Hoy abrirán algunos teatros en Ciudad de México con sana distancia, entre ellos el Centro Cultural Helénico con Hombruna, obra de Richard Viqueira. De a poco los teatros regresarán a la “nueva normalidad”, pero la realidad es que el impacto que esta pandemia ha tenido en la economía de artistas y trabajadores de la cultura es brutal. De hecho, la atención se ha puesto primordialmente en actores, directores, realizadores escénicos y dramaturgos, dejando de lado a los que parecen invisibles en el hecho teatral y sin los cuales no podría llevarse a cabo: técnicos (los institucionales reciben aún, supongo, su salario), herreros, carpinteros, costureras, acomodadores y, entre otros, taquilleros que suelen ser eventuales.
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Hace un par de semanas daba cuenta de cómo Cultura UDG se dio a la tarea de analizar la afectación, los aprendizajes y el futuro de las artes escénicas en la “nueva normalidad” y el documento resultante, pese a un tono optimista, es contundente.
Las reacciones tardías de los gobiernos estatales y, sobre todo, el federal, para proteger a la cultura en general han sido a cuentagotas y sin un plan real para el rescate al sector. ¿Cuándo se tomarán en serio que un porcentaje de 7 por ciento del producto interno bruto viene de ahí? ¿Y cuándo el Presupuesto de Egresos de la Federación será mínimamente recíproco con lo que aportan las llamadas “industrias” culturales?
En el documento de Cultura UDG titulado Hacia el fortalecimiento del ecosistema cultural. Artes escénicas y covid-19 dan cuenta, entre otras cosas, que “tan solo en abril de este año se reportaba una pérdida global de 7 mil millones de dólares [en cinematografía], correspondientes al área de producción, distribución y exhibición.
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“Bajo este panorama, el escenario para la industria enfocada a las artes escénicas se vislumbra aún más complicado”. En lo que coinciden diversos agentes del gremio teatral es que la recuperación económica será muy lenta y complicada.
TRASPUNTE
MAYOR CRISIS ENTRE LOS INDEPENDIENTES
Probablemente la peor parte de esta crisis mundial la llevarán los teatros o las salas independientes, cuyo boleto en taquilla de por sí subsidia al espectador y cubre escasamente los gastos corrientes. Es el área más vulnerable del ecosistema y veremos desaparecer muchos más de los que hasta la fecha han cerrado ya sus puertas.