 300 a 3 mil individuos, “lo que es terrible, porque una población de vertebrados no se puede sostener con tan pocos individuos”.
“El animal está escondido todo el año, a veces varios años, escondido, enterrado y sale o ocasionalmente y únicamente cuando hay eventos atmosféricos muy dramáticos como los huracanes, que depositan esa agua, esa lluvia y eso motiva que el sapo concho salga de sus madrigueras, de sus refugios y vaya una charcas a reproducirse, es ahí únicamente cuando podemos ver al sapo concho”, indicó el doctor Rafael Joglar.
En Puerto Rico existen 19 especies nativas de anfibios: 17 son coquíes, que son pequeñas ranas que se reproducen fuera del agua, de las que tres ya se han extinguido; además de la ranita de labios blancos y el sapo concho. En la isla, también se registra la presencia de cinco especies invasoras, como el sapo común que ha desplazado al sapo concho de su hábitat.
“Ese sapo se introdujo a Puerto Rico en la década de los 20; se trajo con un propósito noble, que era controlar a una especie de gusano blanco que ataca la caña de azúcar en Puerto Rico; pero fue un disparate, un error grave, el sapo común se comía de todo, menos el gusano blanco de la caña, y entonces nos ha traído problemas a Puerto Rico”.
La principal amenaza para el sapo concho y los anfibios del mundo, es el cambio climático, que ha provocado el aumento de la temperatura y cambios en los patrones de lluvias. De acuerdo con el experto, se estima que en todo el planeta existen 8 mil 11 especies de anfibios, de los que 4 de cada 10 están a punto de desaparecer, lo que también provocará daños a la vida humana, ya que los anfibios, al alimentarse de insectos y hasta ratones, son importantes controladores de plagas.
“Los anfibios en Puerto Rico han ido subiendo en la montaña para buscar temperaturas más frescas, pero lamentablemente llegan a un punto donde ya no pueden subir más, ya no hay mayor elevación. Y ahí se complica la cosa, así que la temperatura y el aumento en temperatura es un problema muy grande para los anfibios, ya que a diferencia de nosotros los mamíferos y las aves, no pueden controlar la temperatura de su cuerpo, no pueden termorregular, así que estos cambios dramáticos son terribles para ellos”.
Además, el cambio climático está exacerbando el proceso de erosión costero que también afecta al sapo concho, ya que las charcas donde se reproduce generalmente se encuentran cerca del mar, y con los huracanes, aumenta el nivel del mar lo que provoca la entrada de agua salina a sus cuevas.
“En años recientes, el aumento en el nivel del mar ha causado que entre el agua salada a estas charcas, entonces daña el hábitat, los anfibios no son tolerantes del agua salada, y al entrar agua salada a estas charcas donde se reproduce el sapo con son noticias terribles”.
El sapo concho mide entre 10 y 12 centímetros, se distingue por unas crestas que tiene en las órbitas, encima de los ojos, y por su hocico puntiagudo curvado hacia arriba. El doctor Joglar, también es director y fundador del Proyecto Coquí, una organización sin ánimo de lucro, creada para proteger a los coquíes y otros anfibios de Puerto Rico, incluyendo el sapo concho.
“Cuatro de cada 10 especies de anfibios están a punto de desaparecer, y pueden desaparecer en un futuro cercano. Nosotros lo sabemos muy bien porque llevamos trabajando 50 años con estos anfibios en Puerto Rico y hemos perdido en la isla tres especies de anfibios puertorriqueños, y estamos muy preocupados por otras especies como el sapo concho y otras especies que están muy pero muy amenazadas”.
Rafael Joglar destacó que el cambio climático está teniendo un impacto fuerte en la isla, y los primeros indicadores del daño son los anfibios; pero recordó que los efectos del calentamiento global ya han generado estragos, desde hace algunos años en la isla.
“El cambio climático nos afectó ya hace 50 años y nos está matando en este momento. La isla de Puerto Rico fue impactada por un huracán de categoría 5, María hace 7 años y todavía el día, no se ha recuperado de eso. Se destruyó toda la infraestructura eléctrica, se destruyó toda la estructura de carretera, escuelas, universidades, todo fue afectado, y 7 años más tarde aún no hemos sido capaces de levantarnos, ese es el cambio climático, así de delicado”, alertó.
La isla boricua no puede darse el lujo de perder a un anfibio más, no solo por los efectos ecosistémicos que proveen, sino que además forman parte de la cultura del pueblo puertorriqueño, destacó el experto.
“En Puerto Rico hay un amor muy extraño por los anfibios, nosotros lo hemos resaltado en Proyecto Coquí, y ese amor por los anfibios es muy antiguo en nuestra isla en el Caribe, en toda la isla hay evidencia de eso, hay artefactos arqueológicos,, pictografías, petroglifos que representan los anfibios en Puerto Rico, así que esa fascinación que existe en Puerto Rico por los coquíes y ahora por el sapo concho viene de nuestros antepasados, los taínos que estaban también muy interesados en ellos, y los representaba muy frecuentemente en el arte de esa época”.
De esa manera, el doctor Rafael Joglar se dijo agradecido con Bad Bunny, de que ahora, “a ver si todos como país podemos trabajar en el sapo concho y discutir ampliamente el tema de las especies invasoras, el tema del cambio climático, y la educación ambiental, ¿no? Son temas en este momento importantísimos. Que nos involucra porque somos parte de este planeta, el único lugar que tenemos para vivir”, asentó.
CHZ