Rafael Coronel Arroyo (Zacatecas, 24 de octubre de 1931-Ciudad de México, 7 de mayo, 2019), el pintor reconocido como uno de los grandes artistas del siglo XX, falleció a los 87 años en la capital del país, aunque vivía en Cuernavaca, Morelos. La noticia la dio a conocer en redes sociales su hijo, el historiador de arte Juan Coronel Rivera.
Lucina Jiménez, directora del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal), expresó en su cuenta de Twitter condolencias a la familia, discípulos y amigos del artista, así como al pueblo de Zacatecas, “que lo tuvo siempre en alto valor por su contribución al patrimonio artístico de la entidad y de México”.
En un comunicado, anunció que “la Secretaría de Cultura, a través del Inbal, y el gobierno del estado de Zacatecas, rendirán un homenaje próximamente” al maestro del misticismo.
En tanto, Miguel Ángel Díaz Castorena, director del Museo Rafael Coronel, en Zacatecas, aseguró que eso dependerá de lo que disponga su hijo.
En una entrevista, el pintor declaraba que lo único que perseguía al pintar o al esculpir era verme en un espejo a través del lienzo o el bronce y descubrir diferentes rostros.
“Para mí la pintura tiene siempre una cualidad femenina. Así como no hay dos mujeres iguales, tampoco existen dos lienzos con cualidades idénticas. Soy afortunado al poder compartir mi trabajo con las nuevas generaciones. La continuidad es lo que me ha llevado siempre a encontrarme a mí mismo”.
Díaz Castorena, quien fue amigo del artista, ya que colaboró con él desde 1987, cuando inició el proyecto del Museo Coronel, inaugurado en 1990, lo recordará siempre como un hombre que además de pintar tenía otra gran pasión, la de coleccionar.
“Él fue la personificación del talento y de la generosidad. Por eso su museo muestra arte popular mexicano y la mayor colección de máscaras mexicanas, alrededor de unas 10 mil piezas, como un homenaje a todos esos artistas anónimos, tan buenos como los que pisaron una academia”, dijo el titular del recinto.
Pasión por las patadas
Rafael Coronel Arroyo fue yerno del muralista mexicano Diego Rivera, pues se casó con su hija Ruth Rivera Marín, con quien tuvo a su único hijo, Juan Coronel Rivera. De adolescente no era la pintura lo que lo llamaba, pues soñaba con convertirse en futbolista.
Aunque tiempo después empezó a estudiar arquitectura, el destino le tenía preparado otro camino. En 1952 ganó un concurso de pintura con una obra realizada con crayones a la que le puso el nombre Mujer de Jerez. El premio era una beca, pero para recibirla tenía que estar inscrito en alguna escuela de pintura, así que ingresó a la Escuela Nacional de Pintura y Escultura La Esmeralda.
En 1944 pintó su primer autorretrato y, a los 28 años de edad, expuso su trabajo conformado por 200 óleos por primera vez en el Palacio de Bellas Artes. Cinco décadas después volvería con su muestra Retro Futura: Rafael Coronel.
En 1964 su obra se mostró en la exposición inaugural del Museo de Arte Moderno, fecha en que también inició los dos murales que pintó para el Museo Nacional de Antropología.
En 1965 recibió el premio Córdoba en Sao Paulo, Brasil y, en 1975, el Primer Premio en la Bienal de Tokio, Japón. Cuando en 1969 murió su esposa Ruth, el artista prefirió cobijarse en la soledad.
Culturas originarias
Magdalena Zavala, ex coordinadora nacional de Artes Visuales del INBA, indicó que fue “un artista que, paralelo a la Generación de la Ruptura, buscó dotar de significado místico la figura humana. Además, se inspiró en las culturas originarias”.
Mariana Pérez Amor, directora de la Galería Arte Mexicano, señaló que Coronel “deja un gran legado, ya que tuvo una larga vida y muy productiva. Siempre fue reconocido como uno de los grandes pintores de la segunda mitad del siglo XX en México”.