En el 50 aniversario del Día de la Tierra, la activista sueca Greta Thunberg se sumó a los llamamientos de un esfuerzo combinado para combatir la pandemia del coronavirus y la crisis climática.
La adolescente recordó algo de suma importancia: el hecho de que todo esté centrado en acciones para combatir el covid-19 no significa que la crisis climática haya desaparecido.
"Hoy es el Día de la Tierra y eso nos recuerda que el clima y la emergencia ambiental aún está sucediendo y que necesitamos enfrentar la pandemia del coronavirus (...) al mismo tiempo que abordamos la emergencia climática y ambiental porque necesitamos enfrentar dos crisis en simultáneo", afirmó.
La joven activista climática lleva años haciendo escuchar su voz, que levanta para defender con fiereza a ese lugar en el que vive y llama "casa": el planeta Tierra. Junto con sus padres y Beata, su hermana menor, ha llevado a cabo diversos movimientos a nivel global con los que busca hacer conciencia sobre aquello que genera contaminación, lo que no es sustentable, el consumo desmedido y prácticas específicas que dañan al medio ambiente, como los vuelos en avión y el uso de automóviles.
Hace unos meses salió a la venta el libro Nuestra casa está ardiendo. Una familia y un planeta en crisis, escrito principalmente por Malena Ernman, la madre de esta atípica familia, quien retoma charlas, anécdotas, dolores, planes y esperanzas de sus dos hijas, Greta y Beata, y de su marido, Svante Thunberg.
En sus páginas uno descubre la cruda realidad de estos cuatro individuos que, con sus dos perros, han aprendido a lidiar no solo con la triste realidad de la humanidad en torno a la devastación de su hábitat, sino también de los males que aquejan a las dos chicas y la madre: síndrome de Asperger, autismo de alto funcionamiento, trastorno por déficit de atención con hiperactividad, trastorno obsesivo compulsivo y depresión.
Si bien al principio parece un drama familiar digno de telenovela, en donde la famosa cantante de ópera busca sin cansarse una explicación para la anorexia de su hija mayor y los ataques de ira de la menor, conforme la lectura va avanzando es posible encontrar enormes reflexiones sobre lo que como humanidad nos ha llevado a este punto de no retorno en donde nos queda poco tiempo para salvar al globo terráqueo.
Greta, cuando sale de su mundo, con una dieta que ya no la pone en peligro y las ganas de compartir sus ideas, tiene una fuerza impresionante. Una lógica impecable. Una coraza que la lleva a ignorar a quienes la ven como una mocosa exhibicionista que sirve para poco. ¡Y qué bueno! Gracias a eso, habla a quienes quieren prestar oídos sobre lo que está pasando en nuestra casa. La suya. La mía. La de todos.
Gente quemada en un planeta quemado
Nuestra casa está ardiendo. Una familia y un planeta en crisis (Lumen) es un libro que se puede leer de un jalón o poco a poco. Quizá lo mejor sea lo segundo, para poder pensar en cada una de las ideas que en él se exponen. Sus casi 300 páginas se van rápido y dejan varias lecciones.
Por eso, compartimos aquí algunos fragmentos...
"Es cierto que los seres humanos luchamos por las causas equivocadas. O mejor dicho: luchamos por las causas correctas, pero mientras nuestro estilo de vida vaya en contra del medio ambiente, la cuestión más importante de todas, corremos el riesgo de haber peleado en vano al final."
"Lo mínimo sería pedir que al menos dejáramos de destruir de forma activa nuestro medio ambiente y nuestro planeta, y que no expusiéramos en las redes sociales nuestra masacre climática como un trofeo."
"Experimentamos más, sentimos más, opinamos más. En las redes sociales debatimos cuestiones sociales a una velocidad y con una repercusión que, en comparación, la década de los noventa del siglo pasado se parece a la antigua sociedad campesina.
"No dejamos descansar nada, todo lo polarizamos, todo lo llevamos al extremo. Producimos más. Consumimos más. De hecho, cualquier cosa que hagamos, simplemente la hacemos más que antes. Mucho más."
"La cuestión climática no es de ningún modo demasiado difícil o compleja para asimilarla, sino demasiado incómoda."
"Confiemos en la tecnología; alguien encontrará solución, berrean todos a coro, a la vez que tiran la basura en el manantial de agua dulce y hacen una hoguera con el bote salvavidas para no pasar frío por la noche."
"Necesitamos la tecnología. Necesitamos la agricultura y la silvicultura sostenibles. Necesitamos las empresas, a los economistas, a los políticos, a los periodistas y a los investigadores, y necesitamos nuestra fantástica capacidad de adaptación y cambio. Pero más que ninguna otra cosa necesitamos reconocer la buena voluntad del otro."
Con información de Reuters.
vmb