'Linea nigra': un libro inclasificable y escurridizo

Libros | A fuego lento

A ratos, el libro de Jazmina Barrera corre a la manera de un ensayo; en otros, adopta la forma de un relato entre cuatro paredes o un breviario de lecturas.

Portada de 'Linea nigra'. (Almadía)
Roberto Pliego
Ciudad de México /

Un diario del embarazo, el parto y la lactancia: eso es Linea nigra (Almadía), de Jazmina Barrera. La forma determina el tono: una serie de confesiones, disquisiciones, estados de ánimo. Es, por encima de todo, un diario inclasificable. A ratos, corre a la manera de un ensayo; en otros, adopta la forma de un relato entre cuatro paredes; también se da tiempo para ser un breviario de lecturas, de fragmentos provenientes de la literatura, la psicología, la ginecobstetricia.

Linea nigra obtiene su fuerza de ese carácter escurridizo. No se antoja destinado a un público que pace con los ojos en blanco mientras observa cómo su cuerpo se va transformando en un extraño de sí mismo. No se antoja tampoco idóneo para quienes califican el embarazo como el estado perfecto de la mujer. Y eso porque la narradora —al parecer, la misma Jazmina Barrera— no deja de hacer preguntas, de invocar a los fantasmas familiares y aun de recordar a las legiones de escritoras, fotógrafas, pintoras que enfrentaron el embarazo —y el parto, por supuesto— igual que si fuera un terremoto, una invasión. Tan pronto dejamos atrás estas figuras de la memoria artística, nos encontramos, por ejemplo, con las experiencias de la bisabuela, la abuela, la madre, las tías, cargadas por igual de sabiduría y temor, o con una reflexión de esta naturaleza: “Mi cuerpo se va llenando de señales para alguien más, señales que tienen que explicarme porque yo misma no sé descifrarlas”.

¿Así que se trata del cuerpo, del cuerpo físico? Sí y no. Sí porque el lector no deja de ser testigo de una metamorfosis. No porque ese cuerpo es también una extensión de la vida en pareja e incluso de las vidas y las historias que lo precedieron. Entre el sí y el no, se halla, creo, el cuerpo de la escritura. Mientras presenciamos el viaje en montaña rusa descrito con los alfabetos del vértigo y el pasmo, Jazmina Barrera va tejiendo una trama paralela sobre el oficio de escribir y la relación entre la creación literaria y la maternidad. Entonces salen al paso algunas preguntas: ¿se lleva un libro como se llevan un embrión y una anunciación en el vientre?, ¿es posible elegir el género de ese libro o es el libro quien decide su curso?, ¿escribir es sinónimo de procrear? Son preguntas esenciales y plenas de vida.

Linea nigra

Línea nigra | Jazmina Barrera | Almadía | México 2020

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