Nado contra el cáncer, el hambre, los límites...: Patricia Guerra

Entrevista

Comunicóloga y exploradora en aguas abiertas, la capitalina asegura que la pasión que siente por esa actividad se ha convertido en su motor para apoyar causas sociales; afirma que le gusta mucho cocinar y pasar tiempo con amigos.

Es la primera mujer que ha cruzado de Cozumel a la Riviera Maya. (Juan Carlos Bautista)
Lenina Ramos
Ciudad de México /

La curiosidad que poseen los seres humanos fue lo que llevó a Patricia Guerra (Ciudad de México, 1972) a cruzar el Canal de la Mancha, que separa Francia del Reino Unido; el estrecho de Magallanes, en el sur de Chile; el Mar de Cortés en la costa oeste de México, y de Cozumel a la Riviera Maya, nadando 21 kilómetros en mar abierto y convirtiéndose en la primera mujer en lograrlo.

Su pasión por las aguas abiertas se ha convertido en su motor para apoyar y gestionar distintas causas sociales en favor de la salud, prevención de cáncer de mama y cervicouterino; niños con trasplantes de médula y en pobreza alimentaria extrema, entre otros.

Comunicóloga de profesión y couching de vida, también opera la fundación Kio Networks, donde mediante la tecnología y la innovación ayuda a personas vulnerables.

¿Quién es Patricia Guerra?

Es una mamá nadadora que decide todos los días poner el nombre de este país muy en alto. Que quiere ser un mejor ser humano y una mejor madre. Tengo un hijo de 20 años y la vida me ha dado la oportunidad de combinar sus sueños con los míos; al final ha sido el canal que he venido cruzando y el que me da más orgullo, el más amoroso.

¿Cómo se acercó al deporte?

Empiezo a nadar en una alberca, como empezamos todos en las clases de natación; de ahí el misterio por el mar. Me dio curiosidad nadar en aguas abiertas, cruzar de un país a otro. Después surge la conciencia del beneficio de causa social y hoy por hoy es una de mis mayores pasiones.

Desde pequeña sentí una curiosidad impresionante por el mar. En 2002 conocí a Nora Toledano, la segunda mujer en cruzar el Canal de la Mancha; yo ya tenía en mente hacerlo, nos presentan y comenzamos a construir juntas ese cruce, lo logramos en 2004 y al siguiente año regresamos seis mujeres a hacer un cruce doble en relevos. Nos convertimos en el primer relevo mexicano en hacerlo y decidí quedarme ahí a seguir nadando por una causa, regresarle un poco a mi país, con el deporte, todo el beneficio que a me generó.

Luego surge el estrecho de Magallanes y otros retos como el Mar de Cortés. El año pasado cruzamos de Cozumel a Riviera Maya; me convertí en la primera mujer en lograrlo. Hoy por hoy haremos un cruce en favor de niños débiles visuales o ciegos recaudando fondos con Marcos Velázquez, un atleta ciego.

¿Cuáles son tus hobbies?

Me gusta mucho leer, ir al cine, pasar tiempo con mis amigos y nadar.

¿Qué estás leyendo ahora?

Estoy leyendo un libro muy interesante que se llama Irresistible; trata de un cuate que se hace atleta, era investigador del FBI y después lo comienza a combinar con el deporte, finalmente se vuelve ciclista.

¿Cuál es tu recuerdo más feliz de la infancia?

Cuando conocí el mar, conocí el océano y no podía creer que todo eso fuera agua; incluso sigo creyendo que donde el sol se mete, donde ya no logras ver nada, hay una impresionante cascada del otro lado.

“Dimensionar la cantidad de fauna marina que vive ahí, especies que no conocemos y que se dice que existen es el momento más increíble: dimensionar lo que somos en relación con este mundo, de ese gran océano y de esa inmensidad de agua.”

¿Y cuál fue el más triste?

Fue en un cruce que hicimos en Acapulco, en el Maratón Guadalupano; llegó una niña a la playa a vendernos llaveros y a la hora de comprarle, mi hijo y yo nos dimos cuenta de que para contestarnos la suma de cuanto eran 20 más 20 pesos se tardó unos cinco minutos.

“Ahí me di cuenta que en México existe pobreza alimentaria extrema; los años más importantes para el desarrollo del cerebro de los niños son los primeros cinco, y sé que hay niños que comen una tortilla cada 48 horas. No necesitamos ir a África o Somalia, aquí lo tenemos en la sierra de Oaxaca o Chiapas, por ello decidí nadar por causa. Es algo que me mueve muchísimo, podríamos enfocar muchos esfuerzos en eso.”

Si tuvieras un superpoder, ¿cuál sería?

Si yo pudiera materializar comida, se la daría a todos los chiquitos que viven en pobreza alimentaria extrema, para que al menos comieran una vez al día; te sorprendería la cantidad de pobreza extrema que hay en el país.

¿Qué te asusta?

Me asusta que no tengamos la capacidad de ver más allá, de una limitación de causas sociales, nos ensimismamos más en nuestros problemas y perdemos de vista otras causas; no hay conciencia para entender que no solo somos nosotros, somos todos. Si le sumamos todos, al final del día va a ser un beneficio en común.

¿Cocinas?

Cocino muchísimo, hago comida italiana y postres.

¿Tu película favorita?

Azul profundo, es muy motivante para mí.

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