Diego Armando Maradona fue futbol en estado puro, el reflejo y ejemplo para los que vienen de abajo con el sueño de trascender. No hay argentino que no haya sido hincha de Maradona, El Pelusa marcó generaciones que no lo vieron en el campo de juego, que conocieron sus hazañas por los relatos de sus padres y abuelos.
Pero también surgió la eterna polémica. Cuán grande era la leyenda de Maradona, primero se le comparó con Pelé y Johan Cruyff, al holandés le ganó el juego y fue situado como uno de los más grandes. El debate trascendió de un lugar a otro, de norte a sur, en Europa en Sudamérica, en Asia y en África. Siempre con la eterna pregunta de quién había sido mejor, si el astro brasileño o el argentino.
Para unos, Pelé era mejor por su imagen dentro y fuera del campo. Para otros Maradona lo era porque fue un genio en el campo, porque se convirtió en un fenómeno social en Argentina y en Italia. La relación entre ambos fue cordial, de mutuo respeto, aunque ese partido entre ambos lo ganaba un día uno y luego el otro. Nunca hubo empate.
Las comparaciones eran eternas, en el juego y fuera del juego. A veces se le medía por los títulos y a veces por el juego. Pelé conquistó México en 1970. Y Maradona lo hizo en 1986. La cancha del estadio Azteca es la única que los vio campeones del mundo a ambos. El partido entre Pelé y Maradona se ha postergado. No hay ganador aún.
El Pelusa y La Pulga
La irrupción de Lionel Messi en la escena del futbol hizo suspirar a Argentina, el pueblo albiceleste sonreía y hacia fiesta porque había llegado el heredero de la leyenda de Maradona. Y de nuevo el debate, eran o no similares, tenían algo en común sí o no.
Los defensores de Maradona se sintieron indignados, los seguidores de Messi, más cercanos a la era digital consideraban que no había nada igual a él.
Los dos son zurdos, pero en Argentina; Maradona es un sentido de pertenencia. Messi no lo es, porque él no pasó por los potreros, porque no debutó en Primera, no se la buscó ni la ganó en los campos de Newells o de River, Messi, se crio en el glamur de La Masía.
Messi siempre ha profesado devoción por Diego, y el Pelusa lo defendió, aunque en alguna ocasión y en diálogo con el mismo Pelé, llegó a decir que Messi le faltaba personalidad. De hecho, el partido entre Maradona y Messi fue más duro y constante, que el que sostuvo con Pelé. Esa comparación parece tener un ganador. En Argentina tienen por Dios a Maradona, a Messi no le han dado esa potestad, porque no ha ganado un título de peso con la selección albiceleste.
Pelé y Messi, pierden no un rival, porque no fueron contemporáneos. Las generaciones del futuro seguirán debatiendo sobre el peso de uno y otro en la historia.
RGS