La cuarentena como arraigo domiciliario o retiro espiritual: Reyes Spíndola

Entrevista

La actriz, quien dice sentirse “privilegiada” en tiempos de confinamiento, habla de las actividades que realiza en el aislamiento, desde grabar videos de comedia hasta atender al público y dar terapia, aunque “no soy psicóloga”.

Consideró que el teatro será uno de los espacios que más tiempo tomará en regresar. (Especial)
Ciudad de México /

Patricia Reyes Spíndola se ha adaptado al efecto del covid-19, e incluso dice que ha aprovechado la cuarentena para hacer cosas nuevas. Así que en pleno aislamiento se ha creado un personaje “para explorar la comedia” y demostrar su habilidad en el género que comúnmente no tiene oportunidades.

Pero también se ha dado tiempo de “visitar” las sedes de su escuela de actuación (M&M) Studio, pues reconoce que la tecnología “se ha convertido en una gran herramienta” hasta para reunirse con sus amigos. Aunque en este periodo la actriz ha pasado “por fuertes dolores”, como la muerte de su mamá, Martha Reyes Spíndola, y de amigas, como Pilar Pellicer.

¿Cómo ha vivido la cuarentena?

Me siento privilegiada, la he pasado bien. Me ha dado oportunidad de hacer cosas de comedia, muchos videos cómicos. Me hice un personaje, el cual medio critica, medio juega, medio así, y hago videitos de por qué no deben salir de la casa, pero siempre en comedia. Como nunca me dan personajes de comedia yo me lo estoy haciendo; estoy entretenida, cada tercer día grabo.

¿Su escuela (M&M Estudio) está en operación?

Damos clases en línea en todas las escuelas, y yo estoy tomando una clase de creación de personaje, los martes, por el puro gusto de tomarla. Y qué bueno que me decidí, porque la tomé desde el principio y ahora me ha caído muy bien, porque hemos tenido que estar leyendo obras de las escenas que vamos a montar; me leí a Romeo y Julieta y Las tres hermanas, Sonata de otoño, entonces estoy memorizando escenas de Sonata, las grabamos. La verdad he estado muy entretenida y se me pasan los días muy rápido, tengo muchas cosas que hacer. Además,  me inventé una actividad. Compré un teléfono para que la gente me llame y he tenido muy buena respuesta, le dedicó unas dos horas diarias, para que las personas me llamen.

¿Cuál es la dinámica?

Yo les digo que me platiquen cómo la están pasando, bien, mal, y yo les digo: “Yo no soy psicóloga”, pero les contesto como si fuera su hermana mayor o su mejor amiga. He tenido muy buena respuesta. Pensé que solo me iban a hablar mujeres y no, también me hablan muchos hombres. Es una actividad que me gusta mucho.

¿Qué dejó pendiente por la pandemia?

Íbamos a empezar una obra de teatro con el señor Varela, el título es ¿De qué se  ríen las mujeres? Era para hacer gira en Estados Unidos y por la República, incluso estaba tramitando  mi visa de trabajo. Pero ahora todo está parado y creo que el teatro es lo que más se va a tardar en regresar a la normalidad. Alcancé a hacer una película que termine a finales de febrero, por suerte, pero ya no supe qué nombre quedó; la directora era una española. El 8 de marzo fui a Tabasco a trabajar, el 9 fue el día de “nadie se mueve”, el 10 fui al banco y el 11 de marzo me encerré.

Ha sido una experiencia extraordinaria, ¿no cree?

Yo la manejo de dos maneras: le llamo arraigo domiciliario o retiro espiritual (risas). He vivido las dos cosas; a veces me siento como en arraigo domiciliario y digo: “Qué chingados hice?, ¿por qué no puedo salir de la casa?, y a veces lo vivo como retiro espiritual, y trato de pensar en el espíritu, en el alma, trato de responderme para qué nos pasa. Y luego hago mis videítos, y como estamos en las clases, entro a los salones, porque como la escuela está en diferentes lados, con el tráfico en la ciudad, nunca puedo hacerlo. Entro a saludar a los alumnos, a verlos, y estoy muy contenta de la respuesta, porque todos han entendido que ahora tenemos que adaptarnos a otras mecánicas.

¿Cuántas sedes tiene su escuela?

Cuatro. Una en Interlomas, otra en Polanco, otra en Satélite y la de la calle Dinamarca, la de toda la vida. Este año abrimos una productora, porque cumplimos 30 años. Y justamente la semana que decidieron guardarnos era cuando íbamos a hacer nuestra primera producción de la escuela: un corto, dos teasers de dos series que teníamos pensadas, pero todo está detenido; sin embargo, me da gusto que las clases han podido seguir. Incluso, las de comedia musical, que me parecía muy difícil, pero no lo ha sido. Les montan las coreografías, las ensayan, las graban, las mandan y les hacen las observaciones. Ha sido toda una experiencia.

¿La tecnología ha sido una herramienta fundamental en este encierro, a pesar de su frialdad?

Me parecía fría, pero ahora me parece lo más cálido del mundo. Me da la oportunidad de ver y convivir con mis amigos por videollamada. Si no hubiéramos tenido esta herramienta, quién sabe cómo estaríamos. Yo le tenía ciertas reservas a la tecnología, pero ahora me parece fabulosa. He tenido reuniones con amigos. Estuve con Alberto Estrella, era para la escuela que tiene con Carla Estrada. Ahí también saludé a Víctor Carpinteiro, por eso ya le agarré cariño a la tecnología.

  • Adriana Jiménez Rivera
  • jiramil@hotmail.com
  • Licenciada en Periodismo y Comunicación Colectivo, egresada de la Escuela Nacional de Estudios Profesionales, ENEP Aragón, de la Universidad Nacional Autónoma de México. Con más de 32 años de experiencia en el periodismo escrito, en los diarios El Esto y La Afición, y las revistas Tele Guía y Oye mi canto; y desde 2000 en MILENIO DIARIO como reportera, y Coeditora desde 2009 a la fecha.

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