Hambre y asma

Libros | A fuego lento

En ‘Autofagia’, de Alaíde Ventura, la verdadera protagonista es una ausencia.

Portada de ‘Autofagia’, de Alaíde Ventura. (Literatura Random House)
Roberto Pliego
Ciudad de México /

¿El lirismo puede encontrar cabida en el género novelístico? Hago esta pregunta luego de la lectura de Autofagia (Random House). Antes que narrar, Alaíde Ventura Medina opta por soltar frases de dudoso temperamento poético que suenan como a imprecaciones asmáticas: renuncian a tomar una forma discursiva para adoptar una suerte de tableteo impresionista.

Autofagia esboza la vida interior de una joven pueblerina que llega a la ciudad sin ninguna expectativa. Esa joven está llena de recuerdos que intenta borrar, o modificar, y de las voces fantasmales de su madre y de su abuela. Apenas tiene voluntad para servir como mesera en una fonda y para mirar cómo pasan las horas mientras espera el regreso de su amante, la esquiva imagen de la meretriz ejerciendo su poderío sexual sobre un alma simple. Porque eso es la protagonista de Autofagia: un alma simple de la que no se espera nada; y, sobre todo, un cuerpo entrenado para sobrellevar largos ayunos que se extienden casi hasta la inanición, que a su vez borra los límites entre la realidad y el delirio.

Así llegamos a la verdadera protagonista de esta novela: no la joven pueblerina, no sus recuerdos infantiles, no, por supuesto, la escritura espasmódica, sino la comida, o, sería mejor decir, su ausencia. Durante largos tramos, no vemos otra cosa que flanes y chocolates deseados, cáscaras de naranja, banquetes imaginarios, chatarra de supermercado alimentando a una legión de cucarachas. ¿De modo que todo apunta hacia la apología de un régimen alimenticio mediante el cual es posible allanar el camino hacia la levedad de espíritu? Eso parecería quizás una valoración muy aventurada pero oigamos este mantra que antecede a una jornada más de penitencia y cinco litros de agua: “El hambre confunde los tiempos. Presente y futuro se superponen”.

Alaíde Ventura Medina ha nombrado a un ser indefenso cuyo marasmo tiene mucho de silvestre, de rudimentario. Digo nombrado porque la escritura que tropieza desganadamente a su lado alcanza tan solo para un par de autógrafos. No se puede tratar a un personaje tan prometedor con esta indolencia: “Bebito rojo con lunares en la cara./ Y retiemble en sus dientes la tierra./ Tanto frío./ Contigo el mar se siente más cerca”.

Autofagia

Alaíde Ventura Medina | Random House | México | 2023

AQ

LAS MÁS VISTAS

¿Ya tienes cuenta? Inicia sesión aquí.

Crea tu cuenta ¡GRATIS! para seguir leyendo

No te cuesta nada, únete al periodismo con carácter.

Hola, todavía no has validado tu correo electrónico

Para continuar leyendo da click en continuar.