¿Y Robin?

Husos y costumbres

Dicen que lo vieron con un traje negro y un nombre de ave nocturna en un episodio de Supermán, como por equivocación. ¿Nocturno el joven maravilla? Seguro no era él.

Robin, en una de sus apariciones clásicas. (DC Cómics)
Ana García Bergua
Ciudad de México /

Salió en una conversación, como si habláramos de un viejo conocido: ¿y Robin?, ¿qué fue de Robin? ¿Robin? Sí, el protegé de Batman, su compañero inseparable; de repente desapareció, ¿no? Eso fue hace mucho, ¿para qué acordarse? Igual uno se queda con la duda.

Dijeron que aquella relación despertaba sospechas: no era su sobrino como los patitos del pato Donald, ni su hermano menor. Quizá hubo chismes, interpretaciones malintencionadas de gente moralista y Robin se esfumó como un pecado de juventud. Pero Batman como si nada, ¿no?, no pareció extrañarlo. O le estorbaba para conseguir más Robins, tal vez habría preferido un Robin distinto para cada día. Pero no, más bien se fue volviendo más cavernoso, oscuro y solitario, con esa depresión que se carga de muchos siglos. Y se obsesionó con la tecnología.

Desde siempre fue muy fetichista. ¿Le habrá dolido lo de Robin? ¿Lo quiso alguna vez? Supe que a Robin lo vieron con un traje negro y un nombre de ave nocturna en un episodio de Supermán, como por equivocación. ¿Nocturno el joven maravilla?, seguro no era él. Sí, sí era, más alto y más delgado. ¿Quería ser tétrico, como Batman? ¿O estaría despechado y por eso se fue con otro superhéroe? Hay que admitir que Supermán vuela, no es cualquier cosa. Y el chino en la frente, yo me lo pensaría. Pero igual aquello no prosperó, ¿no? Sería la maledicencia. ¿Lanzaría Batman algún rumor? Qué pena, un amor alegre como el de ellos, con los letreritos cuando soltaban trancazos, pam, pum, paf, como gritos de placer.

Volvieron a salir juntos en una película para nostálgicos, para reivindicarse o quizá volver a intentarlo, pero fracasaron: dicen que es la peor película que se haya filmado jamás. Sus trajes tenían pezones: batipezones los llamaron, la burla fue universal. Como si todo mundo se diera cuenta de lo forzado que era eso, se había perdido la magia. Pobre Robin, le pasó lo que en muchas separaciones, los amigos se quedaron del lado de Batman. Luego de eso se fue perdiendo. Hubo quien se lo encontró en un café hipster, bebiendo té de moringa orgánico para darse energía y tomando gotitas de CBD, porque se le veía estresado; las mallas amarillas ya no le quedan, el calzón negro le aprieta, le salió una barriguita. Es la edad, y como es más chaparro...

Todavía Batman tiene a Alfred que lo está convirtiendo en cyborg; hasta le debe hacer faciales porque la mandíbula bajo la máscara sigue tersa y sin papada. Ese Alfred que es eterno, oye. No sé qué hará Batman cuando muera, ¿será Alfred su verdadero amor o su compañero de la soledad? Se suicida, seguro, pero será un suicidio muy fashion, muy dark. ¿Y Robin? Va mejor, eso me dijeron. Menos mal.

ÁSS

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