Propuestas para la arquitectura moderna

Reseña

En su libro Coordenadas para el nuevo milenio, Jaume Prat muestra cómo la arquitectura puede volverse ligera, rápida, exacta, visible, múltiple y consistente si se atiende su contexto y sus vínculos con disciplinas como el cine y la literatura

'Coordenadas para el nuevo milenio' (Cortesía: Arquine)
Alejandro Hernández Gálvez
Ciudad de México /

Levedad, rapidez, exactitud, visibilidad y multiplicidad. Faltó consistencia, el título de la última conferencia para sumar las seis —mínimo requerido— que debía dictar Italo Calvino en Harvard, en la reconocida cátedra de las Charles Eliot Norton Poetry Lectures. No terminó de escribir esa conferencia ni leyó las otras cinco, pues murió antes de poder hacerlo, el 19 de septiembre de 1985. Las cinco conferencias se publicaron en 1988 con el título que les había dado en inglés: Seis propuestas para el próximo milenio.

Desde su publicación, no ha faltado quien retome las seis propuestas que Calvino adelantó, sea desde la literatura o desde otros campos, incluyendo la arquitectura. Por ejemplo, en 1995 el finlandés Juhani Pallasmaa dictó una conferencia titulada Seis temas para el próximo milenio, en busca del “re-encantamiento de la arquitectura al final del milenio”. Los temas de Pallasmaa parecen más presentarse como una resistencia de la arquitectura a nuevas y distintas condiciones, que como la agencia que, con sus propios medios, ya tiene la disciplina de cara al porvenir, como hiciera Calvino con la literatura. Así, en vez de levedad, Pallasmaa propone plasticidad, lentitud en lugar de rapidez, sensibilidad por exactitud, autenticidad en lugar de visibilidad, idealización en vez de multiplicidad y nos ofrece el silencio a cambio de la consistencia. Lejos, me parece, de las intenciones de Calvino.

En un libro recién publicado, L.R.E.V.M.C: Coordenadas para el nuevo milenio (Arquine, 2021) Jaume Prat vuelve al libro de Calvino y, a diferencia de Pallasmaa, recorre las propuestas de aquél sin sacarles la vuelta, aunque les dé varias. Desde la introducción a su libro, Prat reivindica al remake no sólo como género cinematográfico sino como uno de los orígenes de la arquitectura y rehace arquitecturas utilizando, dice, las herramientas de la literatura. Prat afirma su rechazo a una manera de presentar la arquitectura como una colección de imágenes sin referencias ni historia, y por tanto sin futuro. A cambio, Prat nos ofrece historias que nos permiten imaginar proyectos. Recordemos aquello que escribió Octavio Paz de la imagen, que “reproduce el momento de la percepción” y que “el poeta no describe la silla: nos la pone enfrente”. 

Por escrito, Prat nos pone frente y dentro de los lugares que narra y de esa manera nos expone a las propuestas que retoma de Calvino. A la ligereza de la piedra que se yergue, primera arquitectura —“forzar la gravedad no es forzar las leyes de la naturaleza, es actuar según las leyes de la civilización, es construirla”— o del Danteum, proyecto no construido de Terragni y Lingeri que traduce en edificio la Comedia de Dante. A la rapidez del gesto que hace del edificio un icono y de su experiencia un choque, como en el Guggenheim de Bilbao, de Frank Gehry, que con sus volúmenes contorcidos es “un artificio completamente reconocible”, más allá —o más acá— de sus virtudes y defectos. A la exactitud de un lenguaje, el de la arquitectura o, más precisamente, el de la arquitectura moderna, que para expresar sinceridad la finge. A la visibilidad como mirada que construye lo que la construcción no siempre entrega a la primera. A la multiplicidad, de los productores —donde el arquitecto no es sino uno entre varios posibles autores— y del producto, hecho de capas acumuladas de arquitectura. Y a la consistencia, la conferencia que no escribió Calvino y que Prat identifica con la transparencia.

El de Prat es un largo ensayo en seis partes que trata de edificios, pero también de películas y de libros y que se presenta como literatura —“la literatura que se ocupa de arquitectura no es arquitectura, es literatura”, dice— mostrándonos cómo la arquitectura puede volverse ligera, rápida, exacta, visible, múltiple y consistente.

Vista exterior del Museo Guggenheim de Bilbao, del arquitecto canadiense Frank Gehry (Cortesía).

ÁSS

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